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Hoy es domingo, 24 de noviembre de 2024

La Titería con los brazos abiertos

Tras el sismo del martes, el espacio escénico y de actividades infantiles entró en funciones para que los padres convivan con sus hijos de manera lúdica >3

La Titería con los brazos abiertos

CIUDAD DE MÉXICO.

Los niños que antes querían fabricar una metralleta o un robot para pelear, ayer le pidieron a Julieta Montelongo que les enseñara a construir un robot que salvara a la gente de los incendios o que quitara escombros.

La coordinadora del Taller de Robótica comenta que los infantes son muy perceptivos a su entorno y que es vital utilizar los robots, “que son un gran punto de atracción”, para “cambiarles el chip, alejarlos de la violencia y motivar en ellos actitudes positivas”.

Rodeada de unos 15 niños que manejaban con habilidad los robots, la comunicóloga y divulgadora científica dirige una de las actividades a las que se puede acceder de manera gratuita en La Titería, la sede del grupo Marionetas de la esquina, en Coyoacán.

Desde el viernes pasado y hasta que las escuelas reanuden las clases en su totalidad, la denominada Casa de los Títeres abre sus puertas para que los padres convivan con sus hijos de una manera lúdica.

Después de los sismos, sentimos una necesidad imprescindible de ayudar. Y lo que sabemos hacer es trabajar con las familias. Los niños y los papás necesitan estar juntos en un lugar donde haya tranquilidad y actividades lúdicas, porque éstas te permiten canalizar tu ansiedad para construir”, afirma Lourdes Pérez Gay.

La fundadora, junto con Lucio Espíndola, de Marionetas de la Esquina explica que, en cuanto les dijeron que la casa estaba en buenas condiciones, convocaron a diversos creadores para armar un programa especial: talleres de dibujo, robótica y escultura en plastilina, obras de títeres, cuentacuentos y música para bebés.

Además de estas actividades, que se desarrollan en el patio de La Titería, “en áreas abiertas para que los visitantes no se estresen si vuelve a temblar”, está presente una sicoterapeuta, Alejandra Muñoz, a la que los padres de familia pueden acercarse para charlar.

La especialista observa la convivencia desde una de las mesas con sombrilla que se han instalado en el centro cultural. “Es muy importante que haya espacios que permitan el encuentro de padres e hijos, porque, en situaciones como la que estamos viviendo, el vínculo entre las familias es fundamental.

Sobre todo porque, a veces, los papás no sabemos qué hacer, cómo responder ante los niños. A quienes les da miedo hablar de lo que está pasando. Creen que si hablan les van a provocar más miedo a sus hijos. Y deben saber que esto no es cierto”, agrega.

La egresada de la UNAM destaca que el papel de los padres es procurar que sus hijos, ya sean pequeños, adolescentes o adultos, tengan un acompañamiento confiable en cualquier situación que se presente.

Lo importante es que los hijos sepan que pueden contar con sus padres tanto en situaciones de juego o de diversión, como en momentos difíciles. Por eso, los adultos deben reconocer cuáles son sus emociones y buscar ayuda si la necesitan. La única manera de ayudar a nuestros hijos es ayudándonos primero a nosotros mismos”, aclara.

Muñoz, quien también estará hoy ofreciendo asesoría, invita a los padres a que no les enseñen a sus hijos que tener miedo significa no ser valiente. “Al contrario, el miedo te puede ayudar a que tengas más herramientas para prevenir, para estar alerta”.

Y, además de este apoyo sicológico para los padres de familia, el próximo martes, a las 11:00 horas, la terapeuta Gracia Vázquez tendrá una charla con artistas que trabajan para los niños, como malabaristas, mimos o titiriteros, adelanta Lourdes Pérez Gay.

Que estos creadores sepan de qué manera pueden ser realmente útiles. A veces vamos con la mejor intención, pero no provocamos en ellos lo necesario: que los niños sientan confianza”, añade la promotora cultural.

Así, en un ambiente cordial y cálido, los padres convivieron ayer con sus hijos, jugaron, corrieron y hasta tomaron los talleres con ellos. “Es una idea estupenda que La Titería nos haya abierto sus puertas, porque justo necesitábamos eso, destensarnos, olvidarnos un poco de la tragedia”, señala Manuel Salinas, quien trabaja en el sector público.

Yo no conocía el espacio, pero me encantó. Me da gusto que los organizadores no piensen sólo en el negocio, sino que tengan la sensibilidad de interesarse por el estado de ánimo de su público. Me voy a convertir en una cliente asidua”, promete Carmen Hernández, estudiante de Derecho y madre de dos niñas.

Finalmente, Sandra, quien cursa quinto grado de primaria en el Colegio Juárez, dice que lo que más le agradó fue la cuentacuentos. “También me gustó que podía estar un poco en el taller de robótica y luego irme cuando quisiera a hacer esculturas de plastilina”.

Esta libertad de movimiento de los más pequeños era ayer celosamente vigilado por un grupo de alumnas de la preparatoria del Tec de Monterrey, quienes, a pesar de los daños que sufrieron los edificios de su campus en la Ciudad de México, no perdieron el ánimo de hacer trabajo voluntario en la Casa de los Títeres.