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Hoy es domingo, 24 de noviembre de 2024

Moléculas de luz y sombra

CIUDAD DE MÉXICO Experimentar ha sido la vocación de Carlos Jurado (Chiapas, 1929) durante 40 años: Buscar modos distintos para que la luz entre a una caja por un agujero tan pequeño como la punta de un alfiler. Conve

Moléculas de luz y sombra

CIUDAD DE MÉXICO

Experimentar ha sido la vocación de Carlos Jurado (Chiapas, 1929) durante 40 años: Buscar modos distintos para que la luz entre a una caja por un agujero tan pequeño como la punta de un alfiler. Convertir eso en una imagen onírica. Ensayar con cartón la construcción de cámaras fotográficas. La producción de la estenopeica. La técnica de foto más antigua, y sobreviviente de la modernidad. Indagar métodos de impresión como la serigrafía en gran formato. Y de esos ejercicios artesanales produjo creaciones visuales poéticas en color o blanco y negro, fija o movimiento, retratos o paisajes.

A sus 89 años, el pionero del cine con estenopeica en México dice no ser un profesional de la imagen. “Soy valiente”, apunta en entrevista. Si algo caracteriza este técnica es el escaso control que se tiene. “En la foto moderna, el fotógrafo mira en su lente qué retrata y controla la imagen, pero en la estenopeica no se sabe, y es la cámara la que tiene el control. Hay una inversión de papeles”. Ese espíritu alquimista, esa sorpresa revelada en el cuarto oscuro, es lo que captó la atención del artista. “A mí la foto siempre me gustó en lo personal, hacer algo con una cámara, pero no de manera profesional. Fue un accidente”, cuenta en su casa de la colonia Condesa —convertida en su taller— donde ha producido la mayoría de sus instantáneas que integran la exposición Moléculas de mundo. Carlos Jurado, que el Centro de la Imagen inaugurará mañana con la curaduría de César González. Es una revisión del aporte técnico y artístico del también pintor, alumno de María Izquierdo y Antonio Ruiz El Corcito. Esa suerte de accidente ocurrió cuando ayudaba a su hija con una tarea escolar, y descubrió la magia de proyectar la luz sobre un soporte fotosensible: “La estenopeica, claro, no es un invento mío, pero me tocó un momento importante”, dice el artista, quien tras recuperarse de una operación en la vista no abandona el cuarto oscuro montado en una pequeña bodega en el edificio donde vive. Confiesa con agrado que sube y baja la escalera de su casa varias veces al día para llevar los materiales a su taller. POESÍA VISUAL A Jurado se le dificulta hablar de su obra. Si hay algo qué decir, está contenido en las imágenes. En las composiciones con objetos y escenas cotidianas como la figura de un caballo de madera o una muñeca de trapo, o un edificio frente a su ventana. También hay mucho por decir en los desnudos que hizo a amigos en los años 70, o los escenarios naturales de países como Nueva Zelanda, y los experimentos con imagen en movimiento. Todos son una suerte de poema visual cuyo origen es una observación pausada. Narraciones que dependen del tipo de cámara: angulares, telefotos, con tres estenopos o de visión de 360 grados. Cual sea el estilo, Jurado la construye desde cero: “Unos usan cajas de galletas o zapatos, yo no, yo hago todo”. De la alquimia se hace cargo la luz. “No tengo una luz preferida, depende también de qué quiero tomar; en todo caso lo mejor es fotografiar en exteriores, pero yo también trabajo en interiores, y me gusta mucho mi trabajo en interiores”. El cine con estenopeica es de sus principales experimentos y, a la distancia, el mayor aporte. El artista recuerda que eran ejercicios por curiosidad, casi por capricho, y para el primero salió a la calle a registrar lo que sucedía cambiando las placas de manera continua mientras pasaba un camión y otro, y otro, y de modelo estaba su esposa Chichai. El corto se llamó Cine antes del cine, del que ahora no se tiene ningún registro. Se perdió, lamenta Jurado. En el Centro de la Imagen se podrán ver El nacimiento de Frankenstein y La muerte de la momia otros experimentos en 35 milímetros. El color es otra de las pasiones del artista. Para sus series se basó en el principio de los hermanos Lumière: “El proceso que usaron se llamó autocromo, con tres filtros de nivel microscópico donde ponían fécula de arroz o papa y eran granitos que tenían los colores, casi imperceptibles”. Las imágenes de Jurado se llaman Adricromos, y asegura que presentan un color más cercano a la realidad. “Los colores que vemos en la foto moderna no son los reales, esos rojos no existen, esos azules no son reales; hay una alteración muy violenta del contraste del color; con la estenopeica se consiguen unos más cercanos a la realidad”. Jurado se mantiene activo. Está pendiente de los avances tecnológicos y ataja que le asustan las instantáneas tomadas con teléfonos móviles o iPad. Sabe de las imágenes publicitarias que falsean los colores y prefiere siempre sus cámaras de cartón. ARTISTA PRISMÁTICO “Él ha conseguido imágenes de ambientes sobrenaturales, de miradas prismáticas”. Así explica César González-Aguirre el trabajo del también fundador de la Facultad y el Instituto de Artes Plásticas de la Universidad de Veracruz. Y además de la experimentación como eje de toda su labor artística, el curador señala que también hay una esencia humana que marca una distancia creativa con la imagen digital. A diferencia de la calidad en alta definición de la tecnología, las obras de Jurado son miradas artísticas. El recorrido curatorial a partir de 200 objetos (fotos, serigrafías, publicaciones, carteles, cámaras, videos y títeres), presenta a un creador prismático. Un artista de mirada y creatividad polisémica. De ello se da cuenta a partir de tres momentos de su producción. El trabajo creado en su casa como centro creativo, su participación durante los años 50 en el teatro con Rosario Castellanos en Chiapas, y las imágenes relacionadas con su libro El arte de la aprehensión de las imágenes y el unicornio. Para González-Aguirre la muestra enfatiza en el origen de la obra: “Su trabajo manual pone en descubierto que los materiales de la fotografía están a la mano, y es un posicionamiento político al no depender de la tecnología o recursos industriales, sino crear todo por sí mismo. Mostramos de dónde viene este trabajo y cómo lo ha producido”. De las 130 fotos que se rescataron del archivo del artista, el curador destacó algunas piezas inéditas como Invención de la fotografía de Henry Fox Talbot, de dos metros de largo, además de las filmaciones en 35 milímetros. La estética de Jurado, detalla el curador, se diferencia de otras fotografías por detener el tiempo. No en un sentido metafórico, sino literal en sus experimentaciones fílmicas. “Mientras en el cine actual vemos una abrumadora secuencia de imágenes, en el cine de Jurado el tiempo se vuelve atemporal. Fueron experimentaciones fílmicas en los que el audio y la imagen se cruzaron entre sí para crear una imagen misteriosa”.