La revista Plural, que publicó Excélsior de octubre de 1971 a julio de 1976, dirigida por el poeta Octavio Paz, conjuntó la pasión por las letras, el arte, la música, el cine, el teatro y la política de “espíritus
La revista Plural, que publicó Excélsior de octubre de 1971 a julio de 1976, dirigida por el poeta Octavio Paz, conjuntó la pasión por las letras, el arte, la música, el cine, el teatro y la política de “espíritus solitarios y solidarios”.
En ello coincidieron los integrantes de la mesa “A 45 años de Plural”, que se llevó a cabo ayer en el Museo de Arte Moderno, con la participación de Adolfo Castañón, Elena Poniatowska, Manuel Felguérez, Ignacio Solares, José de la Colina y Danubio Torres Fierro.Planteó una regeneración a través de las ideas, y un sentido de pluralidad y de rigor intelectual que hoy echamos de menos”, comentó Torres Fierro, quien fue secretario de redacción de la publicación.
En un continente tan apaleado es bueno recordar que la cultura es la que manda, la que queda, los políticos pasan”, agregó tras evocar a Marie-José Tramini, la viuda de Paz, como “el espíritu travieso que tenía la capacidad para juntarnos a todos y sobrevolaba como duende las oficinas de Plural”.Marie-José Paz, aclaró Castañón, se disculpó por no poder asistir a este encuentro debido a problemas de salud. “Pero nos sigue con su inspiración y pensamiento. Y nos pide conjuntar voluntades para hacer en el futuro una edición facsimilar de la revista, para que la conozcan las nuevas generaciones”, dijo.
Plural nació como todas las cosas que importan: un poco de milagro”, añadió el pintor Manuel Felguérez, quien se asumió como uno de los espíritus solitarios y solidarios, expresión que le gustaba a Paz, que colaboró en esta iniciativa.
Esta soledad significaba que cada quien tenía su estilo, su búsqueda, que la idea no era hacer un grupo, sino que cada quien fuera creativo y original en sí mismo. El nombre nos cayó muy bien a nuestra generación, porque queríamos que no hubiera nacionalismos chabacanos”.Para La periodista Elena Poniatowska, “fue la revista de muchas voces y, sobre todo, la voz inconfundible de Octavio Paz. Promovió su visión de la democracia, y conjuntó por primera vez la creación con la crítica. Nos situó en el concierto de las literaturas del mundo”. Tras una larga charla, José de la Colina concluyó: “Tengo una gran nostalgia por ese ambiente de peleas ideológicas, que hoy ya no se dan”.