El pintor Francisco Toledo será el invitado de honor en el encuentro de editoriales especializadas en libros de arte
CIUDAD DE MÉXICO.
Centrarse en la producción local y mirar hacia el sur. Además de ello, tejer redes con productores trasnacionales. Esas son las propuestas de la tercera edición de la feria de libro de arte PaperWoks, encuentro librero que hace de puente entre sellos independientes o de mediana trayectoria con los internacionales; el propósito es comercializar y distribuir los libros de arte que, a pesar de vivir un momento de esplendor, tienen aún su talón de Aquiles en su difícil llegada al mercado.
Si bien en las dos primeras ediciones la feria dio espacio a editores del centro y sur de América, en esta edición la presencia local es mayor. Local en un sentido nacional: participan editoriales de estados como Veracruz, Michoacán y Jalisco, y en un aspecto continental con sellos de Argentina, Colombia y Brasil. La apuesta es convertir a México en un epicentro de la edición de libros de arte en español.
“Nuestra idea es establecer la feria mirando hacia el sur y en español; el mercado español debería tener más interés en la feria de México y no en la que hace en las mismas fechas en Nueva York. La geografía de México favorece que los proyectos de Centroamérica y Sudamérica se junten con otras partes del mundo aquí, y con esa mira la idea es ir poco a poco asentándonos en el mercado”, argumenta Blanca Sotos, coordinadora del proyecto que se realizará el 23 y 24 de septiembre en el Museo Tamayo.
En el intento por fortalecer redes, la feria tendrá invitados de Varsovia y un colectivo de Brooklyn que pueden establecer colaboraciones con productores locales: “Se trata de reforzar la estructura de la producción, comercialización y distribución del libro de arte”.
Además de duplicar el número de expositores —en 2016 tuvieron más de 60 editoriales y este año son 130 de 14 países—, PaperWorks se distingue en esta edición por tres actividades centrales: la participación como invitado de honor de Francisco Toledo con sus proyectos editoriales, un reconocimiento al Taller de Martín Pescador de Juan Pascoe y a la Antigua Librería Madero, y un homenaje póstumo a Felipe Ehrenberg. En los tres casos, dice Sotos, se trata de reconocer la labor de edición en un contexto poco favorable para los libros.
Como invitado especial, Toledo presentará en un stand los libros de su biblioteca de Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, además de las publicaciones hechas en La Maquinucha Ediciones y Taller Alacrán, este último es un proyecto de edición con mujeres reclusas. Para Sotos la intención es poner en la mira proyectos independientes y locales, no sólo para la venta directo de ejemplares, sino para generar colaboraciones con distribuidoras.
“México es un país que tiene una importante tradición de impresión de libros desde hace muchos años, y no está todo concentrado en la Ciudad de México, sino que hay en Guadalajara, Michoacán donde está Martín Pescador, o en Veracruz con La Ceiba, y otro proyecto que está trabajando con tintas naturales. Son distintas prácticas muy independientes y no tienen una visibilidad que pienso deberían tener.
El apoyo por parte del gobierno no es tan alto y es difícil que estos proyectos independientes tengan la capacidad económica y de gestión empresarial para moverse en otra ciudad, mantener su establecimiento, entonces la feria lo que ha hecho es volcarse en ayudar a ese tipo de proyectos con Latinoamérica para hacer una feria que mira hacia el sur.”
Mientras que el homenaje a Felipe Ehrenberg, quien falleció el 15 de mayo pasado, será una conferencia con quienes colaboraron en la edición de sus libros, por ejemplo, Magali Lara; además se montará una mesa con sus libros de colección y otras piezas. El programa incluye una exposición de libros de aristas en la que sólo participan entre 14 y 15 mujeres, desde artistas jóvenes y emergentes y hasta las más conocidas como la propia Magali Lara.
A la vez se organizaron algunos talleres, como el de La Curtiduría de Demián Flores con una máquina de tipos móviles, además de talleres de encuadernación, digitalización, presentaciones de libro e incluso performances.
Si bien PaperWorks se centra en libros de arte, la plataforma está abierta a cualquier tipo de producción editorial. Se exhibirán desde catálogos de exposiciones, análisis teóricos, biografías o ejemplares pensados en sí mismos como arte que puede ser desde la plástica, la arquitectura hasta la fotografía o el ensayo: “Lo que hacemos en la feria es no imponer un concepto de libro de artista, justamente lo contrario, puesto que en el siglo XX empieza a considerarse el libro de artista como piezas únicas que tienen un ejemplar numerado, ya hay editoriales que sólo hacen libros de artista. Lo que pretendemos es recoger todas esas propuestas editoriales”.
Así participarán, por ejemplo, Taller Editora que hace libros con tipos móviles, una suerte de edición artesanal; la Chula Foro Móvil, un proyecto de Antonio Calera-Grobet; o artistas con piezas propias como Lorena Wolffer, Luis Palacios Kaim, Michael Nyman o Antonio Arango. Y museos que han ampliado su producción de ejemplares como el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, Fundación Jumex o el Museo Tamayo.
Sotos asegura que, a pesar del difícil mercado editorial, en México se ha asentado un coleccionismo de libros de artista. Ya no sólo se venden ejemplares de adorno, sino en realidad la gente busca piezas conceptuales. El público en primera instancia son artistas, curadores, profesores y coleccionistas, pero lo mismo acuden a la feria empleados generales o familias.
“Ha ayudado mucho la figura de Ulises Carrión que la primera vez que editó su libro fue en los 90 en México y su obra se desarrolló mucho en este sentido, en los últimos años se ha hecho una revalorización de su trabajo, ya es más fácil encontrarlo en galerías y museos, y eso ha empujado la edición de más libros.”