El artista visual copia sin autorización el Calendario Azteca para incluirlo en su exposición Tesoros del naufragio del ‘Increíble’, que se exhibe en Venecia; el jurídico del instituto busca regularizar la reproducción, y el pago correspondiente
VENECIA.
Sin autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el artista británico Damien Hirst (Bristol, 1965) hizo una copia en bronce de más de cuatro metros de alto de la Piedra del Sol o Calendario Azteca, la cual fue sumergida en el mar para que adquiriera una nueva piel coralina a partir de los efectos que dejaba en su superficie la fauna marina.
La obra forma parte de la exposición Tesoros del naufragio del ‘Increíble’, que actualmente se exhibe en la Punta della Dogana y el Palazzo Grassi de esta ciudad, recintos propiedad del coleccionista y empresario francés François-Henri Pinault, esposo de la actriz mexicana Salma Hayek.
De acuerdo con declaraciones de un portavoz del artista a Excélsior, la escultura forma parte de “una colección de obras influenciadas por una amplia gama de culturas de todo el mundo y a lo largo de la historia, que buscan celebrar piezas importantes e icónicas del pasado”. Para el gobierno mexicano, dicha obra es una copia que viola la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, por lo que el departamento jurídico del INAH ya busca a los representantes de Hirst para “regularizar” la reproducción.
“En México es posible llevar a cabo reproducciones de bienes culturales, pero siempre y cuando se realice un procedimiento para la autorización correspondiente. En el caso de la copia que hizo el señor Hirst no existe autorización, por lo que vamos a llevar a cabo el procedimiento para la regularización y el pago correspondiente que se refiere en la propia ley”, explica Enrique Álvarez Tostado, director consultivo de la Coordinación Jurídica del INAH.
Cuestionados sobre la autorización del INAH para reproducir la Piedra del Sol, el portavoz de Hirst se limitó a indicar: “Me temo que esto no es algo que podríamos comentar”. Lo mismo ocurrió cuando se le preguntó sobre el procedimiento para hacer la reproducción, si existe algún molde o si partió de un vaciado de la pieza original: “Del mismo modo, no estamos comentando la fabricación de las obras”, dijo.
La exposición Tesoros del naufragio del ‘Increíble’, que reúne 200 obras de oro, bronce, mármol de carrara y vidrio (algunas sumergidas en el mar y otras exhibidas sin ninguna intervención), ha sido cuestionada por el artista nigeriano Victor Ehikhamenor, quien acusó a Hirst de copiar Cabeza de Ife, encontrado en 1938 en Ife, Nigeria, sin darle el reconocimiento histórico que se merece, de acuerdo con declaraciones a The New York Times.
También el escultor británico Jason deCaires Taylor estudia una demanda por violación de sus derechos de autor, luego de que la muestra tiene “sorprendentes similitudes” con sus instalaciones marinas, según el diario The Times.
En el caso de la réplica de la Piedra del Sol se abre un nuevo frente del debate, ya que la copia va en contra de lo estipulado en los artículos 38, 39, 40 y 41 del Reglamento de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos vigente en México, los cuales indican que “en el caso de reproducción de monumentos arqueológicos, artísticos o históricos con fin comercial (...) podrá ser otorgado por el Instituto competente cuando el interesado demuestre fehacientemente que cuenta con la autorización del propietario, poseedor o concesionario para que se haga la reproducción y que ha cumplido con lo dispuesto por la Ley Federal de Derechos de Autor”.
Asimismo, la ley estipula que “el interesado manifestará el fin comercial que pretenda dar a la reproducción, el cual no deberá menoscabar su calidad de monumento; además de que las reproducciones de monumentos deberán llevar inscrita de manera indeleble la siguiente leyenda: ‘Reproducción autorizada por el Instituto competente’”.
En la copia realizada por Hirst no existe dicha inscripción, además de que en la cédula que acompaña a la obra, llamada Calendar Stone (Calendario de piedra), no se hace ninguna mención al Calendario Azteca, a la Piedra del Sol o a la cultura mexica.
