La app Sarahah, nombre que viene a ser una traducción de la palabra árabe para ‘honestidad’, se encuentra en los primeros lugares de popularidad en Android y iTunes
CIUDAD DE MÉXICO
Seguramente has escuchado de ella o ya la usas: la app Sarahah,nombre que viene a ser una traducción de la palabra árabe para “honestidad”, se encuentra en los primeros lugares de popularidad en las tiendas de Android y iTunes.
Hasta el momento de escribir esta nota, ha sido descargada casi 4 millones de veces para iPhone y alrededor de un millón para Android.
La app permite enviar mensajes de forma anónima entre suscriptores y surgió en Arabia Saudita en 2016, de manos del desarrollador Zain al-Abidin Tawfiq, quien quería posicionarla como una forma en que los empleados pudieran hacerle comentarios anónimos a sus jefes.
Sin embargo, el interés creció entre los suscriptores y pronto se extendió la “cobertura” a familiares, amigos y parejas, para decirles lo que uno piensa de ellas, sin tener que hacerlo en persona.
Pero como suele ocurrir en el ciberespacio, algo que tiene éxito no tarda en ser blanco de aprovechados.
Apenas el 12 de agosto, Sarahah comunicó en su cuenta de Twitter que son falsos los mensajes en los cuales se invita a los usuarios a descubrir quiénes les mandan mensajes, o se amenaza a los remitentes con revelar su identidad.
Los mensajes llegan a las cuentas de los usuarios de Sarahah con los ofrecimientos o amenazas e incluyen el enlace free4unow.info, que, de acuerdo con la herramienta de auditoria de SEO Alexa, de Amazon, tiene un ranking de 4,663,308 visitas.
La empresa también advierte contra páginas de dominio con nombres que aluden a la aplicación, las cuales podrían ser usadas para phishing y hackeo de dispositivos, y en su Twitter se señala como único dominio registrado la dirección www.sarahah.com.
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En fin, quizás lo mejor sea decirle las cosas en la cara a la gente, con tacto por supuesto, en lugar de tener que recurrir a aplicaciones y cosas similares.
El diálogo directo entre las personas no puede ser hackeado (todavía), aunque sí hay que tener cuidado en cómo se hace, no sea que te tiren un diente.