- El Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances se entregará por primera vez a un rumano
GUADALAJARA, JALISCO.- El Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances extiende sus fronteras en la edición 2016, al reconocer la obra del autor rumano Norman Manea. El escritor nacido en 1936 es el primer rumano que recibe este galardón.
Tonatiuh Bravo Padilla, rector general de la Universidad de Guadalajara, resaltó el premio como una iniciativa para reconocer a los escritores vivos que escriben en lenguas romances. Desde 1991, la entrega se lleva a cabo durante la inauguración de la Feria Internacional del Libro (FIL), como acto estelar. Raúl Padilla López, presidente del Patronato de la Feria Internacional del Libro, apuntó que en este 2016 se recibieron 54 candidaturas de autores de seis lenguas distintas, para el premio dotado con 150 mil dólares estadounidenses.
El jurado, que eligió a Norman Manea, fue encabezao por Mercedes Monmany y contó con Alberto Manguel y Ottmar Ette en español, Joao Cezar de Castro Rocha y Jerónimo Pizarro en portugués, Louis Chevaillier en italiano, Philippe Daros en francés. Mercedes Monmany procedió a leer el acta, que da cuenta del fallo unánime para nombrar a Norman Manea como el receptor del premio.
El acta del jurado señala al arquetipo del judío errante como una constante en sus obras; ante ello, Manea señaló que vivimos tiempos de grandes migraciones, donde cualquier ciudadano es errante, en un “exilio global”, apuntó.
La literatura de Norman Manea refleja también los momentos históricos que vivió, al haber sido ciudadano durante la dictadura comunista. Manea comentó que si bien hubo otras dictaduras en su país antes de la comunista, ésta se enfocó en la censura como un método para acallar a la oposición: “Una censura general, en todo lugar, perpetua”. Al respecto de tener que someter una obra a la opinión del censor, aseguró: “Se convirtió en una pesadilla, no sabíamos con quién hablar para que se aprobara una obra”, ante lo que sólo quedaba obedecer. Hoy en día, agregó, vivimos una censura regida más por la economía, una censura ambigua: “prefiero esta censura a la otra”. Para sortear aquella otra censura, los escritores tuvieron que volcarse con sus letras a codificar los mensajes: “era un enigma, una intriga entre el lector y el escritor y que el censor ignoraba o no lo tomaba en serio”. El humor tuvo un lugar importante en ese proceso, pues independientemente del tema sus libros son reconocidos como lúdicos.
América Latina y el autor rumano
De sus vínculos con América Latina, región invitada de honor en la FIL, comentó que en los sesenta su país se abrió un poco y se tradujeron obras latinoamericanas. Dijo admirar a los escitores Ernesto Sabato y a Jorge Luis Borges, en general a la tradición literaria argentina, quizá por ser más cercana a la europea. Del premio, agradeció que le resaltara el lado latino que tiene el rumano, un idioma con base en el latín, pero en un país ubicado en Europa del Este, con fuerte influencia de las lenguas eslavas: “Tal vez es la razón por la que se considera difícil de traducir”
No será la primera ocasión en que Norman Manea visite México, pues recordó que en 1990 acudió a unas mesas de diálogo organizadas por Octavio Paz a propósito del colapso del comunismo, además de que recientemente (2014) regresó para un homenaje del Nobel mexicano.
NORMAN MANEA Y SU PRODUCCIÓN EDITORIAL
Un escritor que ha sido reconocido en todo el mundo
Nació en Suceava, Rumania, en 1936. De origen judío, padeció los horrores de la guerra: fue deportado a Ucrania en 1941 por los nazis. Regresó a Rumania al terminar el conflicto bélico. Estudió licenciatura y posgrado en ingeniería, pero desde 1974 se dedicó por completo a la escritura, habiendo comenzado a publicar a finales de los sesenta.
Norman Manea dejó su país en 1986, para pasar un año en Berlín occidental y luego mudarse definitivamente a los Estados Unidos. Ha sido traducido a veinte lenguas, y en su palmarés ostenta los premios y becas McArthur y Guggenheim, el National Jewish Book (EE. UU.) y la Medalla Literaria de la Biblioteca Pública de Nueva York, ciudad donde reside.
La obra del escritor está publicada en español por Tusquets. “La guarida”, “El té de Proust”, “El sobre negro”, “Felicidad obligatoria” y “Payasos”, son algunos de los títulos disponibles. Entre sus libros de no ficción también hay conversaciones, con autores como Hannes Stein y Saul Bellow, el Nobel estadounidense. En su libro “El regreso del húligan”, narra en formato de ficción algunas de sus memorias, desde la época de la preguerra hasta la actualidad, pasando por los años de la dictadura comunista.