La Paz, Baja California Sur (BCS).- Si existe una leyenda además de la de los gigantes, que define a Baja California Sur, es sin dudar la de “El Mechudo”, la cual leímos desde la primaria, y seguimos escuchando durante toda nuestra vida, una leyenda tan nuestra porque involucra símbolos que nos identifican demasiado, el mar y las perlas.

"Como lo menciona Fernando Jordán en su libro El otro México', La Paz ya no tiene el auge de perlas de antaño, ya de ella solo quedan pocas perlas que no se asemejan a las enormes de antaño y de la madre perla solo quedan de recuerdos una leyenda y un punto en el mapa", dice Gilberto Ortega Avilés, investigador del Archivo Histórico Pablo L. Martínez. 

La leyenda cuenta como al final de cada temporada, antes que el frio y los vientos del noreste hicieran imposibles las maniobras de buceo, los pescadores acostumbraban sacar una última perla "para la virgen" y que cuando uno lo intentó, otros le advirtieron que ya tenían una. 

Irónico, el pescador dijo que iría por la perla del diablo, a lo cual satanás le tomó la palabra y el pescador no volvió a aparecer ni las olas devolvieron su cadáver pero si se han encontrado en el fondo del mar al buzo, que sostiene en sus manos una perla maldita, dice la leyenda, relató Ortega Avilés a El Independiente. Es "una leyenda que sigue erizando los cabellos de los Sudcalifornianos cada vez que lo escuchan".

"Al hablar de esta leyenda es inevitable recordar la obra “The Pearl” de John Steinbeck, donde relata la historia de un pescador de perlas en un pueblo del Pacifico, y como encuentra una perla enorme, la cual piensa que le solucionara la vida, pero su esposa acertadamente piensa que traerá tragedias incluida la muerte de su hijo", dice el investigador. 

Steinbeck vino a México en la década de 1940 y muy probablemente se inspiró en el folclor de los pescadores y sus leyendas para escribir su obra, recuerda el investigador. 

Las leyendas son fomentadas o creadas con el fin de evitar que las personas hagan cosas peligrosas o indebidas, por lo que se cree que la de El Mechudo fue creada a partir de que buzos hayan muerto por la avaricia de seguir buceando en la temporada que las marejadas eran peligrosas, y por las mismas corrientes quizás tampoco nunca se encontraron los cuerpos.

"El tributo a la iglesia era algo real, cierto número de perlas eran donados con fines de cooperar con las construcciones eclesiásticas y como agradecimiento por tener una buena temporada de buceo de perlas, y claro por agradecer por evitar accidentes y muertes en la misma. También de los impuestos generados por las perlas se apoyaba al ejército y a causas públicas", dice Ortega Avilés.

"El principal problema es la avaricia, lo cual sin duda va contra los preceptos morales y espirituales, lo cual no solo te puede ocasionar la muerte sino un castigo divino. Pero en la vida real el robo de perlas si era algo muy tangible", dice el investigador. 

Un caso curioso que hasta podríamos relacionarlo con la narración de "El Mechudo" fue el proceso legal que se llevó contra José María Salgado por el robo de dos hilos de perlas de la Virgen de Loreto, como lo respalda el documento del 11 de noviembre de 1811 en poder del archivo, finalizó.