Bernandino Hernández asegura que su trabajo no sólo sirve para mostrar al mundo lo que pasa en Acapulco, sino que también busca ayudar a que los jóvenes eviten caer en manos de la delincuencia
Durante casi 40 años, Bernandino Hernández ha cargado una cámara consigo, con el paso del tiempo, su particular forma de observar las cosas les permitió incursionar en el fotoperiodismo, sin imaginarlo, sus imágenes, testigos fieles de la violencia, le han dado la oportunidad de mostrarle al mundo lo que ocurre en el puerto de Acapulco, Guerrero. Su trabajo es reconocido a nivel internacional, y ha sido expuesto junto al realizado por algunos de los mejores fotógrafos de guerra.
En 2016, recibió tres reconocimientos internacionales. Frente a sus ojos se ha transformado la violencia, de pleitos pasionales o riñas en el rincón de un bar, la cobertura actual se enfoca en retratar los rastros del sanguinario actuar de la delincuencia organizada en el puerto de Acapulco.Antes había asesinatos, pero eran a machetazos, a una puñalada o que el amigo mató en un bar al amigo con una botella, el marido que encuentra a la mujer con otra persona, se daban en ese tiempo, ese tipo de muertes o atropellados, que era ese tipo de cosas las que se veían en la nota roja”, relata en entrevista para Excélsior.
Hace más de 12 años comenzaron a aparecer personas asesinadas, descuartizadas, desmembradas, desollados, es una historia muy grande, pero si nos vamos a la época de la Revolución, a la historia de nuestro país, en ese tiempo también había colgados, decapitados, que los dejaban ahí o que los ponían en el paredón, entonces ahora, pues es otro tipo de asesinatos de la violencia, son los que cometen quienes pertenecen al crimen organizado”, comenta sobre la situación actual de Acapulco.Contrario a lo que se pueda pensar, a ‘Berna’ le interesa que más allá del morbo que pueden despertar los sucesos, las fotografías ayuden a contar una moraleja a las jóvenes generaciones, ya que, asegura que no hay un buen destino si el camino que se recorre es el de la violencia común o el del crimen organizado.
He tomado demasiado a jóvenes tanto damas, como varones, cómo han terminado en dos, tres meses, que no piensen que en realidad van a ser como los grandes capos; el Señor de los Cielos, Caro Quintero, entre otros narcotraficantes, digo, que no piensen que pueden llegar a eso, es muy difícil”, advierte.El fotógrafo acapulqueño dice que acercarse a retratar el asesinato de un menor de edad, son de las cosas más difíciles que enfrenta al realizar su trabajo, tan sólo hablar de ello hace que cambie la expresión de su rostro, que la voz se le entrecorte.
Hay pocas personas que he tomado tanto como damas, niños de 12 o 14 años, pero eso duele, es muy complicado quitarse de la cabeza una imagen de esa magnitud, es muy doloroso ver cómo un niño llega a ser asesinado, hasta con el tiro de gracia.”Aunque Acapulco no es propiamente un territorio bélico declarado, a nivel internacional, Hernández Hernández es considerado como uno de los mejores fotógrafos de guerra en el mundo, en 2016, acudió a Europa para realizar una exposición junto con los máximos exponentes del género, su trabajo fue exhibido en Bosnia, Francia y en Portugal.
Yo no siento nada, pero considero que si ellos vieron mi trabajo porque es la violencia y es un riesgo que sufre uno como ellos, para mí ellos son los grandes fotógrafos, a nivel internacional reconocidos, pero doy gracias a que vieron mi trabajo por la agencia AP Image, y digo que a lo mejor vieron algún trabajo en Proceso en Cuartoscuro, entonces me llamaron de AP, para reconocerme en Sarajevo, Bosnia, Portugal, y en París, Francia, doy gracias a todos ellos, a todas las organizaciones por haber elegido mi trabajo”, comparte sobre la experiencia de ser reconocido en otros países.Durante su recorrido por Europa, fue distinguido con los premios:
Aún a la violencia, pero tienes que darle un poco de amor, algo de cariño, aunque sea violencia, no tomar totalmente lo sangriento, a veces dónde quedó tirado puede haber algo, no sé, puede haber una persona que está ahí llorando o una persona asustada, hay muchas formas de hacer una foto, es muy complicado ahora en estos días, porque ya la autoridad no quiere que uno se dé cuenta de lo que está sucediendo en el puerto de Acapulco, a veces en los pueblos o en algunos otros estados”, aseguró.
La persona a la que le estaban haciendo honores, fue baleado junto con otras dos personas en Caletilla, el día 31 diciembre de 2016, era una persona que habían baleado, un policía vial, le dieron cristiana sepultura y pues ya no te dejan tomar fotos, te tapan la cámara, uno tiene que ingeniárselas para sacar la foto”, asegura.Berna, conocido entre sus amigos como ‘El Charal’ confiesa que prefiere trabajar solo que, en grupo, así se da la oportunidad de tomar el tiempo y las previsiones necesarias para hacer bien su labor periodística. Aunque es determinado y valiente, el corresponsal de las agencias AP y Cuartoscuro, dice que la álgida violencia que se alberga en cada rincón del puerto, le imposibilitan salir a laborar, ya que, el riesgo que existe al moverse hacia la cobertura de un asesinato o hallazgo delictivo antes de que lleguen las autoridades para levantar la evidencia, representa una posibilidad de toparse con los autores del propio crimen.
Había asesinatos a las 2, 3, 1 de la madrugada, a la periferia del puerto de Acapulco donde a veces no podía ni entrar la autoridad propia, llegaba a veces no había nadie, estaba tomando mis fotos, llegaba a la media hora la autoridad, ahora el entorno es muy complicado, a veces parece que no quieren que se divulgue lo que está pasando.”
Hay compañeros que han amenazado a otros los han golpeado, les han quitado el equipo de trabajo, ya salir de madrugada es muy difícil, en ocasiones salgo, pero ya no es muy seguido como antes”, añade.Pese a las dificultades, Bernandino continúa trabajando en el territorio guerrerense, junto a su fiel compañera, su cámara.