La primera proyección de Okja, del director Bong Jon Ho, atravesó por errores técnicos durante su proyección y tuvo silbidos en contra de Netflix, pero aún así la respuesta no fue desagradable
CANNES.
Polémicas aparte —por ser una producción de Netflix—, la fábula anticapitalista del surcoreano Bong Jon Ho, Okja, recibió ayer hoy una buena acogida en Cannes pese a sus excesos.
Una jornada que empezó agitada para Okja en la proyección de prensa, donde hubo silbidos contra Netflix —por competir con películas que van directamente a la televisión— e interrupción por problemas técnicos, pero que acabó con una recepción positiva para una producción extravagante y muy cuidada.
Su primera proyección fue un cúmulo de problemas, con silbidos y abucheos contra la plataforma y problemas técnicos que obligaron a interrumpir la exhibición durante unos 10 minutos.
El incidente ocurrió durante una proyección destinada a la prensa, que acudió en gran número, tanto que el festival tuvo que habilitar una segunda sala de proyección para acoger a todos los periodistas presentes.
La aparición del nombre de Netflix en la enorme pantalla del Gran Teatro de Lumière provocó silbidos por parte de un grupo de periodistas, protestas que continuaron inmediatamente después al comenzar la película y mientras se veían las primera imágenes.
Unos minutos de confusión porque las protestas, que se fueron intensificando, procedían solo del anfiteatro. Y eran porque la proyección no estaba ajustada al tamaño de la pantalla y se cortaba la parte superior e inferior de la imagen, un problema que era mucho más evidente desde la parte superior de la sala.
No tardaron en surgir rumores de un posible boicot debido a la polémica que planea sobre esta edición de Cannes por el hecho de que dos producciones de Netflix —Okja y The Meyerowitz Stories, compitan por la Palma de Oro cuando están destinadas a las televisiones y no a las salas de cine.
La dirección del festival se apresuró a enviar un comunicado en el que aseguraba que el problema era exclusivamente de carácter técnico.
“Un incidente técnico empañó el inicio de la proyección de Okja”, que se detuvo “durante unos minutos”, tras lo cual la sesión se retomó normalmente, explica la nota.
“Se trata de un incidente debido únicamente a los servicios técnicos del festival, que ofrece sus excusas al realizador y a sus equipos, a los productores y a los espectadores de la sesión”, afirma el breve comunicado de Cannes.
En la rueda de prensa posterior, Bong Jon Ho restó importancia al problema y afirmó sonriente: “Estoy encantado de que se haya visto el comienzo de mi película dos veces”.
Conocido por cintas como The Host (2006), el realizador llegó a Cannes rodeado por el reparto hollywoodense de su película —Paul Dano, Jake Gyllenhaal, Lily Collins y Tilda Swinton, además de la joven Seo-Hyun Ahn- para presentar una cinta en la que carga contra el capitalismo y defiende con vehemencia la naturaleza y los animales.
Y lo hace con ese estilo fantástico y difícilmente clasificable con el que suele rodar sus películas. En este caso todo gira alrededor de un cerdo super gigante (Okja), criado en las montañas coreanas por una niña (Seo-Hyun) y su abuelo.
Una criatura creada de la nada por una compañía de alimentos, que hace creer al mundo que ha sido hallada en Chile —”cuando miras en un globo, los países más opuestos a Corea son Uruguay y Chile. Siempre he querido ir, pero no he podido, así que al menos así he ido cinematográficamente”, explicó Bong—.
La historia enfrenta al espectador con la violencia que algunos sufren, tanto personas como animales, para que otros vivan en la abundancia.
“Vivimos en una época capitalista que nos hace felices por una parte, pero en la que nos resulta difícil sobrevivir, a nosotros y también a los animales. Nos hace sentir cansancio y sufrimiento”, explicó el realizador sobre una historia que utiliza una estética de cuento y un humor absurdo e histriónico para hacer más fácil de digerir la violencia de algunos momentos.
Una mezcla de realidad y metáfora, como lo describió Gyllenhaal, que aseguró que rodar este filme le ha hecho mirar de forma diferentes a los adultos, a los niños y “a lo que hacemos a los animales y al medioambiente”.