La rematadora cumple 30 años y estrena nuevo local en el centro de la ciudad, destinado a las artes decorativas CIUDAD DE MÉXICO. Una vieja cas
Una vieja casona que hizo de banco en la colonia San Rafael se convierte en sede de Morton Subastas. Son mil 500 metros cuadrados destinados a la venta y exhibición continua de 300 lotes. El local tiene capacidad para más de cien compradores, instalaciones para la puja por internet, bodegas y oficinas. Es la nueva casa para el Departamento de Artes Decorativas de la rematadora mexicana que celebra 30 años en marzo próximo.
La mudanza es una apuesta por el crecimiento. No sólo físico; también virtual al lanzar de manera simultánea un nuevo sistema para comercializar por internet durante las subastas en directo. Así el local, ubicado en el número 16 de la calle Sadi Carnot, representa una actualización para la casa rematadora, apuntó Luis López Morton, director general. “Ya estábamos buscando el espacio hacia tiempo porque ya no cabíamos donde estábamos, hay mucha gente que quiere vender sus cosas, y en las subastas teníamos 250 lotes y ahora 300”, apuntó en entrevista sobre el espacio que se inaugurará el 14 de enero. En el nuevo salón se realizarán las subastas semanales de oportunidades, además de las especiales como la Subasta de Diseño del Siglo XX y la de Mobiliario Francés. El edificio de tres niveles fue remodelado según las necesidades de Morton. Además de acondicionar oficinas y almacenes, se construyó ex profeso el salón de pujas. En lo que era el estacionamiento del banco, se levantó una sala con un sistema para trasmitir en directo las subastas, y así alcanzar al mercado fuera de la ciudad. López Morton aseguró que si bien las ventas por internet ya son comunes en las rematadoras, ellos fortalecerán su venta en los estados como Puebla, Guadalajara, Monterrey. Un público cautivo.“La venta por internet es un crecimiento a nivel mundial en todas las casas de subastas, no es un asunto propio. Para nosotros ha sido muy importante porque con eso podemos llegar a un público alejado, incluso si está en Satélite, Coyoacán o San Luis Potosí la gente puede ver las piezas en la página, tener los datos suficientes y hacer ofertas”. Aunque la compra-venta mayor se da de manera presencial.Para López Morton la mayor diferencia con la antigua sede en Polanco es el entorno urbano. En la colonia San Rafael, la rematadora se inserta en un área principalmente habitacional y en una zona céntrica de la ciudad. Lo que representa más compradores interesados en muebles u obras decorativas, lo mismo que un potencial de vendedores. Gente que hereda viejas casas amuebladas y decide rematar su contenido. Antes de llegar al Salón Sadi Carnot –como se le llama por el nombre de la calle–, se revisaron casi cien locales en colonias como Condesa y Roma. “Queríamos una zona más amable para lo que vendemos nosotros. Aquí hay mucha gente que puede comprar, estamos cerca de los revendedores que vienen del Centro”. Además la sede de la San Rafael, que en origen fue la residencia de estudiantes de la Academia de San Carlos, ofrece servicios de accesibilidad: rampas para el traslado de los objetos, un estacionamiento público a un costado y bodegas para resguardar cientos de objetos. Piezas como cristalería, porcelana, mobiliario, vajillas, candiles, pintura, escultura, libros y joyería. Cualquiera que sirve de ornamentación para una casa. López Morton contó que lo mismo reciben muebles del siglo XIX sin autor que sillas en madera diseñadas por Shoemaker, figuras de porcelana creadas por el artista español Antonio Ballester, o pieles como una estola del siglo XX elaborada en mink color miel. Por ejemplo, en el remate del sábado se ofertará una edición de la Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Castellana, de la Imprenta Real fechada en 1817; un lote de libros Los Grandes Problemas de México de 1926. Además de muebles como un par de sillones estilo victoriano de finales del siglo XIX, y un conjunto de muebles estilo Luis Felipe. El director confesó que aceptan de todo, mientras no sea “cháchara”.
“Nosotros no somos dueños de ninguna pieza, sólo recibimos las cosas, nos ponemos de acuerdo en el precio mínimo, que es el precio de reserva y no podemos vender abajo de eso, y de ahí se programa la venta. Tenemos subastas semanales de oportunidades y si no se venden los objetos, se vuelven a programar para la siguiente; si se venden, el comprador tiene tres días para recogerlo, sino se guarda para la siguiente. Por eso necesitamos mejores bodegas para conservar las piezas”. En la nueva sede se tiene tres niveles de almacenes.