• Arranca este año con un aumento en la ebullición política provocada por las elecciones de julio próximo • La vaca muda, es un apunte que escribí para recordar a un gran político: Don Antonio Wilson González • Conversaciones con el diablo
Los
primeros días de este nuevo año van aparejados con un incremento de la
ebullición política en todo el estado. Y estos se deben a que se abren los
tiempos para la renovación de las alcaldías, diputaciones locales, federales y
el Senado de la República. Y para esto ya hay nombres y proyectos. Entre los
acomedidos y apuntados destacan los alcaldes de Los Cabos Arturo de La Rosa y
la de Loreto. Ambos no tienen grandes esperanzas de reelegirse con facilidad.
Ambos pueden perder. Y las razones para eso es el pésimo desempeño en sus
gestiones. La Loretana está peleada con los sectores productivos que en su
anterior campaña le dieron apoyo y confianza y simplemente los defraudó. Y la
respuesta a esta riña la tuvo la señora en su segundo informe donde la
despreciaron y quedaron miles de sillas vacías. El caso de De la Rosa es
diferente.
Gracias
al derroche de recursos en medios da la impresión que tiene la fuerza para
repetir la hazaña. Se le creyó y se dio el beneplácito. Sin embargo en estos
días se han realizado sondeos y aparece en un segundo lugar con un candidato
independiente a la cabeza y con un amplio margen. Y además muy cercano de su
nuevo adversario Ernesto Ibarra que ya levanta simpatías en todos los enemigos
del edil. Ibarra se puede convertir en el enterrador del alcalde. Las
inconveniencias de La Rosa, son la carencia de propuestas.
Y
se debe a la frescura de las memorias colectivas de los Cabeños que no olvidan
las anteriores, las cuales no han aterrizado. No ha cumplido en pocas palabras.
Y es cierto que un votante defraudado es un factor que se multiplica y tumba
proyectos y hace perder elecciones. Y en esta misma tesitura se encuentran la mayoría
de diputados que conchudamente van por la reelección, sin merecerla y sin propuestas.
Por otro lado, por el amable se contará con candidatos confiables y merecedores
del voto como Francisco Pelayo Covarrubias y la maestra Adela González Moreno
que son garantías de victoria electoral. Como vemos pues habrá de todo en la Viña
electoral. Adelante.
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La vaca
muda, es un apunte que escribí para recordar a un gran político: Don Antonio
Wilson González
Hoy
les voy hablar de vacas. Dicen que la vida nos enfrenta con temporadas de vacas
flacas. O nos regocija con vacas gordas. Padecí en 1992 una racha económica
cruel. El empleo se me tambaleo. Los lectores agradecidos se esfumaron. Y un
gobernador había prescindido de mis servicios. Y además había roto la
comunicación. Era difícil la situación. Y cuando eso me sucede se me agudiza el
ingenio.
Y
resulta que un viernes por la tarde de ese año, después de una prolongada
siesta paceña, me despertó un olor a comida extraordinario. No era en casa
obvio. Y si en el exterior. Me pongo en movimiento. Y cuando menos acuerdo
estoy en las calles Altamirano y Morelos. Y el olor sale de un pequeño puesto
de tacos que tiene un letrero grande " La vaca muda". Lugar
agradable, limpio. Y se me hizo muy cómodo. El mesero me invita a pasar-
ándele, para que pruebe los taquitos de lengua- Gracias, joven, se me antojaron,
pero no traía un solo peso. Pero le aseguré. No tardó, regreso pronto.
Me
fui caminando por la Morelos, torcí en el malecón, di vuelta por la 16 de
septiembre. Y llego a la alcaldía. Me anunció con los asistentes del alcalde,
ese hombre leyenda don Antonio Wilson González. Para mí buena suerte me recibió
pronto. Y ahí estaba ese figurón de político. Me ve de ganchete- extrañado por
la visita-Me indica con un ademán que me siente. Sigue firmando y firmando.
Hace un receso y me dice ¿ Y? Motivo, asunto. ¿O qué? ¿A qué debo el honor don Jesús?
Y se la suelto directa, sin Rodeo: una apuesta de cinco mil pesos, señor. Este
es el asunto.
¿Una
apuesta? Sí. Dice usted que se sabe la ubicación de todas las taquerías de La
Paz. Creo que no se sabe uno que yo conozco. Si lo sabe le doy cinco mil pesos.
Y si no, usted me los da. Y además me invita los tacos, los que yo quiera, con
soda.
Los
ojos de don Antonio brillaron de una manera especial. Aventó pluma y papeles.
Se pone de pie. Y salimos. Nos subimos a su carro. Y me dice ¿Para donde le
doy? Dele por el malecón, por favor. Le sale una sonrisita pícara. Me enumera
todas las taquerías. Y le digo. Suba por favor por la Victoria- ya no le gusto nadita- y después le
digo dele por La Morelos. Ya su rostro se muestra compungido. Y le señaló el
letrero- mire, léale por favor. Deletrea "la vacaaa mudaaaa! Qué es esto
Chavez." Es una taquería don Antonio. Vengase.
No
digo por respeto a los dos, cuantos nos comimos. Ni tampoco puedo describir la
cara de contento de Don Antonio al comer esos ricos taquitos de lengua.
Cachetitos, Ubre, y de todo.
Al
regresar a la oficina, me paga mi dinerito. Y me pide un favor " no se lo
cuentes a nadie" Cumplí.
-Para
don Antonio. Un buen hombre.
-Para
los dueños de esa excelente taquería ya desaparecida... Esa salsa asada de
tomatillo, no tenía progenitora.
Conversaciones con el diablo
De
manera tempranera la militancia priista está repudiando el falso liderazgo
de Gabriela Cisneros. Y no se descarte
que se pida su salida. Se oponen las quejosas y quejosos que esta señora y su
amo intentan quedarse con todas las candidaturas para repartirlas entre sus
cuatachos. Malo...A mí me consta la desatención y actitud grosera. Hace días
confirmo una entrevista de Radio y le valió. Triste y grotesca actitud...
Antes
de despedirme de esta columna que es la última del diez y siete y la primera
del diez ocho, agradezco a mi Director General Licenciado Cristian Karin
Sanchez por el desayuno al que me ofreció. Un buen detalle que valoro en el
alma. Y para todos mil lectores, mil gracias y un nuevo año. Y no olviden:
hagan el bien. Y sean felices.