• “Dichosísimo aquel que corriendo por entre los escollos de la guerra, de la política y de las desgracias públicas, preserva su honor intacto” Simón Bolívar
El 21 de octubre se marca un “antes y
un después” en la historia de Los Cabos, el otrora segundo destino de talla
internacional que tiene México, sus familias de manera organizada mostraron el
hartazgo que se vive ante la creciente violencia.
Se pudieron ver los rostros y abrazar
a aquellas mujeres, guerreras, que hoy están enfrentando día a día vivir con la
ausencia de algún hijo que le fue arrebatada la vida en medio de esta locura
que ahora resulta nadie sabe el origen y/o solución, pero de la que según el
gobernador Mendoza todos somos culpables. La pérdida de un ser querido sin
lugar a dudas es un trago amargo, imaginen el dolor de aquellas madres que en
sus vientres dieron vida a esos seres que formaron y que la violencia “de alto
impacto” se los quitó.
Ese dolor acumulado que provoca temblores
del cuerpo, dobla hasta caer de rodillas y deja exhausto y sin más lágrimas que
derramar. Amor de madre que enfrenta la vida día a día con valentía, porque
cualquier mínimo esfuerzo las puede volver a derrumbar. Padres que quizás no de
manera abierta se dan el “lujo” de expresar el dolor y solamente el dejo de
tristeza les marca las miradas.
No importó la cifra, la realidad fue
que rostros en silencio, algunos sonriendo con una marca de esperanza en sus
ojos; otros con las zanjas que el dolor les ha dejado como rastro en la cara,
hubo muchos que de la mano o cargando llevaron a sus hijos salieron, caminaron;
en las calles de San José del Cabo el pasado sábado 21 quedó una huella, con un
silencio que dijo mucho más que cualquier consigna: BASTA!!! QUEREMOS VIVIR EN
PAZ!!!
Los Cabos, particularmente la cabecera
municipal, como Usted lo ha podido ver en medios y redes sociales, se ha
convertido en un escenario donde la sangre derramada no es de utilería, mucho
menos las armas; los gritos de dolor de las familias que se enfrentan casi a
diario a la pérdida de un ser querido no tuvieron horas de ensayo previo; son
pues momentos de la vida que no te avisa serás el actor principal de la escena
del día. Son todas y todos víctimas de un sistema que permite prevalezca la
impunidad, injusticia, desigualdad y falta de estrategia para poder arrancar de
raíz un problema que consume día a día a miles de ciudadanos.
La piel se enchinó cuando a una voz se
entonó el Himno Nacional Mexicano, al concluir el mensaje de agradecimiento por
el grupo de organizadores de la marcha, pese a los ataques orquestados desde
las instancias de gobierno municipal y estatal, y sin caer en cifras
triunfalistas se puede afirmar que la sociedad cumplió: sin políticos detrás
del movimiento, una sola voz en silencio, un solo corazón marcando un nuevo
ritmo para las familias locales, un compromiso de seguir empoderando y
construyendo ciudadanía.
Ahora será importante conocer la
reacción de los gobernantes, más allá de si continúan linchando en redes a los
rostros que se vieron participando en la marcha; será interesante si tendrán la
capacidad y sensibilidad de dar la cara para reconocer las fallas, informar las
acciones en donde la sociedad se puede involucrar y dar una muestra de empatía
al dolor que permea día a día aquellos hogares que se ven afectados ante esta
escalada de violencia.
Les ha ganado la soberbia, al grado de
pretender creer y hacer creer que no pasa nada en la entidad. Los
representantes populares se han empequeñecido, sus voces no se escuchan, fue
más lacerante el silencio de la mancha blanca que abarcada más de dos cuadras
en pleno centro de San José del Cabo. Lejos de hacer presencia para mostrar un
poco de solidaridad, pareciera corrieron a esconderse para no darse cuenta de
la realidad que prevalece y mostrada con la marcha por la paz.
También será interesante conocer las
reacciones de los empresarios locales, quienes deben estar conscientes que por
más promoción turística (sin contar la brecha tan amplia de inequidad del destino
para con sus trabajadores), no se podrá lograr mucho si el miedo sigue
aumentando entre la población que debe recibir y/o atender a los turistas.
El objetivo se cumplió, ahora a
esperar los siguientes pasos, para seguir construyendo comunidad; ahora a
esperar, muchos de los que tienen aspiraciones irán a tocar puertas, lo
interesante es no olvidar los rostros de quienes en lugar de hacer suyo el
dolor y miedo, se escondieron y enmudecieron teniendo todo el foro para señalar
y hasta convocar a sus representados para juntos buscar soluciones.
Mientras tanto la noticia de un menor
de año y ocho meses que falleciera a consecuencia de estar presente en un hecho
violento llega a toda la Media Península, un inocente más caído, un niño que no
tuvo oportunidad de ver el mejor futuro prometido.