El actor británico Gary Oldman protagoniza el drama histórico Darkest Hour, que podría llevarlo a ganar una estatuilla
TORONTO.
La mayoría de los críticos que cubren el Festival de Cine de Toronto no tienen dudas desde el estreno del drama histórico Darkest Hour, en el que Gary Oldman interpreta al primer ministro británico Winston Churchill, que el actor contará con una nominación al Oscar, o al menos así creen que debería ser.
Dirigida por Joe Wright, un experimentado director de dramas históricos como Orgullo y prejuicio (2006) y Expiación, deseo y pecado, (2007), Darkest Hour se centra en los primeros días de gobierno de Churchill, que había sido elegido en 1940 tras la renuncia del primer ministro Neville Chamberlain en medio de muchas dudas, pero siendo considerado, a la vez, el único candidato viable.
“Mi admiración (por Churchill) se multiplicó por diez después de haber hecho esta película. Fue un privilegio para mí entrar todos los días al set para interpretarlo”, dijo en Toronto Gary Oldman, quien nunca ha ganado un Oscar.
“Siempre tuve una ligera fascinación por él y vi una oportunidad en interpretar a este personaje icónico, al que además habían interpretado otros grandes actores como Richard Burton, Albert Finney y Robert Hardy. Había que estar a la altura”, añadió.
La película está ambientada en 1940, cuando el Reino Unido ya estaba sumergido en la guerra. Los británicos se debilitaban, Francia había caído y la pregunta crucial que recorría el reino era si había que tratar de llegar a un acuerdo con la Alemania de Adolf Hi-tler o combatirlo.
El filme aborda incluso la histórica batalla de Dunkerque que Christopher Nolan acaba de llevar al cine con muy buenas críticas. Sin embargo, a diferencia de esta cinta, en el filme de Wright el espectador puede ser testigo de cómo, al otro lado del Canal de la Mancha, Churchill tomaba decisiones clave.
“Lo que me encantó de este guión es que, a pesar del título, era muy gracioso. Reí y luego lloré al leerlo, pero no estaba seguro de que la gente fuera a ver una película de Churchill, hasta que se sumó Gary Oldman y estuve seguro de que cualquiera iría a verla”, dijo el director Wright.
Desde hace un tiempo, hay cierto “revival” de la figura del político y escritor, tanto en cine como en televisión. Entre las más recientes representaciones del primer ministro se encuentran la de John Lithgoe en la serie de Netflix The Crown y la de Brian Cox en Churchill, de Jonathan Teplitzky. Oldman dijo que no quiso ver ninguna de las actuaciones para no sentirse influido.
“En ese momento había como una era de pacifismo por la catástrofe de la Primera Guerra Mundial, las vidas que se habían perdido, la carga financiera que había significado para Europa y luego el crash financiero, pero a Churchill le gustaba analizar patrones del pasado y él creía que estábamos en el ojo del huracán, que estábamos entre dos guerras y la segunda estaba por venir”, recordó Oldman.
Quizá por eso mismo, considera que en la actualidad hay una revaloración de la figura ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1953, quien brindó durante su carrera como político memorables discursos, muchos de los cuales recoge la película.
“En 1932 él había estado en Munich y vio lo que pasaba en Alemania. Él habló en el Parlamento de Hitler, les advirtió que estaba matando a los judíos y que iba a ir a matarlos a ellos y nadie le creía”, dijo Oldman.
“El fascismo era más popular que el comunismo. Quizá estemos viendo ese patrón de nuevo, quizá estamos de nuevo en el medio y algo está por suceder”.
Kristin Scott Thomas, quien interpreta en la cinta a su esposa, Clementine, fue de la misma idea: “Creo que hay una sensación de inseguridad en el mundo y eso hace que miremos atrás y pensemos en alguien que pudo salvarnos, y quizá eso nos da esperanza.”