El mítico barco vuelve a San Petersburgo en vísperas del centenario de la revolución rusa MOSCÚ. El legendario crucero Aurora, cuyo cañonazo dio comienzo en 1917 a la Revolución Bolchevique, regresó ayer al mal
El legendario crucero Aurora, cuyo cañonazo dio comienzo en 1917 a la Revolución Bolchevique, regresó ayer al malecón de San Petersburgo tras dos años de reparaciones.
El regreso del buque, botado en 1900, se convirtió en una gran fiesta en la antigua capital zarista, donde miles de personas no dudaron en trasnochar hasta altas horas de la madrugada para asistir a la histórica travesía. El Aurora partió el viernes por la noche completamente iluminado y engalanado desde los astilleros de la Armada rusa en la isla de Kronstadt, en el Golfo de Finlandia, con rumbo a su hogar desde 1948, la isla de Petrogradsky. Acompañado por cuatro remolcadores surcó, en cinco horas, las 21 millas que le llevaron al río Neva, donde una multitud abarrotaba la ribera. Su tripulación izó la bandera de San Andrés de la Armada rusa y encendió un gran proyector para alumbrar el canal. No todos los días se puede ver navegando al Aurora, que abandonó en 2014 su lugar de atraque por vez primera en 30 años (1984), pues el buque fue convertido en museo flotante. A su paso se fueron levantando los tres principales puentes levadizos de la ciudad, una de las mayores atracciones de San Petersburgo, cuna del imperio ruso y de la Revolución. Los operarios necesitaron varias horas para amarrar el Aurora a puerto, tras lo que conectaron con la red general de suministro de agua y electricidad. El barco abrirá sus puertas el 31 de julio, con ocasión del Día de la Armada rusa, aunque los turistas lo abordarán a partir del 3 de agosto. El Aurora, anclado los 365 días del año, sufrió un gran deterioro debido al paso del tiempo y a las duras condiciones climatológicas en la ciudad del Neva, por lo que algunos incluso plantearon su desguace, a lo que se opusieron los militares. “Estamos hablando del símbolo de la flota rusa del siglo XX. Aún hoy el Aurora es más que un museo”, dijo Antón Gubankov, jefe del departamento de Cultura del Ministerio de Defensa. El buque fue trasladado en septiembre de 2014 a los astilleros de la Armada para su reparación, que supuso en costo de 1.3 millones de dólares. El casco necesitó ser restaurado debido a las numerosas grietas que presentaba.