• El PRI sudcaliforniano sin ánimo de celebrar su 88 aniversario de existencia
• Se debilita el grupo de Barroso con la salida de Lupita Munguía de LINCOSA
• Aumenta la división en el tricolor sin que haya visos de s...
Por:
Jesus Ojeda
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Publicado el
lunes, 6 de marzo de 2017.
• El PRI sudcaliforniano sin ánimo de celebrar su 88 aniversario de existencia
• Se debilita el grupo de Barroso con la salida de Lupita Munguía de LINCOSA
• Aumenta la división en el tricolor sin que haya visos de solución
El pasado fin de semana el PRI arribó a su 88 aniversario de existencia, lo que generó expresiones triunfalistas del presidente Enrique Peña Nieto verdaderamente difíciles de creer, pues el primer mandatario supone que el malestar ciudadano producto de las alzas en los precios de las gasolinas y la galopante inflación, no redundará en votos contra el tricolor en las elecciones de este año y del próximo 2018.
En el colmo del autoengaño, el primer priista de la nación supone que su partido se llevará carro completo en las elecciones de este 2017 que se realizarán en Coahuila, Nayarit y el estado de México, donde por primera vez el PRI realmente se encuentra ante la posibilidad de perder la gubernatura contra el PAN.
Obviamente esa adversidad que se observa en el tricolor de prácticamente todo el país, también se refleja en las actividades de este organismo político en Baja California Sur donde hasta ahora parece ser aún muy difícil superar los jaloneos divisorios entre las fuerzas que encabezan los senadores Ricardo Barroso e Isaías González, así como la exalcadesa paceña y ahora diputada federal Esthela Ponce Beltrán.
Esta desunión, sumada a la adversa percepción ciudadana de las decisiones tomadas por el gobierno federal emanado de este organismo político, han provocado poco a poco el desgaste de estos grupos políticos y su consecuente debilitamiento político de sus líderes que llegarán a los próximos procesos sin capacidad para lograr primero las candidaturas y después las anheladas victorias electorales.
Reflejos de este debilitamiento son notorios por ejemplo desde a sustitución del titular de Prospera en la entidad, que formaban parte del grupo político de Ricardo Barroso y que fue removido sin que el senador pudiera hacer nada al respecto.
Después también en Diconsa se removió a su titular en la entidad que obedecía a los intereses de Esthela Ponce Beltrán y muy recientemente también le fue arrebatada la titularidad del organismo de mujeres al interior del tricolor (OMPRI) que ostentaba la exregidora y actual senadora suplente María Luisa Yuen, quien con todo y su conocida incapacidad, responde a los intereses de la exalcadesa. Ambas tuvieron que digerir con dificultad que ahora la titular de ese organismo es Fernanda Villareal.
De manera similar, la semana pasada, otra vez la adversidad política golpea al grupo del senador Barroso cuando Guadalupe Munguía es removida de la titular de la representación de Liconsa, sin que el excandidato del tricolor a la gubernatura pudiera hacer algo para evitar esta remoción.
Está claro que este reacomodo de las piezas distribuidas en las diversas delegaciones del gobierno federal y al interior del propio PRI sudcaliforniano, no parece favorecer mucho ni a Esthela Ponce ni a Ricardo Barroso quien hasta en la fuerte disputa por mantener para los intereses de sus respectivos grupos las futuras dirigencias municipales del tricolor, así como su dirigencia estatal que con dificultad se ha sostenido en manos del barrosista Edmundo Salgado Cita.
Llega el PRI a sus primeros 88 años de existencia y en Baja California Sur no hay ambiente de celebración pues la división sigue latente sin que hasta el momento se haya superado lo que se conjuga con la pérdida de fuerza política y de posiciones estratégicas como las mencionadas donde cada día queda más claro que tendrán que ser otras corrientes o liderazgos emergentes quienes tengan que replantear al tricolor a la entidad.
Los cartuchos que ya están muy quemados seguramente tendrán que tener la prudencia política de mantenerse atrás del escenario principal si pretenden conservarse con algo de vida política útil, de lo contrario estarán condenados al escarnio y al fracaso político y lo que es peor, al cuestionamiento severo de sus propios militantes del tricolor.
El PRI sudcaliforniano no pudo celebrar como hubiese querido el cumplir un año más de existencia en el país porque hasta para hacer un pastel y una celebración de esta naturaleza resulta muy complicado y difícil ponerse de acuerdo.
Por ello resultan casi increíbles las expresiones el presidente Enrique Peña Nieto que ilusamente supone que el tricolor no solo ganará las próximas elecciones sino que arrasará a sus principales adversarios, algo que por supuesto queda claramente en el terreno de una más de las utopías peñistas.
Veremos hasta cuando aparece entre los priistas la tan necesaria prudencia política, sin la cual resulta muy difícil presentar una competencia político-electoral convincente y con una carga mínima de esperanza triunfadora.
Ya veremos.