La reconocida violinista alemana habla con Excélsior a propósito del festejo por sus cuarenta años de carrera y revela que debutará en Bellas Artes en 2019
CIUDAD DE MÉXICO.
Anne-Sophie Mutter (Rheinfelden, Alemania, 1963) es la violinista más importante de nuestro tiempo. Fue discípula de Herbert von Karajan, es admiradora de la pintura de Frida Kahlo, lectora de Friedrich Nietzsche e invitada constante a tocar con las orquestas más importantes del orbe, como las orquestas filarmónicas de Berlín y la de Londres. El próximo 28 de mayo celebrará 40 años de su debut y, en entrevista con Excélsior, adelanta que ya tiene fecha para debutar en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes de México. Esto será en el año 2019.
Señalada por la crítica como la reina de las violinistas, la diosa del violín, la estrella de la música clásica y, por Karajan en su momento, como “el mayor prodigio desde Yehudi Menuhin”, Mutter es una artista que vive alejada de los reflectores, de la soberbia y la pretensión. A través del teléfono su voz suena cálida y entusiasta, para conversar sobre su trabajo más reciente, el sex appel de la música clásica y la necesidad de cuestionar en cada ejecución para que la música no se convierta en un paradigma.
¿Qué recuerdo mantiene de su visita a México en 2010?
Es verdad que estuve en México hace seis años. Recuerdo que cuando llegué a la Ciudad de México condujimos en automóvil hasta Morelia, donde tuve una presentación con el violinista ucraniano Yuri Bashmet y el violonchelista estadunidense Lynn Harrell. Morelia es una ciudad antigua y muy hermosa. Recuerdo muy bien ese viaje porque corrimos mucho para llegar al evento y luego me marché. Pero pronto regresaré a la Ciudad de México en 2019, con mis músicos. Además, el año pasado volví a tu país por motivos personales, para tomarme unas pequeñas vacaciones cerca de Cancún, en la Riviera Maya, un lugar muy hermoso… Te aseguro que fueron las mejores vacaciones que he tenido en mi vida.
“Además, debo confesar que soy una ferviente admiradora de los pintores mexicanos Frida Kahlo y Diego Rivera. A Frida la admiro mucho porque fue una gran mujer; ella sufrió un accidente que la mantuvo en cama mucho tiempo y eso la convirtió en pintora. Es impresionante cómo trasformó un hecho trágico de su vida en algo tan maravilloso y eterno. Así que me gusta todo de Frida, los temas que pintó, su fuerte personalidad, toda la historia que hay detrás de sus pinturas, su amor por la vida y su pasión. Además, debo decirte que me encanta la música de Carlos Santana. Es algo con lo que crecí”.
¿Ha interpretado música mexicana alguna vez?
No, por desgracia nunca he interpretado piezas mexicanas.
¿Cuál es su búsqueda en el escenario?
Lo más importante sobre el escenario es fluir compartir la experiencia musical con la gente, crear una atmosfera que la gente quiera escuchar y hacer que el público se conecte con el compositor de la obra; que sienta un sonido hermoso, con sus momentos oscuros, su drama y su pasión, es un conjunto muy variado sobre el escenario donde lo esencial es captar la atención de la gente que te está escuchando.
¿Tiene una dirección clara en su ejecución?
Es una emoción indescriptible y sólo al estar sobre el escenario podrías darte cuenta hacia dónde vas. Digamos que las circunstancias son predecibles en ese momento. Te diría que antes de empezar un concierto me siento con mucha energía, como un caballo que está a punto de empezar una carrera, pero luego termino cansada. Sin embargo, algo que me fatiga y me molesta mucho es que la función se retrase.
¿Su apuesta es apegada a la partitura?
El verdadero sentido de tu pregunta es si hay una interpretación propia. Diría que eso sucede en el violín, el piano o la voz de un cantante, cada uno tiene una manera propia de expresarse y debes ser arriesgado para ser artista. Ahora mismo, gente joven de mi fundación me ayuda a seleccionar mi repertorio. En general a mí me gusta hacer sentir a la gente joven que nunca ha estado en un concierto lo maravilloso que puede ser y la cantidad de expresiones que en un concierto pueden llegar a sentir, como sabes, ese sex appel (atractivo) que la música clásica llega a tener.
Hace unos meses empezó a circular en México The Club Album Live from Yellow Lounge, el álbum más reciente de la ejecutante, que contiene piezas de Vivaldi, Gershwin, Bach, Tchaikovsky, Debussy, Brahms y Saint-Saëns, donde la intérprete de 53 años confirma por qué es considerada la virtuosa más sobresaliente de nuestro tiempo, con más de 70 grabaciones que abordan el repertorio de Beethoven, Brahms, Dvořák, Lutosławski, Mendelssohn... y ahora mismo prepara su próximo álbum, donde incluirá obras de Schubert, Penderecki y quizá algunas de John Williams.
¿Hay una búsqueda por la perfección en cada grabación?
Sabemos que la perfección es relativa porque lo que podemos pensar sobre una perfecta interpretación cambia en un par de días; nuestra perspectiva de lo perfecto siempre está en movimiento. Y qué bueno que así sea porque la música no debe ser un paradigma, sino que debe estar cambiando siempre para no dejar de cuestionar su significado.
Nietzsche decía que la vida sin música es un error porque todo lo relacionado con el arte nos traslada a otra realidad. Es cierto que todos necesitamos de comida para sobrevivir –aunque cada minuto mueren miles de niños alrededor del mundo por inanición–, pero así como el pan y el agua nutren nuestro cuerpo, la música lo hace con nuestra mente; la música es un idioma en el que todos somos bienvenidos.
¿Cómo recuerda usted a Karajan?
Era un tipo fantástico que manejaba un jet y un coche de carreras. Él siempre estaba buscando la perfección y la mayor lección que aprendí de él es que siempre debes superarte a ti mismo, no sólo como músico sino como ser humano.
¿Podría hablar de los dos Stradivarius que posee?
Desde los 16 años busqué un Stradivarius. Entonces mucha gente me criticó por no buscar otro tipo de violín. Pero con el tiempo te das cuenta cómo con un Stradivarius puedes obtener una infinidad de sonidos. Mi primer violín (un Emiliani de 1703) es de sonidos suaves, y el segundo (un Lord Dünn-Raven de 1710) es de sonidos fuertes, siempre listo como un tigre.
¿Cómo apoyan la música en su país?
En Alemania el gobierno continúa subsidiando a los músicos, las casas de ópera y las salas de concierto. Además, ahí está la contribución de los músicos europeos al repertorio musical mundial, que es inmenso y, supongo, una de las razones por las que continúan patrocinando. En mi caso, he creado una fundación de proyección mundial, con la que intento armar una orquesta con músicos de diferentes nacionalidades, quienes se conviertan en embajadores de la cultura.
Esta orquesta, que lleva mi nombre por motivos ajenos a mi voluntad, colabora con jóvenes talentosos del violín, la viola, el violonchelo y el contrabajo. Hasta ahora ha apoyado a 30 músicos y se ha financiado la compra de seis instrumentos. Además, cada dos años los integrantes de la fundación visitamos un lugar para hablar sobre una figura de la música; ahí pasamos un fin de semana, discutimos sus composiciones y escuchamos un concierto con alguno de mis estudiantes”, concluye.