El escritor Martín Caparrós recrea en su nueva novela la vida del poeta que introdujo el romanticismo en la Argentina del siglo XIX OAXACA. Un adolescente quiere suicidarse porque la muerte de su madr
Un adolescente quiere suicidarse porque la muerte de su madre lo hace sentir culpable. Para hacerlo toma un viejo revólver que se lleva a la sien y en el último momento se arrepiente. En ese momento decide inventar una nueva forma de escritura y se convierte en una referencia poética de Argentina. ¿Su nombre? Esteban Antonio Echeverría, el introductor del romanticismo en la Argentina del siglo XIX.
De esa imagen nació Echeverría, la más reciente novela de Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957), una historia que recrea desde la ficción la semilla que le dio identidad a más de un siglo de literatura argentina y que podría encontrar un eco en la poesía de Ramón López Velarde, detalló a Excélsior durante la 36 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO). Este libro habla de un personaje poco conocido dentro y fuera de Argentina, explicó. Pero lo más curioso es que no existe un pueblo o localidad sin una calle bajo su nombre, sin que hoy alguien tenga una idea completa de su identidad y legado literario. ¿Qué marcas le dejó este personaje? “Son marcas a posteriori. Lo que más me impresionó de Echeverría fue la forma en que se destinó a una tarea que claramente era mucho mayor que sus fuerzas, esto de inventar la literatura argentina, un delirio porque él no era un buen poeta, sino un poeta mediocre que quiso inventar una literatura nacional a fuerza de poemas”. Echeverría usó formas europeas refinadas contemporáneas, aunque argentinizar esas formas significó darles contenidos supuestamente bárbaros, primitivos, donde asomaba lo gaucho, los animales, los indios, en una amalgama entre la civilización y la barbarie, explicó. Al punto en que Jorge Luis Borges lo mencionó poco en su literatura. “Yo lo busqué, pero le interesó muy poco; no sé por qué lo niega tanto. Es casi sospechoso porque Borges no fue un escritor que esquivara los juicios categóricos, todo lo contrario”, dijo. Lo cierto es que la historia de la literatura argentina se abre con Esteban Antonio y se cierra con Jorge Luis Borges. “Echeverría inventó esa forma de escribir en argentino, que consistió en usar formas sofisticadas y contemporáneas de Europa para contar un espacio supuestamente primitivo y salvaje”, añadió. La historia dice que Echeverría falleció en 1851, tratando de cumplir con este programa. Pero cien años después, en 1951, Borges pronunció su famosa conferencia El escritor argentino y la tradición, en la que afirmó que el punto argentino del color local es una tontería.Cien años después Borges cerró ese ciclo cuya imagen inauguró Echeverría al ubicar la argentinidad en una especie de folclorización”, añadió.
Porque si lo inventas quedas mal. Imagina a un chico a punto de matarse porque cree que su madre murió por su culpa, luego de que la decepcionara tras embarazar a una prima que murió a consecuencia de ese embarazo… Sería el peor culebrón y la única razón para que eso tenga sentido es que el propio Echeverría lo contara en su propia correspondencia”, señaló.Lo cierto es que cuando Caparrós conoció los detalles de este intento de suicidio… cambió parcialmente la estructura del relato para arrancarlo con esa escena. “Otra de las cosas que me han llamado la atención de Echeverría es que hoy existe un libro obligatorio de su producción literaria. Se trata de El matadero, uno de los grandes relatos del siglo XIX que se publicó 20 años después de su muerte”. Ese detalle, que está retratado en la novela, refleja una característica de muchos escritores como Voltaire o Cervantes, que tuvieron cierta incapacidad para comprender qué es lo más importante de su obra. ¿Cuál es la obra representativa de Caparrós? “Me empeño en pensar que mi mejor libro es La historia. un volumen de mil páginas que casi nadie ha leído, pero que Anagrama publicará en mayo de 2017”, adelantó. Se trata de un volumen donde el autor de Los living (Premio Herralde 2011) y El hambre da cuenta de una civilización inexistente, que intentó obtener la vida después de la muerte, y es revisada a partir de sus manuales de cocina, novelas policiales, tratados sobre la masturbación y largos poemas de esa cultura”.