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Hoy es lunes, 25 de noviembre de 2024

Abucheos, pero positiva

La primera proyección de Okja, del director Bong Jon Ho, atravesó por errores técnicos durante su proyección y tuvo silbidos en contra de Netflix, pero aún así la respuesta no fue desagradable

Abucheos, pero positiva

CANNES.

Polémicas apar­te —por ser una producción de Netflix—, la fábula anticapitalis­ta del surcoreano Bong Jon Ho, Okja, recibió ayer hoy una bue­na acogida en Cannes pese a sus excesos.

Una jornada que empezó agitada para Okja en la proyec­ción de prensa, donde hubo silbidos contra Netflix —por competir con películas que van directamente a la tele­visión— e interrupción por problemas téc­nicos, pero que aca­bó con una recepción positiva para una pro­ducción extravagante y muy cuidada.

Su primera proyección fue un cúmulo de problemas, con silbidos y abucheos contra la plataforma y problemas técni­cos que obligaron a interrumpir la exhibición durante unos 10 minutos.

El incidente ocurrió durante una proyección destinada a la prensa, que acudió en gran nú­mero, tanto que el festival tuvo que habilitar una segunda sala de proyección para acoger a to­dos los periodistas presentes.

La aparición del nombre de Netflix en la enorme pantalla del Gran Teatro de Lumière provo­có silbidos por parte de un gru­po de periodistas, protestas que continuaron inmediatamen­te después al co­menzar la película y mientras se veían las primera imágenes.

Unos minutos de confusión porque las protestas, que se fueron intensifican­do, procedían solo del anfiteatro. Y eran porque la proyección no estaba ajustada al tamaño de la panta­lla y se cortaba la parte superior e inferior de la imagen, un pro­blema que era mucho más evi­dente desde la parte superior de la sala.

No tardaron en surgir rumo­res de un posible boicot debido a la polémica que planea sobre esta edición de Cannes por el hecho de que dos pro­ducciones de Net­flix —Okja The Meyerowitz Stories, compitan por la Palma de Oro cuando están des­tinadas a las televisiones y no a las salas de cine.

La dirección del festival se apresuró a enviar un comuni­cado en el que aseguraba que el problema era exclusivamente de carácter técnico.

“Un incidente técnico em­pañó el inicio de la proyección de Okja”, que se detuvo “duran­te unos minutos”, tras lo cual la sesión se retomó normalmente, explica la nota.

“Se trata de un incidente de­bido únicamente a los servicios técnicos del festival, que ofre­ce sus excusas al realizador y a sus equipos, a los productores y a los espectadores de la sesión”, afirma el breve comunicado de Cannes.

En la rueda de prensa pos­terior, Bong Jon Ho restó importan­cia al proble­ma y afirmó sonriente: “Es­toy encantado de que se haya visto el comienzo de mi pelí­cula dos veces”.

Conocido por cintas como The Host (2006), el realizador llegó a Cannes ro­deado por el reparto hollywoo­dense de su película —Paul Dano, Jake Gyllenhaal, Lily Co­llins y Tilda Swinton, además de la joven Seo-Hyun Ahn- para presentar una cinta en la que carga contra el capitalismo y defiende con vehemencia la naturaleza y los animales.

Y lo hace con ese estilo fan­tástico y difícilmente clasifica­ble con el que suele rodar sus películas. En este caso todo gira alrededor de un cerdo super gi­gante (Okja), criado en las mon­tañas coreanas por una niña (Seo-Hyun) y su abuelo.

Una criatura creada de la nada por una compañía de ali­mentos, que hace creer al mun­do que ha sido hallada en Chile —”cuando miras en un globo, los países más opuestos a Corea son Uruguay y Chile. Siempre he querido ir, pero no he podi­do, así que al menos así he ido cinematográficamente”, explicó Bong—.

La historia enfrenta al es­pectador con la violencia que algunos sufren, tanto personas como animales, para que otros vivan en la abundancia.

“Vivimos en una época capi­talista que nos hace felices por una parte, pero en la que nos resulta difícil sobrevivir, a no­sotros y también a los animales. Nos hace sentir cansancio y su­frimiento”, explicó el realizador sobre una historia que utiliza una estética de cuento y un hu­mor absurdo e histriónico para hacer más fácil de digerir la vio­lencia de algunos momentos.

Una mezcla de realidad y metáfora, como lo describió Gyllenhaal, que aseguró que ro­dar este filme le ha hecho mi­rar de forma diferentes a los adultos, a los niños y “a lo que hacemos a los animales y al medioambiente”.