•      Apoyado por su esposa, no se deja vencer por su padecimiento

San José del Cabo, Baja California Sur.- “El llegar a Los Cabos fue algo triste, primero porque venía del funeral de mi madre que había fallecido hace unos días en Oxaca, después de que le hicieron el novenario una sobrina me invitó a venir para acá para que conociera y así fue que me vine con ellos. Por mi edad me fue muy difícil encontrar trabajo y decidí salir a vender paletas a la calle y no dejarme vencer por la artritis reumatoide que padezco, es una enfermedad que la verdad no se la deseo a nadie, son dolores muy fuertes que un día estás bien y otro día apenas puedes sostenerte en pie”.

Relató don Pedro Juárez, luego de ser a bordado por este medio de comunicación cuando se encontraba vendiendo sus paletas en el transitado cruce de la carretera transpeninsular y la calle Nayarit, en la colonia San José Viejo.

Comentó a consecuencia de una fuerte caída que sufrió años atrás, una de sus rodillas quedó en mal estado, y tiempo después fue diagnostica con artritis a raíz del accidente. Con el paso del tiempo, agregó que su padecimiento avanzó hacia sus extremidades superiores causándole insoportables malestares.

“Mis pies ya casi no me responde, me caigo y me dan calambres, dependo mucho de la ayuda de mi esposa que siempre está al pendiente de mi, mientras el semáforo está en rojo voy ofreciendo las paletas y mi esposa siempre se queda del otro lado de la carretera checando que no me vaya a pasar nada malo”.

El señor Juárez continuó diciendo que en algunas ocasiones ha sido retirado del lugar por personal de dependencias municipal, por lo que decide recorrer las colonias ofreciendo sus paletas. Una parte del  dinero que consigue recolectar, sostuvo, lo destina a su tratamiento médico y el resto a la compra de alimentos. “Cuando me retiran del lugar les comentó que no estoy haciendo nada malo y les pido que me dejen trabajar aquí unas horas, a veces acceden y otras veces no”.

Don Pedro aprovechó la ocasión para agradecer a todas las personas de buen corazón que lo han apoyado. “Alguna personas me apoyan con alguna moneda y no quieren agarrar la paleta, me dan ánimos. Mientras Dios me lo permita voy a seguir vendiendo mis paletas, quiero darle las gracias a toda la gente que me ha apoyado, ahorita estoy tratando de juntar dinero para comprar unos zapatos porque los que traigo ya están muy viejitos, pero así viejitos y chuequitos seguiré trabajando”, concluyó.