CIUDAD DE MÉXICO. Ricardo Piglia (1941-2017) no deja un vacío, “sino una obra muy sugerente llena de propuestas e imágenes poéticas potentes”, comentó ayer el escritor y académico chileno M
Ricardo Piglia (1941-2017) no deja un vacío, “sino una obra muy sugerente llena de propuestas e imágenes poéticas potentes”, comentó ayer el escritor y académico chileno Manuel S. Garrido.
“Fue un agudo e inteligente observador del mundo y de las sociedades. Por un lado, observa un inquietante debilitamiento del sujeto y el ciudadano ante el dominio de los relatos absolutos del poder político, las ideologías y el mercado.“Y, por otro, le urge poner vida allí donde el poder pone muerte; poner memoria donde el poder pone olvido; poner libertad e imaginación, donde el poder impone ‘prisión perpetua’”, agregó el profesor e investigador de la UNAM.Garrido fue uno de los diez ponentes que unieron sus voces para rendir un homenaje póstumo al autor de Respiración artificial, La ciudad ausente y El último lector, fallecido el pasado 6 de enero. Moderados por José Carreño Carlón, director del Fondo de Cultura Económica, escritores y estudiosos de Argentina, Colombia, España y México analizaron la obra de quien es considerado uno de los escritores más importantes de la lengua española. Garrido concluyó que si hay una ética en la estética de Piglia, acaso sería la de sostener el mundo y a las sociedades con vida. “Vida que él entiende unida a la tarea del lector, capaz de abordar el texto como medio para recuperarse a sí mismo, para tomar un camino y un pensamiento propios”. Para Rose Corral, doctora en Literatura Hispánica por El Colegio de México, la obra de quien publicó críticas y ensayos sobre Roberto Arlt, Jorge Luis Borges, Macedonio Fernández y Domingo Faustino Sarmiento, entre otras figuras de la literatura argentina, se caracterizó por el cruce en el que ficcionaliza la teoría y la crítica.
“Fue un lector que con sus lectores cambió la percepción de la literatura argentina. En él era importante tanto los modos de leer como los modos de narrar. Estos fueron sus dos grandes caminos desde el principio y entretejió ambos ejes”, dijo.Quien se formó en la Universidad de Toulouse (Francia) piensa que en el cruce de ambos caminos, en el desplazamiento y la trasformación de su ficción está lo mejor de la obra de Piglia. Por su parte, la ensayista y crítica literaria Liliana Weinberg destacó al conversador excepcional que fue el profesor emérito en la Universidad de Princeton. “Exploró los bordes del lenguaje y las experiencias extremas y descubrió las zonas escondidas de la literatura. Al leer sus diarios, se observa la búsqueda de una narrativa que trata de pensar el pasado con las categorías que usamos para imaginar el futuro”. La investigadora colombiana Andrea Torres señaló que la literatura en Piglia es indisociable del pensamiento. “Hay dos nociones que marcan desde los diarios a las novelas experimentales, que le permiten aportar al debate de la autonomía del arte y la literatura”. Y el poeta y crítico literario argentino Guillermo Saavedra indicó que su obra era una continuación de su ética personal. “Pensaba en la literatura como algo que le interesaba a todo el mundo. Puede abrir ventanas a la imaginación. Ha hecho a través de su obra escrita un sabio ejercicio de la hospitalidad”.