El artista tapatío presenta la escultura pública Sense of Place en Los Ángeles, el marco de la trienal Pacific Standard Time: LA/LA, organizada por la Fundación Getty
CIUDAD DE MÉXICO.
Un cubo de cemento prefabricado de seis toneladas de peso y más de dos metros de altura tomará el pulso de Los Ángeles, California. Hará de testigo de la dinámica social de las distintas “pequeñas” ciudades que forman a esta gran urbe multicultural. La escultura pública se fragmentará en 40 piezas para desplegarse por una veintena de espacios públicos, y luego reintegrarse en el rompecabezas gigante original.
Es el proyecto Sense of Place de José Dávila (Guadalajara, 1974) que presentará en septiembre próximo en el marco de la trienal Pacific Standard Time: LA/LA, organizada por la Fundación Getty, y que en esta ocasión tiene por eje temático la relación entre el país del norte y Latinoamérica. La instalación de Dávila se realiza en colaboración con el espacio Los Ángeles Nomadic Division (LAND), y funciona como un sensor de la ciudad estadunidense con 14 millones 990 mil hispanos.
El poliedro íntegro estará de septiembre a noviembre en el West Hollywood Park, para después dividirse en esculturas individuales que ocuparán parques, paradas de autobuses, explanadas o sitios privados de lugares emblemáticos para la arquitectura de la ciudad. Entonces las piezas se convierten en una plataforma de interacción con el público; esculturas que harán de bancas, escenario para selfies, muebles urbanos o rampas para patinar. Al final, los 40 objetos formarán de nuevo el cubo monumental, pero como un testigo del entorno social.
Mi proyecto es sobre la ciudad de Los Ángeles y cómo está conformada por una multiculturalidad, es básicamente una ciudad formada por muchas ciudades pequeñas. La idea de fragmentación es el concepto eje de este proyecto”, explica Dávila, quien enviará la pieza completa en dos tráilers de Guadalajara a Los Ángeles. Este primer viaje, asegura, es el inicio de la vida del proyecto.
Para mí lo que me interesa más allá del cubo como forma platónica, lo que me interesa es la idea de tener una escultura que es muchas a la vez, es una analogía de lo que entiendo es la propia ciudad de Los Ángeles, y cada pieza pequeña intenta de alguna manera captar el genio del lugar”, refiere en entrevista quien participó en la Bienal de la Habana 2015, la Trienal de San Juan, Puerto Rico, 2009, y Art Basel Miami 2008.
Los fragmentos del cubo se moverán en tres momentos distintos. Las primeras ocuparán la biblioteca y centro de arte Glendale; el parte Plummer al Oeste de Hollywood; el mercado central, la Fitzpatrick Casa de Leland en el MAK Centro de Arte y Arquitectura, en Beverly Hills; el muelle de Santa Mónica, entre otros. Después se desplegarán un segundo y tercer grupo de piezas en otros sitios. En su estancia al aire libre, la gente podrá intervenirlas, pintarlas, ocuparlas. Apropiarse de ellas, insiste el artista.
La idea es que la gente se relacione con las piezas en su cotidianidad, en un uso diario y evidentemente las piezas sufrirán desgastes físicos de todo tipo, algunas serán grafiteadas, y al paso del tiempo contendrán en sí mismas el espacio que las recibió. Sin hablar abiertamente de ello, cada una va a recibir un trato diferente según el lugar donde residieron y cuando vuelvan al parque de origen no formarán el mismo cubo de inicio porque llevarán impreso el registro del paso del tiempo”.
La obra plástica de Dávila está vinculada, en la mayoría de los proyectos, con la arquitectura y el urbanismo. En este caso, la relación no tiene que ver con la figura geométrica, sino con la historia arquitectónica de la ciudad estadunidense. Metrópoli con iconos del desarrollo de la construcción poco difundida. Y, señala el artista, quien tenga la curiosidad de recorrer los 20 lugares donde estarán las piezas, se llevará al final una radiografía de la arquitectura de esta capital, contrapeso de Nueva York en la producción y el mercado del arte.
Si bien el proyecto no hace un comentario explícito del contexto sociopolítico entre México y Estados Unidos, el cubo en sí mismo es un reflejo de la transición de un país a otro. Su viaje en tierra dentro de trailers para luego habitar la ciudad podría ser una lectura de la migración actual. Aunque Dávila asegura que la intención no es referir a temas políticos: “Es una obra que habla de sí misma, una pieza de arte que habla de arte”.
El proyecto también contempla un catálogo que además de ensayos de curadores, tendrá 20 cuentos breves de autores latinoamericanos jóvenes. Cada uno, por invitación del artista, escribirá un relato de una pieza en particular y su contexto. Será una manera poética, dice, de enlazar el presente de América Latina con el norte del continente.
He trabajado varios proyectos in situ, piezas planeadas para contextos puntuales, porque me gusta desarrollar la relación entre la obra y el contexto que la rodea, y el diálogo que se genera entre ambas situaciones. En este caso, la obra necesita de su contexto para existir, sino tuviera un entorno social no sería lo mismo. Tal vez se pueda presentar en otro lugar, pero no como pieza en su sentido original sino a manera de documentación de lo que ocurrirá en Los Ángeles”.
El traslado de las 40 piezas se complementa con un programa de actividades públicas a cargo de LAND, desde proyecciones, paneles de discusión hasta paseos en bicicleta.
En la segunda edición de la trienal de arte organizada por la Fundación Getty, México tiene un papel protagónico. Con más de 20 exposiciones en galerías y museos, se dará cuenta del arte mexicano. Desde el precolombino hasta el contemporáneo. En el marco de una exploración del diálogo entre la plástica latinoamericana y la ciudad estadunidense. El programa incluye una retrospectiva de Eduardo Sarabia, una revisión de la fotografía de los últimos 15 años y una lectura del arte de los 90.