• Priistas requieren decisión salomónica que evite más fracturas ante un panorama definitivamente adverso • Buscan renovar la dirigencia estatal ante un clima político económico que golpea al tricolor • Este fin de semana una ociosa visita más del delegado del CEN priista Aarón Irizar

Mientras que el PAN sudcaliforniano se desenvuelve sin mayores problemas hasta ahora para conservar su unidad al interior, en el PRI las diferencias internas se mantienen vigentes y a pesar de las dos visitas realizadas ya por su dirigente nacional Enrique Ochoa, la división no ha podido ser superada. Desde que el tricolor perdió la gubernatura hace 18 años, justamente el siete de febrero de 1999 contra el PRD, este partido no ha encontrado la unidad adecuada para recuperarse de aquella derrota y lejos de avanzar, se encuentran literalmente estatizados. Conformados en tres grandes grupos que encabezan los senadores Ricardo Barroso e Isaías González, líder nacional de la CROC, así como la hora diputada federal, Esthela Ponce, quien aún mantiene en su contra denuncias ante la PGR por el presunto desvío millonario de recursos públicos durante su gestión como alcaldesa de La Paz, del 2011 al 2015, e PRI parece no encontrar salida. Esto se suma ala enorme decepción ciudadana que se registra ahora por las decisiones en materia económica (el gasolinazo) del gobierno federal encabezada por el priista Enrique Peña Nieto, quien a pesar de contar con el apoyo nacional para hacerle frente a las agresiones del fascista presidente norteamericano Donald Trump, internamente el PRI parece tener ya desde ahora asegurada su derrota en el proceso electoral del 2018. Sin embargo, los priistas consideran aún que pueden tener posibilidades de luchar en las próximas contiendas por lo que ahora la confrontación es para decidirse por una nueva presidencia estatal ya sea en mano de un hombre o de una mujer. En ese sentido han desfilado algunos nombres de quienes consideran que pueden ser el nuevo dirigente que supla al desgastado Edmundo Salgado Cota, entre ellos Omar Zavala, Axxel Sotelo, Anita Beltrán, Fernanda Villarreal, y hasta el mismo Ricardo Barroso Agramont. Incluso quien puede ser considerado también con esta posibilidad de ser el nuevo presidente del priismo estatal, es al actual secretario de organización del comité estatal priista, Noé López, quien definitivamente conoce a fondo este organismo y no parece estar muy ligado a ningún grupo en particular luego de que se despegó de Esthela Ponce. A los priistas les urge decidirse por opciones que puedan garantizar de la mejor manera posible, el consenso y la unidad interna. Ese es definitivamente el reto. Tal urgencia crece sobre todo por lo adverso que seguramente será el proceso electoral, sobre todo al contender con el poderoso PAN sudcaliforniano que además de su unidad interna, conservada hasta ahora, cuenta con el buen desempeño de la autoridad estatal y municipales que cuentan con la buena calificación de la población sudcaliforniana. Por lo pronto este fin de semana estará en la entidad el delegado del CEN del PRI, el senador sinaloense Aarón Irizar López, quien se desempeña en esa posición apenas desde el pasado 16 de diciembre, para volver a platicar con todos los interesados y evitar hasta donde se pueda el evidente desmoronamiento de esta fuerza política. Veremos cuál es la solución salomónica por la que se deciden los priistas que aún tienen muy lejos la senda de la victoria perdida ya desde hace tres sexenios.