El timón de Publicaciones y Fomento Editorial de la máxima casa de estudios asume un “compromiso radical”, que implica acrecentar la venta de libros
CIUDAD DE MÉXICO.
El editor Joaquín Díez-Canedo Flores (1955) acepta “el compromiso radical”, “la meta ambiciosa”, de duplicar en dos años las ventas de los libros que publica la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al frente de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM desde el pasado 23 de febrero, el también traductor busca que “la gran productora de conocimiento del país” plasme esta labor en sus libros y que éstos lleguen verdaderamente al público en general, además del universitario.
Quiero tomar el compromiso de vender bastante más, el doble de lo que vendemos. Esto es posible, porque realmente los libros de la UNAM se distribuyen y se venden muy poco. Se puede vender más porque los contenidos son muy pertinentes. Aquí está la gente más preparada y talentosa”, comenta.
En entrevista con Excélsior, el director general de la dependencia detalla que actualmente venden más o menos 20 millones de pesos al año, cuando deberían vender cien millones. “Vendemos 150 mil ejemplares al año, cuando deberían ser medio millón de ejemplares sin mucho problema”, afirma sin dudar.
Quien realizó estudios de Física en la UNAM y de traducción en El Colegio de México explica que la meta de distribución para el año que entra “es por lo menos crecer un 25 por ciento, vender unos 30 mil ejemplares más, incluso un 50 por ciento. Y en el 2019, en dos años, duplicar el volumen de ventas”.
Admite que la máxima casa de estudios del país, que publica unos dos mil títulos al año, entre novedades y reimpresiones, “que representan 10 por ciento de la producción total de la industria editorial mexicana”, nunca ha distribuido sus títulos lo suficientemente bien.
Creo que hay una fama de que los libros de la universidad no son fáciles de encontrar, más allá de las librerías universitarias y de las ferias. La distribución es el mayor reto, pues se debe mover la producción que realizan 120 dependencias universitarias”, agrega.
El exdirector de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos de la SEP destaca que, con un catálogo histórico de unos 21 mil títulos, de los cuales 6 mil son acervo vivo, la UNAM es “una especie de federación de editoriales, porque cada facultad, cada instituto, tiene su propio programa de publicaciones”.
Dice que las dependencias que publican el 80 por ciento de lo que venden son Fomento Editorial, la Coordinación de Humanidades, la Dirección de Literatura, los institutos de investigaciones Jurídicas, Estéticas, Históricas, Antropológicas y Filológicas; así como las facultades de Economía, Filosofía y Letras y Ciencias Políticas y Sociales.
Con una planta laboral de 174 personas, esta dependencia es el producto de la fusión de dos organismos ocurrida el 6 de febrero de 1997: de la Dirección General de Publicaciones, que nació en 1955, y la Dirección General de Fomento Editorial, que se creó en 1986.
Quien dirigió el sello paraestatal Fondo de Cultura Económica encabeza ahora una dirección que trabaja en varios frentes: publica, promueve y distribuye los libros que producen 120 dependencias, capacita al personal de éstas relacionado con la edición, coordina seis librerías, representa a la UNAM en las ferias del libro del país, digitaliza el acervo y procura dar mayor movilidad al almacén.
Lo que le corresponde a Publicaciones y Fomento Editorial es organizar y coordinar toda la producción de la UNAM. Cada instituto o facultad es totalmente autónomo de publicar lo que le convenga. Lo que sí se les pide es que haya comités editoriales y que las obras estén dictaminadas, que tengan ISBN”, explica.
El nieto del poeta Enrique Díez-Canedo e hijo del reconocido editor Joaquín Díez-Canedo Manteca —fundador de la editorial Joaquín Mortiz—, narra que siempre ha existido un intento pormenorizado de ordenar la actividad editorial en la universidad. “Se elaboraron unas normas editoriales a seguir, que son obligatorias, aunque no hay sanciones si no se cumplen”.
Destaca que esto se complementa con una tarea de capacitación sobre temas como derechos de autor, producción editorial y libros electrónicos. “Tenemos además centralizada la plataforma donde están en línea todas las revistas de la UNAM, que son 140. Y también aquí damos capacitación en el uso de una plataforma para producir estas publicaciones”.
Para agilizar la distribución, Díez-Canedo planea, dependiendo del tipo de título, utilizar las librerías físicas y la electrónica para los libros de papel; las plataformas en línea y la edición de libros electrónicos, así como la publicación a pequeña escala.
Tenemos canales para distribuir libros bajo demanda, pero existen pocos títulos. Básicamente por una cuestión de formatos; pero, sobre todo, de derechos de autor. Es decir, no tenemos la certeza de que todos esos títulos tengan autorización para reimprimirse en pequeña cantidad bajo demanda, o para publicarse de manera electrónica”, detalla.
Entonces, también procuramos ayudar a las dependencias a ponerse al corriente en esto. Les solicitamos que escojan los cinco libros de más amplio interés para convertirlos en electrónicos, sólo que tienen que resolver el tema de los derechos”, agrega.
Afirma que actualmente sólo tienen 90 libros electrónicos a la venta y que él quisiera que este acervo sume rápidamente 500 o mil títulos.
El exdirector editorial de la Universidad Veracruzana admite que, a pesar de que la UNAM tiene acuerdos de distribución con la mayoría de las librerías del país, sus libros no poseen una buena presencia en ellas.
Tal vez porque es un catálogo muy amplio. Además, nuestro almacén no es tan ágil para mover las novedades. Ese es otro reto, tener un almacén con un mejor servicio, que recoja con celeridad las devoluciones, que las procese, que haya alguien que muestre a los compradores de estas grandes cadenas los libros nuevos, que los persuada”, asegura.
En este sentido, prosigue el editor, la comunidad universitaria está bien atendida, pues tienen seis librerías, tres dentro de la UNAM y otras tres en zonas clave de la ciudad; pero “debemos reforzar nuestra presencia en las librerías para llegar al público en general”.
Las librerías de CU, detalla, se localizan en la Tienda de la UNAM, la Enrique González Casanova a un costado de Rectoría, y la Jaime García Terrés, a la entrada del campus. Y las externas se ubican en la Casa del Libro, en la colonia Roma, en el Pasaje Zócalo-Pino Suárez y en el Palacio de Minería.
Está además la Julio Torri, en el Centro Cultural Universitario, que depende aún de la Coordinación de Difusión Cultural”, apunta.
Joaquín Díez-Canedo confiesa que desea cambiar la dinámica de participación de la UNAM en las 46 ferias del libro en las que participa, incluidas las propias. “Representamos a la universidad en las ferias del libro del país. Debemos tener la capacidad de dar un buen servicio de promoción y difusión y también de comercialización y distribución a las 120 dependencias que publican”.
Señala que evaluarán a qué ferias irán todos los años y en cuáles alternarán su presencia un año si y otro no. “Nos interesa apoyar a las ferias, pues algunas son organizadas por universidades, pero a veces no salen los costos. No queremos perder la presencia en ninguna y llevaremos más libros a las más importantes”.
Adelanta que en la FIL de Guadalajara la UNAM exhibirá este año unos 50 mil ejemplares, más las 140 revistas, “que al menos una vez al año tengan visibilidad en su conjunto”. Y agrega que en la distribución de los libros en el stand se verá la estructura de publicaciones que tiene la universidad, para que los lectores se familiaricen con las dependencias editoras.