En la presentación de su proyecto artístico en México, la creadora estadunidense afirmó que lo que necesita el planeta son líderes capaces de mover las masas para cambiar las cosas; la autora del libro Just kids se deslindó de Donald Trump
CIUDAD DE MÉXICO.
Donald Trump “no me representa, él no es mi presidente” soltó ayer Patti Smith en México. La cantante y poeta estadunidense, que se encuentra en nuestro país para presentar un proyecto artístico y leer sus versos, no concedió ningún crédito a su presidente y afirmó que, junto a otras personas, seguirá luchando para combatir sus políticas “antimorales”.
Está siendo muy mal ejemplo para el mundo, su comportamiento no es correcto, no está calificado para hacerlo, no es inteligente y sólo quiere afectar su propio mundo; el impacto que está causando en nuestro ambiente y en la salud, la seguridad y bienestar de nuestra población inmigrante es deplorable, es inmoral y espero que lo podamos combatir”, dijo.
Smith parecía ayer una especie de profeta que arengó en favor de causas universales: el medio ambiente, los jóvenes, los inmigrantes, incluso se solidarizó con las madres que en México han perdido a sus hijos a consecuencia de la violencia. La cantante de 70 años se presentó como “una joven esperanzada en el futuro”, que sigue creyendo en la necesidad de impulsar una revolución de masas para cambiar las cosas.
Tengo que decir que me siento muy avergonzada (con Trump encabezando el gobierno de EU), pero no voy a dejar que esto afecte mi trabajo. Me sentía tan avergonzada que cuando me pidieron que hiciera el Billboard en México, no quería hacer parecer que una persona de Estados Unidos pudiera venir y hacer un Billboard, en lugar de que lo hiciera un artista mexicano; pero, bueno, traté de buscar las palabras correctas”.
En la Galería Kurimanzutto habló de sus tiempos de adolescente cuando aprendió a amar a México y afirmó sentir pena de los problemas que aquejan al país. “Estoy consciente de que no todo es maravilloso aquí, también de que hay muchos niños, estudiantes jóvenes que han desaparecido, mujeres y periodistas que han muerto.
Creo que debemos hablar por estas personas de la forma en que podamos, a veces lo hago a través de un poema o una canción, simplemente recordar a la gente que está perdida; yo no soy muy buena para hablar de política, pero como madre y como ser humano siento mucho coraje, enojo, pena y un enorme deseo de justicia como cualquier otra madre lo sentiría por sus hijos”, agregó.
Además de colgar algunas de sus fotografías en el Café La Habana, del centro de la Ciudad de México, Patti Smith leerá hoy en la Casa del Lago su poema Hecatomb, escrito como un agradecimiento a Roberto Bolaño por haber escrito su novela 2666. La cantante afirmó que se trata de una composición que contiene 100 líneas en donde se refiere a la vida del escritor chileno y del “trabajo tan hermoso” que logró con su libro.
Cuando lo descubrí, él había muerto recién. Leí 2666 y yo diría que Roberto nos dio la primera obra maestra del siglo XXI y después de eso murió, eso me rompió el corazón; además él era más joven que yo, siempre pensé que si él hubiera estado vivo, yo lo hubiera encontrado y personalmente le hubiera agradecido, pero no pude hacerlo”.
Smith comenzó sus actividades en la Ciudad de México el jueves pasado cuando visitó la Casa Luis Barragán y participó en una tertulia en el Café La Habana. No se trata de la primera visita de la cantautora al país, pero hoy lo hace exclusivamente para mostrar su faceta como poeta. De hecho, recordó, su primer viaje a tierra azteca sucedió a principios de la década de los setenta, cuando tenía 22 años.
Cuando cumplí 16 años, mi madre me regaló un libro grandote que se llamaba La vida fabulosa de Diego Rivera; cambió mi vida por completo. Yo quería ser una artista y ahí conocí a Rivera y a Frida, a muchos revolucionarios, en el libro conocí a muchas personas que se volvieron mis guías para la ética del trabajo que hago, para explorar la idea del arte y la revolución, todos me llevaron a México.
Decidí viajar a México yo solita cuando tenía 22 años, en 1971. Anduve de aquí para allá. Me fui a a Veracruz, fui a muchos lugares buscando dos cosas: el arte y el café, pero encontré una tercera cosa que no esperaba y que me encantó: la gente”, dijo. Desde entonces, aseguró, ha sentido empatía por el pueblo mexicano a quien considera vital para el funcionamiento de su nación.
Smith recordó que cuando el huracán Sandy arrasó su casa en Long Beach, nadie quería repararla por tratarse de una pequeña propiedad, pero tres trabajadores mexicanos y un boliviano resarcieron la morada: “Son personas con un trabajo excelente. Les tomó dos años, pero hicieron que la casa retomara su vida, hoy es mi casa de escritora, cruzas una calle y estás en el mar: el océano, podría decirse, es mi patio trasero”.
Un atributo más adjudicó la cantante a la presencia que México ha tenido en su vida. Después de leer el libro de Diego, afirmó, se dio cuenta que él pintor y su esposa Frida Kahlo tuvieron una vida difícil como pareja, pero jamás dejaron que ello interfiriera en su vida personal y creativa. “Para mí fue una excelente plantilla que seguir para con mi relación con quien yo estaba, con Robert (Mapplethorpe). Éramos jóvenes, estábamos enamorados, el trabajo de él lo llevó a otro lado, después se abrió a la homosexualidad y ahí tuvimos que negociar muchas cosas, tuvimos momentos difíciles, tristes, enojos, que nos rompieron el corazón, pero lo que nos mantuvo juntos, incluso hoy, después de su muerte, son el mismo tipo de cosas que unieron a Frida y a Diego: entender y respetar el trabajo del otro”.