CIUDAD DE MÉXICO. Cuando el impresor francés Fernand Mourlot pidió a Pablo Picasso diseñar el cartel de una de sus exposiciones, el pintor de Málaga produjo una obra de arte. Con tipografía ajena a la formalidad de la
Cuando el impresor francés Fernand Mourlot pidió a Pablo Picasso diseñar el cartel de una de sus exposiciones, el pintor de Málaga produjo una obra de arte. Con tipografía ajena a la formalidad de la publicidad y un dibujo a mano suelta, el anuncio contenía la estética cubista de cualquier otra pintura del autor. Fue el inicio de la gráfica como arte.
Como él, Henry Matisse, Georges Braque, Vasili Kandinsky, Paul Klee y más artistas hicieron del diseño una expresión plástica a partir de la década de los 50 del siglo XX. Impulsados por los impresores como Mourlot y la galería Maeght, sobre todo en Francia. El también galerista fue de los principales impulsores para crear carteles de autor, y tuvo la visión de difundirlos como objetos de arte. Venderlos en ferias y galerías. Entre sus principales compradores, estaba el doctor Álvar Carrillo Gil. El coleccionista mexicano, entre la década de los 40 y 50, adquirió más de 70 de estas ilustraciones. Acervo que, medio siglo después, sólo existe en recintos como el Museo de Arte Moderno de Nueva York. El Museo de Arte Carrillo Gil tiene 77 de estas obras gráficas. Por primera vez este acervo se exhibe completo en el recinto. Acompañados de obra gráfica y documentos, la exposición La mirada gráfica. Estampas modernas en la Colección Carrillo Gil, que se inaugura hoy, muestra la transición del cartel como obra artística, y, en particular, revisa el interés del coleccionista por el arte europeo. Devela, apuntó el curador Carlos Palacios, cómo el doctor al concluir su acervo de arte mexicano se volcó en otras latitudes. El arte de papel, la litografía y sobre todo la gráfica. Son obras, añadió, de posguerra en las que los artistas sintieron una mayor libertad. Entonces sirvieron de hoja en blanco para experimentar técnicas, formas y colores. Y los hay de todos tipos. Desde los dibujos abstractos y coloridos de Picasso y Matisse hasta figuras humanas simples, sin adornos, de André Derain. Picasso fue de los más experimentales y pocas veces seguía sugerencias de los impresores. Creaba composiciones abstractas.La selección de carteles que tiene el museo se ha visto de manera parcial. Son significativos porque estos carteles suelen ser utilizados y mostrados en las paredes como material promocional de las exposiciones de los artistas, pero son ellos mismos los que realizan estos carteles y los saca de esa función de promoción”, refirió de la muestra, una con las que el museo cierra su programa expositivo de este año.Al dejar de ser meramente funcionales y apostar por la conceptualización, estos carteles de edición limitada conjugaron tipografía y gráfica. Algunos ni siquiera contienen palabras, y otros juegan con el dibujo amorfo. Incluso hay los que son el inicio de series pictóricas como el caso del expresionista Georges Rouault. Para entender cómo se forma la colección, la curaduría incluye libros, revistas y cartas que dan cuenta del seguimiento de Carrillo Gil a estos artistas. La relación cercana con el impresor Mourlot, uno de los siete más importantes de París en los años 50, y la compra paulatina de los carteles. En total se exhiben en sala 77 carteles, 40 piezas gráficas y más de 25 documentos, detalló el curador.
Nos permite entender esa relación que tiene Carrillo Gil con el arte europeo. Luego que construye su colección de arte mexicano moderno concentra ese acercamiento a Europa y comienza a adquirir una intensa colección. Vemos qué artistas eran sus favoritos, Picasso, Matisse y Braque”.¿DÓNDE Y CUÁNDO? La mirada gráfica. Estampas modernas en la Colección Carrillo Gil se exhibirá hasta el 12 de marzo de 2017.