Se informó ya, que para éstos seis meses que dura la temporada de huracanes se tendrán 165 albergues en todo el estado dispuestos...
• Vientos Huracanados, esperemos al Adrián y su palomilla.
• ¿Y Las Cámaras y las Luminarias?
• Nomenclaturas, bienvenida la inversión privada, pero…
VIENTOS HURACANADOS, ESPEREMOS AL ADRIÁN Y SU PALOMILLA
Como debe ser, las autoridades se preparan para la próxima temporada de huracanes que ya inicia en 7 días (en el Pacífico noroeste arranca el 15, por mera casualidad coincide con el día del maestro), y bueno, después de la terrible experiencia que los sudcalifornianos tuvimos con Odile, no es para menos.
Se informó ya, que para éstos seis meses que dura la temporada de huracanes se tendrán 165 albergues en todo el estado dispuestos y listos para abrirse en caso de una eventualidad y de ellos, prácticamente la tercera parte están ubicados en el Municipio de Los Cabos, - anuncian que se cuenta con 52 albergues habilitados - (Declaraciones vertidas la semana pasada por Carlos Godínez León, director de Protección Civil en BCS).
Afortunadamente y salvo algunas excepciones, en Los Cabos ya adquirimos la costumbre de estar atentos al internet, las noticias y a lo que indican las autoridades (no hacerlo podría ser, digamos que hasta fatal) y los hoteleros de la zona de manera preventiva ya mantienen informados a sus clientes turistas de las precauciones que deben tener cuando un fenómeno de ésta naturaleza se acerca.
De hecho, en días pasados se pudo observar cómo se realizaron algunos recorridos por los cauces derivando de ello, la limpieza de arroyos de basura y cacharros, para permitir el flujo del agua cuando las lluvias se dejen sentir.
Penoso sin embargo es que estas autoridades, que se previenen en la forma táctica, no están tomando acción para reubicar a quienes aún se encuentran invadiendo algunos cauces de arroyos poniendo en riesgo sus propias vidas.
Será que se sienten más cómodos ante el gran incremento de efectivos del Ejército, de Gendarmería y de la Marina en la región que se reforzaron por caucas de la famosa guerra contra el Narcotráfico y el crimen organizado, (que ahora, por lo que estamos observando es responsabilidad de los cuerpos militares y no de la policía).
Pues, el primer huracán que se forme acá en el pacifico norte, tendrá el nombre de Adrián y los siguientes 12 ya se dispuso lleven los nombres de Beatriz, Calvin, Dora, Eugene, Fernanda, Greg, Hilary, Irwin, Jova, Kenneth, Lidia y Max (hay más, pero esperemos no necesitarlos)
¿Y LAS CÁMARAS y LAS LLUMINARIAS?
Todo esto lo comento porque cuando llegue Adrián y su palomilla estos próximos seis meses (la temporada termina el 30 de Noviembre), hay otras acciones que las autoridades tienen que prevenir y tomar acción desde ahora organizando bien, paso por paso lo que se tendrá que hacer si se nos acerca un huracancito de un nivel mayor a 3 en la escala Saffir-Simpson (el huracán nivel 4 en ésta escala ya trae consigo vientos entre 210 y 250 Kilómetros por hora y se advierte daños extremos: árboles y arbustos son arrasados por el viento, y los anuncios y letreros son arrancados o destruidos).
En éste sentido, recordemos que a principios del 2016 en los 30 kilómetros que hay entre Cabo San Lucas y San José del cabo, se instalaron aproximadamente 680 postes retráctiles, con 9 metros de altura que se pueden reducir a 3 metros de altura en caso de un ciclón y constan con alrededor de 1,200 luminarias, (dos por cada poste) con una inversión de 32 millones de pesos.
Sería importante que nuestros gobernantes organicen brigadas especiales para que por un lado, en su momento manden bajar las lámparas (luminarias) que están ubicadas en el corredor turístico, y que fueron instaladas por la SCT con recursos del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) después de ODILE.
Esperemos que ya tengan bien medido el tiempo que se tarda en bajarlas y tengan a la mano y aceitadito el equipo que se necesita para hacerlo.
También, y por otro lado se necesita otra brigada especial para quitar las famosas cámaras de vigilancia de la región, que con tanto esfuerzo se han lograd instalar a lo largo de estos últimos años y con un alto costo tanto para la comunidad, como para los mismos presupuestos de seguridad del gobierno estatal, federal y municipal.
Sería tildar de ineptitud a quienes ahora tiene la responsabilidad directa de organizar todo esto, en caso de que llegara un huracán y tanto las lámparas como las cámaras de video se destruyeran poniendo a todos en una situación de volver a buscar recursos, volver a solicitar apoyos federales y/o bajar recursos de programas específicos.
Definitivamente, no se entendería un olvido de tal naturaleza.
Sobre todo, cuando el secretario general de gobierno del estado Álvaro de la Peña informó que las autoridades de BCS realizaron recientemente una inversión de 480 millones de pesos en cámaras de seguridad para La Paz y Los Cabos (y algunas patrullas) y por lo que se puede deducir de sus declaraciones se están instalando 155 cámaras en el estado de las cuales 35 están ubicadas en el Municipio de Los Cabos.
NOMENCLATURAS, BIENVENIDA LA INVERSIÓN PRIVADA, PERO…
La aprobación por parte del cabildo cabeño para que la empresa Coopel invierta alrededor de 12 millones de pesos para instalar las nomenclaturas, poniendo nombre, número y código postal a 13 colonias de la Delegación de Cabo San Lucas, desde mi particular punto de vista es de aplaudirse pues aunque todos sabemos que esto es responsabilidad del gobierno municipal, con ésta acción ese dinero se podrá aplicar a otro rubro en beneficio de la comunidad.
El detalle aquí es asegurarse que esta acción no venga apoyada por algún moche y además que sea ejemplo y llamado para cualquier otra empresa que quiera de alguna manera utilizar esta forma de posicionar su marca, beneficiándose así tanto la comunidad como el mismo empresario.
Finalmente, el ayuntamiento (no sólo el de Los Cabos sino muchos otros), muchas veces no tiene la posibilidad económica de poner estos señalamientos y en caso de tenerlos, pues el permitir que empresarios le entren a”al ajo” permite utilizar estos dineritos en otras acciones.
En éste caso, por lo que se puede entender, la empresa iba a “donar” el recurso al gobierno municipal (no se sabe de dónde salió este impulso benefactor a la empresa nacional Coppel) y los miembros del Cabildo decidieron firmar un punto de acuerdo para que este dinero mejor sean donado en forma de obra y que sea la misma empresa la que mande realizar la obra bajo la supervisión de la Dirección de Obras Públicas Municipales.