•Introdujo el deporte de la tabla en los barrios marginados de La Paz y rodó por las calles de México a lo largo de 32 años

Jorge Rafael Castillo Ramos, “Rafita”, fue velado este domingo 1 de enero tras su fallecimiento el 31 de diciembre de 2016 a causa de las complicaciones de un cáncer que le fuera diagnosticado menos de 2 años atrás. Es considerado una leyenda del skateboard sudcaliforniano. Entrevistado apenas en el mes de octubre de 2016, Rafita confesaba que desde pequeño padecía de problemas de salud, pero aseguraba que el mar lo había curado entonces y esperaba que en esta ocasión no fuese distinto, por lo que se entregó con más ahínco al surf durante sus últimos días. “El mar me ha sanado” y “todo lo que soy es porque patino y surfeo”, repetía. Rafita era originario de Guadalajara, Jalisco, sin embargo sus padres se mudaron a La Paz cuando era pequeño debido precisamente a que sufría constantes complicaciones en su salud. Siguiendo recomendaciones de quienes lo atendieron, según comentaba él mismo, la familia decidió migrar cerca del mar en busca de una mejor calidad de vida, y fue en ese momento que conoció las olas y nació su pasión por el surf, apenas a los 6 años de edad. Rafita pertenecía a la segunda generación de patinadores en todo Baja California Sur (BCS), luego de que a finales de los años 60 surfers de California, Estados Unidos (EEUU), inventaran el skateboarding en busca de un deporte que satisficiera sus ganas de surfear durante la temporada de bajo oleaje en su tierra natal. Protagonistas como Stacy Peralta, Jay Adams y Tony Alva viajaban a principios de los años 70 por la media península en busca de playas para practicar surf, llegando hasta La Paz, donde formarían a los maestros de las generaciones venideras en México, como Jesús “Chuy” Herrera, el único sudcaliforniano en aparecer en la revista “Trasher” calificado como uno de los mejores patinadores de su época a nivel global, y al propio Rafita, que en esos días era más que nada un observador. “A mí me decían ‘vete por los refrescos’”, recordaba. Rafita Castillo dedicó los últimos 12 años de su vida a ofrecer cursos de patinaje para la prevención del delito en colonias de alto índice delincuencial, con el fin de disminuir la tasa de consumo de alcohol, drogas y embarazos prematuros. “Desde el primer día que llegué a esas colonias a difundir el skate me di cuenta que debía seguir haciendo esto”, decía en aquella última entrevista, “porque desarrolla el potencial mental, físico y espiritual de las personas, y es increíble cómo el que no tiene los medios tiene más hambre de hacer las cosas. Mis primeros alumnos llegaban sin zapatos y sin camiseta a las clases y hoy yo los patrocino, pues como yo ellos se encontraron en el skate y se dieron cuenta de que no necesitaban más que una tabla con llantas para poder divertirse”. En aquellos días de octubre Rafita era entrevistado para promocionar el nuevo diseño a la venta de El Mechudo Skateboard Company, su empresa de tablas, el cual muestra la imagen del mítico personaje que se perdió en el mar en busca de la perla del diablo. Se trata de “una tabla que puede competir a nivel mundial con cualquier otra”, explicaba, pues la madera, maple, es calidad premium, ensamblada nada menos que por Santa Cruz, la misma empresa que fabrica Zero, Element y Toy Machine, contando con shapes personalizados en 2 modalidades, V para calle y W para rampas. En aquellos momentos El Mechudo Skateboard Company construía una tabla pro-model para Luis Eduardo “Enfa” Gajón Pineda, uno de los patinadores icónicos del Estado, así como nuevos diseños en impresiones, los cuales incluirían desde el tiburón ballena hasta el clásico burrito de machaca de marlin. Descanse en paz Jorge Rafael Castillo Ramos, “Rafita”.