Los históricos templos que datan del siglo XVI, tuvieron graves afectaciones estructurales tras el sismo del pasado 19 de septiembre
CIUDAD DE MÉXICO.
En la parroquia de San Bernardino de Siena, el más importante templo católico de Xochimilco, no les queda más que esperar. El sismo del pasado 19 de septiembre derribó una parte de la barda atrial, los arcos que servían como entrada principal y la espadaña de la iglesia que remata la fachada. El movimiento telúrico inclinó también la torre del campanario, dejando en la angustia a los cuatro padres que están a cargo del edificio construido en el siglo XVI.
Tenemos la parte del campanario en peligro, es lo que ahora nos preocupa más porque no se ha evaluado correctamente, como se debe; sigue inclinado y podría ser que diera hacia la parroquia y las oficinas, por eso es el gran miedo que queda todavía”, relató ayer el padre Beni Bertrand Emerusabe. Junto a otros tres curas, él habita la casa parroquial que se ubica justo a un costado de la inclinación que ha tomado la torre.
En Xochimilco no se pueden ocultar los daños que sufrió el patrimonio histórico con el sismo. La iglesia donde se venera al Niñopa es la primera afectada. Un fragmento de la barda atrial, de casi un metro de ancho, cayó en pedacitos y junto a ella los tres arcos que servían de entrada. El mismo día del siniestro, recuerda Bertrand, se vivió la primera angustia.
Uno de los vendedores que ofrecía sus productos enfrente de los arcos dejó su triciclo para ponerse a salvo del temblor, “pensamos que estaba aplastado, fue muy fuerte en el momento y todos nos pusimos a sacar piedras; gracias a Dios, justo cuando terminamos vimos que no había nada y nos dimos cuenta de que la persona que buscábamos estaba en la fila también ayudando”. Acordonado, en uno de los costados de la barda reposan toneladas de piedra.
El padre Beni dice que además de esas afectaciones, “en la iglesia hubo algunas grietas, algunas ya estaban de antes, pero se abrieron un poco más y hay dos que son nuevas; el piso se levantó en dos filas desde adelante hacia atrás, de los cuadros no hubo mayor daño, nada más una espada que se cayó de una de las imágenes, hay también una estatua que se desplomó y se rompió de la cara”.
A los párrocos, sin embargo, no les queda más que tener paciencia. El cura dice que, al tratarse de un inmueble que forma parte de Xochimilco, sitio reconocido por la Unesco, deberán aguardar que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) actúe. “Siendo Patrimonio de la Humanidad, es propiedad federal y nosotros como iglesia no nos podemos meter en eso, pero lo que nos han comentado del INAH y de la UNAM es que hay esperanza de restaurar”.
Ayer la secretaria de Cultura federal, María Cristina García Cepeda, dio a conocer un plan de acción de siete puntos para recuperar y restaurar el patrimonio histórico y arqueológico afectado con el sismo de 7.1 grados. Durante el encuentro Avances para la reconstrucción de los estados afectados por los sismos, que se llevó a cabo en la Residencia Oficial de Los Pinos, la funcionaria dijo que se trata de mil 225 inmuebles dañados para los que se requerirán ocho mil millones de pesos.
Las acciones que se pondrán en marcha incluyen la integración de 50 brigadas de especialistas, el levantamiento del censo de daños, el cierre de acceso al público, acordonamiento de las zonas afectadas y apuntalamiento de los inmuebles en riesgo de sufrir mayores daños. En los inmuebles con afectación grave se retirará la obra artística para su resguardo; además se prevé recuperar testimonios arquitectónicos y remozar escombros; asimismo hacer la estimación económica de la recuperación e iniciar las obras con la participación de los tres niveles de gobierno, sociedad civil, iniciativa privada y organismos internacionales.
¿Cuáles fueron las iglesias que resultaron afectadas aquí?, se le pregunta a una vendedora de la plaza principal. “Aquí en Xochimilco todas: San Bernardino, Santa Cruz, San Gregorio, San Luis, todas”, responde. A menos de siete kilómetros del centro de Xochimilco está la iglesia de San Gregorio Magno Atlapulco. Ahí las cosas están peor, casi todas las casas resultaron dañadas y la presencia del ejército y de las brigadas de ayuda es permanente.
La barda atrial casi desapareció, pero en su caída se llevó la vida de una niña de seis años. De la que no ha quedado vestigio es de la torre del campanario que se desplomó. En el patio de la casa parroquial aguardan los restos retorcidos de lo que fue el reloj que coronaba la torre. Junto a pedacería de fierros están las campanas de la iglesia que quedaron mudas.