· El artista plástico y el escritor continúan con su mancuerna creativa con Apología del polvo, cuarto de la saga, para explorar en este volumen “esa nada”
CIUDAD DE MÉXICO.- Polvo de
estrellas o de hadas, pero también el polvo de las cenizas de seres humanos
incinerados o la tierra a donde todo regresa. El polvo, ese “universo inmenso,
milenario y ubicuo”, une al artista plástico Vicente Rojo y al escritor Arnoldo
Kraus en el libro Apología del polvo, quienes exploran “esa nada” a partir de
imágenes y palabras.
Tras dedicarle títulos
similares al lápiz, al libro y a las cosas, esta dupla creativa da vida al
cuarto volumen de la saga, en el que el ensayo del también médico es ilustrado
por 14 pinturas que hurgan esa materia que “no conoce fronteras y es sinónimo
del tiempo”.
El polvo, coinciden los
entrevistados, tiene historia, es eterno, nunca termina. “Es testigo, es
cómplice, viaja; no se destruye, se transforma”, afirma Kraus.
El especialista en bioética y
ética médica agrega que “el polvo no es cosa, no es algo, pero tampoco es nada.
A pesar de su incorporeidad, siempre está. Pocos agentes similares. ¿Con quién
compararlo, cómo delimitarlo?”, se pregunta.
Por esta razón, añade el
ensayista, el polvo fue un reto. “Hemos progresado de cierta sencillez, del
lápiz y el libro, a cierta complejidad, en las cosas y el polvo. Surgió del
deseo de reflexionar sobre el tema. Queríamos apostar por una empresa más
complicada, que fue muy laboriosa”.
Kraus reconoce que hay de
polvos a polvos, que no es lo mismo evocar a las estrellas que a las cenizas
humanas. “Se ha escrito sobre el polvo desde la filosofía, la literatura, la
poesía. Y te das cuenta de que algo que parece absurdo, innecesario y molesto,
no lo es tanto. Polvo hay por todas partes. Nos permitió jugar con una idea y
resultó una lectura muy gozosa a partir de algo tan simple.
“El polvo está en todas
partes, en las estrellas, en la tierra, en los jóvenes que asesinaron en Ayotzinapa.
He visto cómo creman cuerpos en los anfiteatros a 1500 grados. Puedes incluso
politizar el polvo. ¿Realmente se hicieron polvo los jóvenes de Ayotzinapa? Hay
muchas posibilidades para reflexionar”, admite.
Para el pintor y escultor y
grabador Vicente Rojo también fue un tema para crear imágenes bastante difícil.
“Yo tuve que ponerme en orden, porque lo primero que evoca el polvo es una cosa
un poco sucia, negra, arena, carbón; pero me daba cuenta que con esto no podía
darle vida a un texto de por sí lleno de vida.
“Kraus cuenta que de niño
trabajaba con la tierra y yo me fui al otro extremo, al universo, decidí
laborar con el polvo de las estrellas. El polvo tiene aspectos luminosos, como
yo lo quería presentar, pero también oscuros, difíciles, que tiene que ver con
nosotros”, señala.
El también diseñador explica
que su propuesta es “un juego libre de estrellas, una visión mía de las
estrellas. Las piezas son como hechas por un niño, son estrellas tranquilas,
armadas con recortes”.
Dice que los colores platas,
rojos y azules que predominan en estas estrellas se deben a que utilizó las
decenas de botecitos de purpurina que tenía guardados desde años atrás. “Me
gustaban mucho. Son un elemento muy querido que había tenido poca oportunidad
de usar”.
Amistad y profesión
Las cuatro apologías que han
hecho al alimón Rojo y Kraus, coeditadas por la Secretaría de Cultura federal y
Sexto Piso, han sido producto tanto de la amistad como del profesionalismo,
destacan.
Y han ideado un método,
prosiguen, con el que disfrutan del placer de trabajar juntos y a la vez logran
un trabajo equilibrado en cuanto a texto e imagen. “Me pasa una primera versión
de su ensayo. Yo le digo el tema que me inspiran sus reflexiones. Luego, él ve
las imágenes y complementa su versión. Es un trabajo muy rico y hecho de manera
no sólo amistosa, sino profesional. Es un ir y venir para enriquecer la
propuesta”, explica Rojo.
Kraus añade que le entrega un
texto a Rojo. “Él lo lee y lo interpreta y viene de regreso, y así varias
veces. Enriquece el trabajo y lo hace muy feliz”.
En este caso, la idea central
fue que, antes de ser polvo de estrellas, electrones, átomos, oxígeno,
hidrógeno, agua, nitrógeno y alcohol etílico fueron los mismos átomos que, más
tarde, en la Tierra, se combinaron para formar organismos vivos.
“Las estrellas de Rojo
confirman esta idea”, asegura el ensayista. “Antes de viajar por los cielos...,
el núcleo y la corona de las estrellas debieron aguardar incontables tiempos antes
de fundirse y encontrar acomodo en el cielo. Lo mismo le sucedió a la purina de
Vicente: esperó décadas en las repisas del estudio antes de mutar en
estrellas”.
Kraus concluye que “no se
puede escribir acerca del polvo sin tachar y sin hacer de las palabras y del
papel polvo”. Rojo también dio volumen al polvo.
Ambos creadores adelantan que
empezarán a trabajar en el próximo libro de esta serie, que quizá sea Apología
del papel. “Regresaremos a la sencillez, al origen”, enfatiza el médico, quien
anuncia que los primeros cuatro títulos ya están a la venta juntos en una caja
diseñada ex profeso.