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Hoy es domingo, 24 de noviembre de 2024

¡Maten a ese perro!, princesa saudí obliga a que le besen los pies

PARÍS Desplantes de princesa. Altiva. Caprichosa. Prepotente. La hija del rey Jalid bin Abdelaziz se ganó el repudió por su comportamiento; obligó a un decorador francés que trabajaba en su residencia en París a besar

¡Maten a ese perro!, princesa saudí obliga a que le besen los pies

PARÍS

Desplantes de princesa. Altiva. Caprichosa. Prepotente. La hija del rey Jalid bin Abdelaziz se ganó el repudió por su comportamiento; obligó a un decorador francés que trabajaba en su residencia en París a besarle los pies, informó Le Point.

Tiene que matar a este perro, no merece vivir", dijo la ‘niña’ real a uno de sus guardaespaldas.
Unas imágenes desencadenaron el malestar de la princesa, quien consideró que iban a ser usadas con otros fines. El decorador realizaba un recorrido por la propiedad de la princesa, tomó algunas fotos, las cuales iban a servirle para ubicar los puntos de luz, conocer el espacio sobre el que iba a realizar una propuesta para la realización de cambios. Mientras pensaba si los tonos cálidos serían la mejor opción, se ‘topó’ con la princesa, cubrió el protocolo y prosiguió con su trabajo; de pronto, el ‘click’ llamó la atención de la hija del rey Jalid, quien se molestó, creyó que era ella el punto central de las capturas. De inmediato se acercó a un elemento de su seguridad personal y la sentencia que emitió fue lapidaria: ‘¡Maten a ese perro, no merece vivir!’. El sujeto, que superaba en peso y talla al interiorista, lo sometió en segundos y lo obligó a hincarse y besar los pies de la princesa. Cuatro horas de vejaciones sufrió el agredido, de intentos por explicar que las fotos eran parte de su trabajo, de estar atado de manos, tratando de comprender el porqué del comportamiento de la princesa… Cuando lo dejaron libre aún sentía el dolor de la humillación y los golpes que le acertaron los guardaespaldas. Ante la policía denunció los hechos, además de mencionar que no le pagaron los 21 dólares acordados. ¿Caprichos de princesa?, pensó. La víctima aún recordaba la frase lapidaria…
Tiene que matar a este perro, no merece vivir"