• El artista murió un día como hoy, pero de 1957, a causa de una perforación de úlcera, una diabetes poco cuidada y muchos cigarrillos CIUDAD DE MÉXICO.- El museógrafo mexicano Fernando Gamboa (1909-1990) le recreó
AVIDEZ Y DISCIPLINA Adquirió su vasta cultura con una avidez, disciplina y poder de absorción increíbles. Miguel no fue un simple teorizante, mero acumulador de datos. Todo el ancho mundo era su laboratorio, y su tesoro de conocimiento no era sino rico combustible con que alimentaba su fértil talento creador de múltiples realizaciones”, dijo Gamboa alguna vez dijo sobre El Chamaco.Un combustible que el artista supo transformar en una mirada precisa, un trazo propio, una cosmovisión, en un ritmo y una forma. Un combustible que dio vuelo a ese “fértil talento” que nos sigue asombrando. Fue este carácter el que le permitió viajar por el mundo acumulando conocimiento y haciendo visible, a partir de su obra y sus estudios, los lugares remotos y desconocidos para el viajero occidental común. En 1930 Rolanda y Covarrubias se casaron, para su luna de miel viajaron por Asia y quedaron cautivados con Bali. El artista estudió la cultura balinesa por nueve meses y luego regresó gracias a una beca de la Fundación Guggenheim, que le permitió extender su estudio durante un año más. El resultado de ambos viajes se materializó en una publicación de 1937: La Isla de Bali, un estudio exhaustivo sobre la región que permite adentrarse en su gente, religión, usos y costumbres. Hoy esta investigación ha hecho de Covarrubias el personaje más conocido de este paraíso. Años después, en 1946 publicó el libro El Istmo de Tehuantepec, investigación inspirada en la similitud con la cultura balinesa. Generó un documento que mostraba una región de nuestro país poco conocida entonces. Otra de las múltiples profesiones que ejerció El Chamaco fue la de cartógrafo. Creó mapas únicos a los que, a través de elementos pictóricos, dio características científicas e imaginativas, añadiendo al aspecto funcional de la cartografía una visión estética. Con el rigor y la exactitud de un etnólogo, y la originalidad y sensibilidad de un artista gráfico, Covarrubias ofreció nuevas perspectivas y le otorgó plasticidad a los planos. A partir de la publicación de La Isla de Bali, Covarrubias volvió a incursionar en la cartografía. Dicho estudio antropológico incluye mapas plegables a pequeña escala que representan sistemas de información desarrollados a partir de medios pictóricos. Ahí creó un modo de representación, a través de pequeños signos que contienen información cultural. Sus mapas incorporan imaginación artística a las necesidades científicas de la delimitación de espacios. En 1939 se le encomendó visualizar la idea del área del Pacífico en seis grandes mapas que serían instalados en el Pacific House, en el marco de la Feria Mundial, en San Francisco. Estos mapas lograron proyectar las necesidades socioeconómicas y culturales de las comunidades del Pacífico por medio de una observación precisa y representaciones minuciosas. Dichos murales permanecen hoy en San Francisco. El artista ejerció también la docencia, impartiendo etnografía en la Escuela Nacional de Antropología, y fue director, un corto periodo, de la Escuela de Danza del INBA. Miguel Covarrubias es un artista cuya producción multifacética nos sigue cautivando. Hoy que se cumplen 60 años de su muerte.