Se comentó que había recibido amenazas muy dignas de tomarse en cuenta. Max las tomó muyen serio.
Con la seguridad de que las autoridades estatales y municipales estarán dispuestas a orientarlos al respecto… La noticia me la dio la periodista Marisela Talamantes Beltrán. Habían matado a Max Rodríguez. Todo el gremio de periodistas sabíamos que en los últimos meses Max estaba metido de lleno en la cobertura de la fuente policíaca, más que de la política. Leíamos sus reportajes, sus opiniones y comprendíamos que tenía muy buenas fuentes. Peo que estaba caminando sobre el filo de la navaja.
Se comentó que había recibido amenazas muy dignas de tomarse en cuenta. Max las tomó muyen serio. Dejó instrucciones a su familia por si moría. No quería velorio y pedía que lo incinerarán. Esta última disposición no pudieron cumplirla porque murió de muerte violenta, no permitieron las autoridades que se incinerara, seguramente porque después a lo mejor necesitan exhumarlo para continuar las investigaciones. Tampoco pidió protección policíaca. Sabía que era inútil. Si ya se había girado la orden de matarlo, esta orden se cumpliría inexorablemente.
Así trajera a todas las corporaciones de seguridad protegiéndolo. Recordemos que cuando a Luis Donado Colosio le sugirieron que pidiera más protección respondió: “¿Para qué? la bala que va a matarme, ya tiene escrito mi nombre?”… Quiero recordar a Max como lo que fue para mí a través de unas cuatro décadas. Un compañero periodista, atento, cortés, muy caballeros, muy respetuoso, que alguna vez, cuando estuvimos dentro de la administración pública, nos brindó sus consejos y sugerencias sin egoísmo.
Quiero pensar que quiso morir sin doblegarse, no ceder a las amenazas, seguir escribiendo conforme a su criterio, hasta el último momento. No demostrar miedo. Sin acobardarse. Sin pedir protección para no arriesgar otras vidas por defenderlo. Seguramente cuando lo amenazaron, vía celular, pidió respeto para Raquel, que no la tocaran. Le cumplieron y la respetaron, porque de haberla querido matar lo hubieran hecho. Aunque conociéndola, creemos que ella hubiera querido irse con él. Max siempre supo a lo que se exponía al escribir como lo hizo. Pero quiso morir de pie… Hasta la semana próxima, Dios mediante.