BERLÍN. Hamburgo abrió ayer la Elbphilharmonie, la Filarmónica de Hamburgo, el objeto cultural más caro de la historia de Alemania, cuya construcción ha ido acompañada por la controversia en torno a sus sobrecostos pe
Hamburgo abrió ayer la Elbphilharmonie, la Filarmónica de Hamburgo, el objeto cultural más caro de la historia de Alemania, cuya construcción ha ido acompañada por la controversia en torno a sus sobrecostos pero también por la admiración ante el resultado final.
La llamada plaza pública o terraza del edificio, de 37 metros de altura, quedó abierta, dos meses antes de la apertura de su auditorio como sala de conciertos, que alternará el programa clásico de una filarmónica con el ballet, el jazz y música actual. El espectacular edificio, diseñado por el equipo de arquitectos Herzog & de Meuron, fue entregado oficialmente a la empresa constructora, Hochtief, y al Ayuntamiento de Hamburgo. Desde el encargo y la adjudicación de la obra, hace diez años, a la apertura de esos espacios —la plaza pública, más el hotel y los espacios destinados a bares y restaurantes— los costos de la obra se dispararon desde los 77 millones de euros iniciales (85.4 millones de dólares) a los 789 millones (875 millones de dólares) que terminó costando. El alcalde de Hamburgo, Olaf Scholz, expresó su satisfacción por el hecho de que la obra se haya culminado con éxito, pese a las dudas que la rodearon, así como su orgullo, como ciudadano, por el que a su juicio será el nuevo buque insignia del puerto. El resultado, dijo, es una obra fascinante, que sumergirá al visitante en la mejor acústica del mundo, gracias al trabajo del máximo experto global del momento, el japonés Yasuhisa Toyota. La construcción llegó a estar paralizada durante año y medio, entre finales de 2011 y 2013, a causa de los temidos sobrecostos. Los 789 millones de euros finales lo han convertido en el objeto cultural más costoso de la historia de Alemania, por encima de sucesivos proyectos calificados de megalomaníacos, como la reconstrucción más o menos fiel del Palacio Imperial de Berlín. El complejo incluye una gran sala de conciertos de dos mil 150 plazas, más otros espacios de menor aforo para eventos de otras características, así como hotel de lujo integrado y 45 viviendas exclusivas. El auditorio sigue el modelo de la Filarmónica de Berlín, con el escenario al centro y el público a su alrededor en palcos que van subiendo de manera escalonada y con forma de terrazas.