Calificó a la corrupción como el principal problema del país en los últimos años, y que ha manchado y estorbado...
• Corrupción, el eterno problema nos explota en la cara.
CORRUPCION, EL ETERNO PROBLEMA NOS EXPLOTA EN LA CARA
Esta semana un líder empresarial de Los Cabos declaró que es urgente que las autoridades tomen medidas drásticas para castigar a quienes roban al erario público y se recupere la confianza de los ciudadanos en las esperas del gobierno e instituciones, pero también dijo que los ciudadanos deben ser más vigilantes y denunciantes de cualquier desviación de recurso público.
Calificó a la corrupción como el principal problema del país en los últimos años, y que ha manchado y estorbado el desarrollo económico y social, in colores y sin ser privativa de alguien en especial, esto es, que la corrupción se da en cualquier ámbito y nivel.
Tan es así que inclusive ya ha habido intentos desde el ámbito gubernamental para mitigar este problema, si la memoria no me falla, para atacar este problema que ya se sentía en todo el país en ese entonces de alguna manera el expresidente José López Portillo - o sería de la Madrid- en los 70’s decía en su slogan de gobierno “La Solución somos todos”, desafortunadamente, tras seis años de dirigir el destino de nuestro país este slogan fue transformado por el ingenio de los mexicanos a “La Corrupción somos todos”. (Por cierto López Portillo dijo llorando en su último informe que defendió el peso como un perro, ¿qué tal si no lo hubiera hecho?)
Así es, la corrupción no es algo nuevo, es algo que crece con un sistema de vida, con el desánimo, con la indolencia por el honor, la justicia y la autoestima y se nos inculca a todos desde el inicio de nuestra conciencia, en calle, en la escuela, en la televisión, día con día, y si no existe nadie que señale que esas prácticas de corrupción por pequeñas que sean son malas, entonces lo absorbemos como una enseñanza válida.
Y es que para que exista corrupción tiene que existir quien ofrece y quien acepta, y bueno, la misma Sor Juana Inés de la Cruz en uno de sus poemas define: “O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: el que peca por la paga o el que paga por pecar.
La corrupción es un mal no solo de los mexicanos sino de muchos países. Algunos como Singapur y Georgia han logrado controlar esto y revertirlo considerablemente e inclusive han sido reconocidos por ello a nivel internacional, sería prudente que volteáramos a ver qué medidas se han aplicado allá para repetirlo en nuestras estructuras sociales y de gobierno.
Para combatir la corrupción se necesitan cambiar las reglas, los procedimientos y los controles, no la idiosincrasia de la población. La idiosincrasia se cambiará por si misma cuando se señale duramente los actos de corrupción y además esto no se podrá lograr en un sistema que prioriza el dinero y la competencia como sus factores principales.
Sin embargo, si estoy de acuerdo con éste líder empresarial en que “La única alternativa es seguir empujando porque los ciudadanos tengan mayor injerencia en la vigilancia y seguimiento del manejo de los recursos públicos, hacer más obligatoria la vigilancia a través de fideicomisos para recursos federales, estatales y municipales que se estén generando para efecto de que los recursos públicos se destinen a obras públicas y no para engrosar los bolsillos de los políticos”.
Asi es, es necesario que se generen las acciones necesarias para que aquel o aquellos que la hagan, es decir, que desvíen recursos públicos, que paguen las consecuencias, que no queden impunes los delitos y no sea únicamente una situación que se de en tiempos de precampañas, en tiempos de cambios de gobierno; debe ser una acción permanente durante todo el tiempo, sin esperar una elección o u tiempo de gobierno.
La consecuencia más grave de no combatir la corrupción en los niveles gubernamentales, es la pérdida de credibilidad de la ciudadanía tanto en la clase política y consecuentemente en las instituciones lo cual provoca una brecha y una lejanía de la sociedad con los gobiernos que emanan de esa clase política.
Es sumamente importante que ahora, los ciudadanos seamos más vigilantes y denunciemos por cualquier medio, (sobre todo en lo institucional en los departamentos creados para ello, como la contraloría y Consejos de transparencia, etcétera.) cualquier situación de desvío de recursos. Y así, mantener un ojo vigilante para exigir resultados de estos espacios.