En la cédula que aparece al pie de la escultura, de 4.22 metros de alto por 4.75 metros de ancho, se lee: “El tiempo y el orden cósmico se entrelazaban indeleblemente en Mesoamérica. Los anillos concéntricos de este calendario simbolizan mediciones temporales específicas –incluyendo los meses de veinte días– y conceptos cosmológicos más amplios, como las cuatro épocas mundiales que se creía que habían pasado. Las manos con garras y el rostro medio esquelético de la figura central se encuentran inclinadas hacia arriba y el cuerpo está oculto, lo que sugiere que el disco originalmente pudo haber sido visto desde arriba”.
Sólo en la Guía de la exposición se hace una mención general a la obra prehispánica: “Mientras Mesoamérica y el Calendario Azteca son claramente indicativos de una compleja Cosmovisión, su significado completo sigue evadiéndonos. Esta obra es similar en escala a la famosa piedra del Calendario Azteca, Piedra del Sol, ubicado en el Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México.”
Álvarez Tostado asegura que el INAH está obligado por la ley a realizar todas las indagatoria y a utilizar todos los medios a su alcance para localizar al artista y exigir que se cumpla con la reglamentación vigente en México.
“Hemos tenido otras experiencias y han resultado positivas, se les requiere la información a través de su representante en la Ciudad de México y se cumple el procedimiento. Nuestra obligación es agotar todas las vías posibles para localizar al artista, que por ser una persona que tiene algún reconocimiento seguramente encontraremos para seguir con la norma”, explica.
Cuestionado sobre si, además del pago de derechos, Hirst deberá pagar alguna multa, Álvarez Tostado confirmó que la ley contempla sanciones, ya que previo a la reproducción el artista debió haber hecho la solicitud ante el instituto, pero también reconoció que no son cantidades muy altas, alrededor de los dos mil o tres mil pesos.
El monto de derechos y posibles multas son insignificantes, si se compara con el costo total de a exposición Tesoros del naufragio del ‘Increíble’, que supera los 50 millones de libras esterlinas, según declaró Hirst al diario londinense The Economist; y se ha difundido que cada una de las 200 piezas exhibidas tiene un precio de venta que va de los 500 mil a los cinco millones de dólares.
Tesoros del naufragio del ‘Increíble’ representa el regreso de Hirst al medio internacional del arte, después de casi una década de no exhibir obra nueva. Para esta muestra, el artista británico creó una historia de un supuesto naufragio ocurrido hace dos mil años, donde un barco llamado Increíble transportaba la fortuna de un antiguo esclavo otomano liberado, Cif Amotan II, el cual fue descubierto frente a las costas de África en 2008.
El hallazgo, según el relato de Hirst, tiene lo mismo figuras de Mickey Mouse que piezas arqueológicas de todas las culturas. Sin mencionar el colosal Demon with Bowl (Demonio con un cuenco), que mide 18 metros de alto y domina el atrio del Palazzo Grassi.
Es creador, coleccionista y empresario
Damien Hirst (Bristol, 1965) es uno de los denominados “The Young British Artists”, que protagoniza la escena del arte en Reino Unido a partir de la década de los 90. Además de producir obra, es coleccionista y empresario con una fortuna de 215 millones de libras.
En 1995 ganó el Premio Turner que otorga la galería Tate de Londres, y desde marzo de 2012 proyectó en Vauxhall, Londres, un estudio-galería para exhibir su colección personal que incluye cinco obras de Francis Bacon y otras piezas de Jeff Koons, Andreas Gursky, Sarah Lucas, y más. Situado en un antiguo teatro y taller de carpintería, el lugar fue rediseñado por Caruso St. John, y se integra por seis galerías, oficinas y un restaurante.
En septiembre de 2008, y como algo sin precedentes para un artista vivo, Hirst vendió la exposición completa Beautiful Inside My Head Forever en una subasta en Sotheby’s sin intervención de galerías.
La venta superó todas las previsiones y alcanzó más de 198 millones de dólares, un récord para una subasta de artista individual.
Desde finales de 1980 trabaja con la escultura, pintura y dibujo, y el tema de la muerte como principal eje de sus piezas. Una de sus obras emblemáticas es For the Love of God, la calavera de platino incrustada con diamantes vendida en 74 millones de euros en 2007.