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Hoy es domingo, 24 de noviembre de 2024

Wisława Szymborska; El diario literario de una poeta

Wisława Szymborska explora libros olvidados que le sirvieron para hablar sobre historia, arqueología, biología, siquiatría o la felicidad

Wisława Szymborska; El diario literario de una poeta

CIUDAD DE MÉXICO.

Dicen que el testamento literario de Wisława Szymborska (Kórnik, 1923-Cracovia, 2012) está en su prosa, en esas breves piezas con cara de reseña que escribió entre los años 80 y 90 del siglo pasado, que circulan en México por primera vez bajo el título de Lecturas no obligatorias.

La traducción estuvo a cargo de Manel Bellmunt Serrano, quien muestra esta selección de 94 “artefactos de ficción”, cubiertos de ironía, donde la poeta que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1996 explora un montón de libros olvidados que le sirvieron para hablar sobre historia, arqueología, biología, psiquiatría, geología y biología.

La propia Szymborska adelanta sus intenciones en una nota introductoria: La idea de escribir Lecturas no obligatorias, dice, surgió de la columna que normalmente aparece en todas las revistas literarias con el nombre de Libros recibidos; y reconoce que se solía otorgar preferencia a las bellas letras y a los artículos sobre política actual, mientras que las memorias y las reediciones de los clásicos gozaban de una menor importancia. “Prácticamente ninguna (importancia) se concedía a las monografías, las antologías y los diccionarios. Y ninguna en absoluta a los libros de divulgación científica o a cualquier tipo de guía. Pero las cosas se veían de otra manera en las librerías…”.

Y añade: “Al principio pensaba que escribiría verdaderas reseñas, es decir, que determinaría en cada caso la naturaleza del libro, lo colocaría en una determinada corriente y daría a entender cuál de ellos es mejor o peor. Pronto me di cuenta de que no era capaz de escribir reseñas y que ni siquiera tenía ganas de hacerlo. Que en realidad soy y quiero continuar siendo una lectora amateur, sobre la cual no recaiga el apremiante peso de la constante evaluación”, apunta.

Wisława reconoce que en muchos de estos textos el libro es el tema central, pero en otras ocasiones sólo el pretexto para entretejer libres asociaciones. “Aquel que califique estas “lecturas” de folletinescas estará en lo cierto. Quien se empecine en que son “reseñas” se llevará un desengaño. Y, una cosa más, lo digo de corazón: soy una persona anticuada que cree que leer libros es el pasatiempo más hermoso que la humanidad ha creado”.

Y aunque Szymborska no resta importancia a otras actividades, como bailar, cantar, realizar gestos significativos, organizar fiestas y refinadas ceremonias, porque sin estas diversiones la vida humana pasaría sumida en una monotonía inimaginable. “Sin embargo, son actividades en grupo sobre las que se eleva un mayor o menor tufillo de instrucción colectiva. El homo ludens con un libro es libre”, indica.

En entrevista con Excélsior, Bellmunt Serrano explica que Szymborska es más conocida como poeta, aunque también tuvo una producción amplia de textos en prosa que integran una especie de diario literario de la autora polaca, que publicó en el semanario Życie Literackie y en la revista Pismo u Odra, entre los años 80 y 90, a partir de esos libros que estaban fuera del radar de la crítica literaria, los cuales utilizó para hablar sobre temas poco convencionales.

Es importante decir que el punto de partida de estas prosas está en la poesía. Muchos de los temas que trata en estas piezas en prosa ya los había abordado en su poesía. Por lo tanto, podemos decir que existe una relación entre los temas tratados en su prosa y en sus poemas”, agrega Serrano vía telefónica.

Pero también hay que decir que estos textos en prosa no se prestan a preámbulos, sino que ella directamente va al tema principal. Ella no quería extenderse en excesos. Y, aunque alguna vez Szymborska expresó que no se sentía muy cómoda en la prosa, eso no es verdad, añade.

Cuando la leemos, observamos que ella se maneja con maestría también en la prosa, donde el eje que une a estos textos es el ser humano. Ésa es la esencia, el eje vertebrador de casi todos los textos”, señala.

FILOSOFÍA COTIDIANA

En Lecturas no obligatorias, Szymborska escribe lo mismo sobre horticultura, moda y la felicidad que sobre la caza de brujas, el turista de a pie, la caza de animales y las divas de la ópera. Se detiene en Dostoievski, en el Cid Campeador y el periodismo de Lucjan Wolanowski; pero también nos hace reír con los calendarios de pared y las enfermedades de los perros.

¿Cómo definiría a este conjunto de prosas?, se le pregunta a Bellmunt Serrano. “Lo he pensado y creo que se asemejan a un diario literario. Hay varios tipos de diarios en la literatura, como aquel que una persona escribe sin pensar en su publicación posterior, otros que se ocupaban de cosas literarias y no literarias con una voluntad artística en cuanto a la reflexión, o aquellos que tienen una intención clara y literaria para publicarse, como sucedió con Witold Gombrowicz. No sé si ella quería hacer algo híbrido o jugar entre ambas cosas”, asegura.

Los textos de Szymborska tienen al mismo tiempo una espontaneidad, un valor humano y ese tono casi confesional que ella adopta al escribir. Así que al final encontramos eso: un género un poco híbrido parecido a un diario literario que, al mismo tiempo, quiere dialogar con el lector”, narra.

¿Qué problemas enfrentó en la traducción? “De tipo lingüístico. Ella es heredera de una de las corrientes principales de poesía lingüística de Polonia. Quizá en su prosa no se ve tan claramente como en la poesía, pero en muchas ocasiones ella retuerce un poco el lenguaje para formar palabras nuevas o utilizar un significado extra, que difícilmente se traslada a otros idiomas. No podemos decir que la traducción haya sido imposible o demasiado difícil, pero en ocasiones sí planteaba retos importantes”, confiesa.

¿Por qué ella utiliza la frase homo ludens? “Es un concepto que utiliza en muchas ocasiones para referir a lo que nos distingue de los demás seres, lo que nos hace únicos y que le sirve a ella para celebrar, en cierta forma, el hecho extraordinario de que estemos aquí y de que tengamos la capacidad de inteligencia. Es una idea que ella retomó de Blaise Pascal”, indica.

Pero cuando Wisława habla de filosofía en su prosa o en su poesía… lo hace de una manera en que podamos entender lo que nos dice. Digamos que la poesía permite al poeta meditar a través de la poesía, así que hay una unidad entre poesía y filosofía; pero la filosofía de Szymborska es más accesible, porque ella no se preocupa de las cuestiones que ocupaban a los grandes filósofos, sino que ella elabora una filosofía del día a día, lo que podríamos llamar una filosofía más cotidiana”, destaca.

¿Quedan prosas pendientes de traducirse al español? “Aún quedan varios textos pendientes de traducir. Esperemos que en el futuro lo podamos retomar. Lo cierto es que en otros idiomas hay menos textos de los que podemos gozar en español”, concluye.