En esa zona se solían enterrar dos veces a los difuntos, según las costumbres funerarias de los antiguos californios.
La Paz, BCS.- Con el descubrimiento en junio pasado de dos nuevas osamentas, ya suman 61 los entierros prehispánicos localizados en una zona de la Bahía de La Paz donde los antiguos californios solían sepultar dos veces a sus muertos, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el estado.
El entierro descubierto el pasado 6 de julio consiste en un hombre y una mujer de entre 20 y 25 años que fueron sepultados de forma simultánea en la zona de El Conchalito, informó Alfonso Rosales López, investigador del INAH en BCS.
En dicha zona, desde 1991 se han localizado restos de antiguos californios que eran enterrados con una práctica funeraria distinta a la llamada cultura de Las Palmas, que consistía en el entierro secundario de seres humanos en cavernas o zonas montañosas.
En el caso del entierro número 61 de El Conchalito, detalló el investigador, los cuerpos del hombre y la mujer fueron encontrados dentro de una fosa de medio metro de profundidad, boca abajo, con las piernas dobladas hacia atrás y los talones en la cadera, lo que concuerda con otros entierros de doble inhumación.
Luego de fallecidos, los cuerpos eran seccionados de piernas o brazos, o bien a la altura de la cadera aprovechando la putrefacción natural para hacerlo de forma manual, aunque en algunos casos estos solo eran cambiados de posición.
Para los conchaleños "la muerte no existía", dice el investigador, sino que los antiguos californios entraban a otra etapa de su existencia, en la que para evitar que sufrieran, ya fallecidos los destapaban, los modificaban o los cambiaban de posición, lo cual era considerado como la muerte real, lo que significaba un momento de celebraciones.
La zona arqueológica de El Conchalito abarca unos tres kilómetros de costa sobre terrenos en los que ahora se ubica el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (Cicimar), y entre 40 y 50 metros tierra adentro. Los restos encontrados en esa zona datan del año 1100 después de Cristo, unos 600 años antes del primer contacto entre Californios y Jesuitas.