El legislativo y la secretaria de Cultura federal defienden dos proyectos diferentes para promover la cultura entre públicos masivos o en sitios remotos
CIUDAD DE MÉXICO.
Tampoco resolvemos todo con una gran pantalla”, dice Santiago Taboada. El presidente de la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados opina que la Secretaría de Cultura federal, “está en un error” al considerar como un programa demagógico y asistencialista la entrega de “tarjetitas o valecitos” de cultura que la nueva Ley General de Cultura y Derechos Culturales mandata a la dependencia en su artículo octavo.
No me parece que sea un tema de valecitos o de tarjetitas, es un tema de política pública y de instrumentar mejores acciones, porque tampoco resolvemos todo con una gran pantalla. Aquí lo que podemos hacer es involucrar a los municipios, a los estados, sentarse a la mesa, platicar y diseñar cómo vamos a hablar el mismo idioma, cómo vamos a garantizar los mismos derechos a la población”, dice el diputado.
Los vales de cultura fueron uno de los últimos programas que legisladores insertaron en la Ley General de Cultura el 27 de abril pasado. La iniciativa quedó establecida como un mandato después de que la Ley fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 19 de junio. A partir de entonces, la Secretaría de Cultura federal tiene 180 días para establecer el mecanismo que hará funcionar el programa. Pero aún en fase de planeación, los vales de cultura ya suscitan diferencias.
Para la titular de la dependencia federal, María Cristina García Cepeda, los vales de cultura son “demagogia” y “asistencialismo” si se entienden como “tarjetitas o valecitos” que deben entregarse a la población. La funcionaria prefiere sustituir el mandato ampliando otro proyecto en el que ya ha invertido 20 millones de pesos: la transmisión, en vivo o diferida, de espectáculos de danza, música, teatro y otras disciplinas artísticas, sobre pantallas que son colocadas en espacios públicos.
En una entrevista concedida a Excélsior (15/07/2017) la funcionaria afirmó, “no lo entendemos como ir a repartir vales, para mí sería muy fácil ir en una avioneta al lugar más apartado y desde ahí tirar vales para que todos los recojan, ¿de qué te va servir un vale si ahí no hay una biblioteca, un teatro o una librería? No queremos que sea demagógico, algo asistencialista. Yo no entiendo los vales de cultura como tarjetitas o valecitos para que se entreguen, es más importante que lleve brigadas y presente en pantallas el teatro, la música y todo eso te haga descubrir cosas”.
García Cepeda afirma que la dependencia dará a conocer próximamente el mecanismo como “vamos a darle atención a esta prioridad que puso la Ley de Cultura”.
Llevar espectáculos a través de pantallas “no me parece efectivo, porque si no, entonces nos conseguimos una conexión WiFi y bajamos de YouTube los cientos de miles de conciertos y espectáculos que ya están disponibles. Es nuevamente pensar que las comunidades no tienen cultura y que entonces hay que llevarles la cultura”, opina la diputada perredista Cristina Gaytán, también integrante de la Comisión de Cultura y Cinematografía.
Gaytán fue una de las pocas opositoras en la Cámara de Diputados de la última versión que se aprobó como Ley General de Cultura y piensa que la implementación de los vales de cultura resultó poco acertada: “me parece que es un proyecto inmaduro que no fue acertado al no definir cuáles eran los mecanismos para que funcionara”, pero tampoco opina que la solución sea llevar espectáculos a los estados a través de pantallas.
La idea de instalar pantallas en plazas públicas para transmitir espectáculos ha sido una prioridad para la actual secretaria de Cultura. Desde su cargo anterior en la dirección del INBA, García Cepeda anunció en 2015, la creación del programa La cultura A-Pantalla y como titular de la Secretaría de Cultura ha elevado el rango del programa a política federal.
La cultura está en las comunidades. Las orquestas, los grupos que hay ahí muchas veces se tienen que ir fuera porque la gente no tiene para acudir a sus presentaciones, lo que necesitamos es que el público se sienta motivado y sepa que puede decidir ir al cine, al teatro, a la danza, que sepa que cuenta con un pasaporte, con un vale que le permita acceder a eso y no veamos salas sólo con el 25% de público que sí puede pagar”, opina Gaytán.
En 2013, el gobierno brasileño de Dilma Rousseff aprobó la implementación del proyecto Vale-cultura que desde 2010 había sido contemplado en el Plan Nacional de Cultura. De acuerdo con el diario O Globo, cuando el programa nació se estimó que el beneficio alcanzaría a 12 millones de trabajadores brasileños en 2020. La cifra resultó exagerada: para 2015 sólo 457 mil se habían adherido al programa, lo que obligó a ajustar el número de beneficiarios a sólo tres millones para cuando termine la década.
La experiencia brasileña consiste en una tarjeta que otorga cincuenta reales brasileños por mes (unos 281 pesos mexicanos) que se pueden utilizar para comprar discos, libros, entradas a espectáculos o museos y otros productos culturales. El beneficio se otorga de manera voluntaria a aquellos trabajadores que perciben menos de cinco salarios mínimos; al trabajador se le descuenta el 10% del vale y los 45 reales restantes son aportados por el gobierno a través de subsidios fiscales a las empresas. El beneficio es acumulativo y se puede ahorrar para hacer un gasto mayor en el futuro.
La creación de los vales de cultura plantea además un reto presupuestal y contra el tiempo para la Secretaría de Cultura. Después de la publicación de la Ley General de Cultura y Derechos Culturales, la dependencia tiene 180 días para dejar listo el Reglamento que regirá dicha ley y en el que deberá basarse su solicitud de presupuesto a la Cámara de Diputados.
Nosotros no podemos asignar ningún recurso a ningún programa que no sabemos cómo va a funcionar, la Secretaría de Cultura presentara su presupuesto, ellos tendrán que presentarnos un programa y nosotros veremos la viabilidad de hacerlo, no se trata de decir fijemos un monto y nosotros firmamos un cheque en blanco, eso sería una irresponsabilidad por parte de nosotros”, dice Cristina Gaytán.
La implementación de los vales de cultura deberá quedar fijada en el Reglamento que prepara la Secretaría de Cultura y para poder recibir una partida especial tendría que conocerse antes de que se discuta el Presupuesto de Egresos de la Federación, que para 2017 quedó fijado desde octubre de 2016. La necesidad del Reglamento y de un programa cultural federal también determinará en gran medida el presupuesto general para la cultura de 2018.
María Cristina García Cepeda justificó que los recortes para cultura no le tocaron pactarlos a ella y que este será el primer año que intervenga. Los diputados opinan que deberán trabajar de manera conjunta y regresar a los presupuestos que la cultura recibía hace seis años, cuando la administración federal aun era panista y terminar con la tendencia de los gobiernos priistas de seguir recortando.