El hijo de Pedro Ramírez Vázquez dice que el autor de la estética de México 68 es su padre CIUDAD DE MÉXICO. Este hombre se ha adjudicado, ya no digamos un logotipo sino la creación de un programa que tomó muc
Este hombre se ha adjudicado, ya no digamos un logotipo sino la creación de un programa que tomó mucho tiempo definir y establecer, de muchas autorizaciones y de mucho desarrollo”, dice Javier Ramírez Campuzano, hijo del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013), sobre las palabras del diseñador gráfico estadunidense Lance Wyman (Newark, 1937) acerca de que él fue quien diseñó el logotipo de México 68 y buena parte de la estética que se usó para la Olimpiada cultural de ese año.
Ramírez Campuzano afirma que ha ocupado los últimos dos años para documentar que el diseño gráfico, incluido el logotipo, de los Juegos Olímpicos de México 68 nació en el despacho de su padre, quien fungía como “director de la orquesta” y contaba con el apoyo “incondicional” de los creativos Beatrice Trueblood y Eduardo Terrazas. Wyman, agrega, sólo llegó a México “como ayudante, para hacer trabajos auxiliares, la talacha” y cuando ya estaba todo prácticamente concebido. Durante ese tiempo, el hijo del prolífico arquitecto también se ha ocupado de obtener las constancias jurídicas que le acreditan como titular de los derechos de autor de su padre y como su heredero legítimo, por lo que se dice listo para defender jurídicamente el proyecto publicitario de México 68 que surgió en el despacho de Ramírez Vázquez. “Ya tengo que actuar” y “habrá que hacer lo que se deba hacer”, dice sobre el camino que seguirá en contra de las palabras de Wyman. CREATIVO. Javier Ramírez Campuzano afirma que el diseño gráfico de México 68 nació en el despacho de su padre. TRES ELEMENTOS En 2014, el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) organizó la exposición De ida y vuelta. Wyman: iconos urbanos, curada por Pilar García y que tenía al estadunidense como protagonista. “Yo no fui, pero me han dicho que de alguna manera se inducía que él era el autor del diseño y que todo giraba alrededor de él. Está mal, porque fue un trabajo colectivo: ni él concibió el programa ni él lo decidió, todo fue desarrollado bajo un director de orquesta que era Pedro Ramírez Vázquez y dos extraordinarios lugartenientes”, enfatiza Ramírez Campuzano. Wyman, por su parte, ofreció entonces decenas de entrevistas en las que afirmaba ser el autor de gran parte del diseño de los Juegos Olímpicos a pesar de que en noviembre de 1966, cuando llegó a México, sólo sabía que aquí “había piñatas”. En varias ocasiones ofreció detalles y explicó que él descubrió que los cinco aros olímpicos podían usarse para generar el 6 y el 8. “Me di cuenta de que había surgido una forma muy distintiva. Hice lo mismo con las letras de México para que tuvieran el mismo estilo. Ahí ocurrió la magia”, explicó en una de esas entrevistas. El hijo de Ramírez Vázquez dice que en el archivo de su padre está la minuta de una reunión de octubre de 1966 en donde se estableció cómo debía ser el logo. Como su obra arquitectónica, explica, Ramírez Vázquez pidió que contuviera las constantes culturales mexicanas: debía contener la fecha, el lugar y el evento, en un solo elemento: “el lugar era México, la fecha 68 y el evento los aros olímpicos; fue idea de él. Entonces, Terrazas le puso paralelas y Ramírez Vázquez dijo: ‘con paralelas puede ser huichol’ y le incorporaron dos líneas, pero pudieron haber sido dos o tres”. Con esos elementos, “ya que habían empezado a hace carteles, Ramírez Vázquez le dijo: ‘aquí caben los aros y se le integraron, esto lo ha dicho Terrazas cuando se hizo la exposición Diseñando México 68: una Identidad Olímpica en el Museo de Arte Moderno (en 2008)”. Aún más, Ramírez Campuzano cuenta con la ficha del Registro Público del Derecho, número 50030 y fechada el 12 de julio de 1967, donde aparece el logotipo en verde y amarillo con la firma de su padre sobre el diseño. Wyman también ha dicho que el logo surgió de un concurso que el mismo Terrazas le comunicó que se llevaría a cabo en México por lo que contactó a otro diseñador, Peter Murdoch con el que llegó al país en noviembre de 1967. Ramírez Campuzano dice que tal certamen jamás existió: “Nunca hubo un concurso, eso es una mentira pavorosa, Trueblood y Terrazas viven, nunca hubo un concurso y este hombre se ha adjudicado la paternidad de todo ese trabajo”. SÓLO AYUDANTE En la misma minuta de una reunión que refiere Ramírez Campuzano, a donde también asistió Mathias Goeritz, se decidió traer algunos diseñadores para que auxiliaran “con la talacha porque no había tiempo de capacitar a jóvenes mexicanos”. Ramírez Vázquez había sido nombrado presidente del Comité Organizador de los juegos en julio del mismo año y por entonces, dice su hijo, en México había una carrera de diseño industrial pero no tanto de diseño gráfico, por lo que ya no había tiempo de capacitar a jóvenes ayudantes. Ahí, afirma, se decidió invitar a Murdoch y Wyman, pero cuando llegaron “ya estaba prácticamente definida la simbología deportiva, muchas cosas, todo un programa de identidad que tenía una función y un objetivo. Llegaron 97 delegaciones y para el programa cultural se crea una simbología de eventos culturales que eran el mismo número de eventos deportivos, esa simbología ya estaba diseñada cuando llega Wyman, si acaso le da un toquecito final, le echó un poco más de sal a la receta que ya estaba hecha”. A Wyman, Ramírez Campuzano le reconoce el diseño de las contraportadas de los programas culturales de México 68; respecto a los timbres postales que se diseñaron, dice que Trueblood le encargó al estadunidense dibujar los diseños que ya estaban definidos y le permitió hacer el trabajo en su casa, pero que se enojó con él porque “les pone su nombre, sólo le pidió dibujarlos, si yo doy la receta de cocina, la haga quien la haga, en la cocina que la haga, la receta es de una persona, pero él se asume como tal y no es verdad”. Tampoco, agrega, pertenecen a él los diseños de las siluetas de las disciplinas deportivas que se llevaron a cabo. La idea, asevera, surgió en octubre de 1966 y fue inspirada en las ánforas griegas “que tienen muchos corredores, que se les da vuelta y embonan, ellos pensaron hacer todos los deportes con este sentido. Se le dieron a Wyman y él los desarrolla así, lo más que podría decirse es que es coautor, pero en todo lo demás no. El logotipo lo terminó un diseñador que se llama José Luis Ortiz y toda la simbología cultural la desarrollo una muchacha que vive en París, Beatriz Colle”. En una carta de marzo pasado, Héctor Ortega San Vicente, quien fungía como Director Administrativo del Comité Organizador de México 68, le confirmó a Ramírez Campuzano que a Wyman “se le contrató como persona física, como a algunos otros, para desempeñar trabajos auxiliares en el Departamento de Publicaciones del Comité Organizador” y todo desde el despacho de Ramírez Vázquez, que se ubicaba en Fuentes del Pedregal 170, en San Ánge