San José del Cabo, Baja California.- Un embravecido perro daba la bienvenida a la casa de doña Gabriela. Una reducida brecha apartada del caos y ruido de la ciudad es el camino que conduce hacía la vivienda de la mujer asentada en las faldas de un cerro.
Un estropeado cerco de varillas sirve como protección perimetral a la casa de cartón que tan solo con recargarse cruje y amenaza con caerse. Los ladridos del perro despiertan la curiosidad de vecinos del lugar, y sus rostros asomándose por las ventanas inmediatamente se divisan.
¿Que se le ofrece? Pregunta doña Gabriela desde el interior de la humilde casa. A los pocos segundos aparece para encontrar explicaciones a la inusual visita. Buenos días, ¿Que le trae por aquí? ¿En qué puedo ayudarle? Cuestiona nuevamente.
Luego de un par de minutos de charla y exponer el motivo de nuestra presencia, la mujer toma un poco de confianza y se aproxima lentamente a la improvisada cerca al tiempo que coloca su mano en la frente para cubrirse de los radiantes rayos del sol.
¿Es sólo en tiempos electorales cuando los políticos visitan las invasiones para darse cuenta de las condiciones en las que aquí habitan o buscar alternativas de solución? Se le cuestionó
-“Mire, no me lo va a creer pero desde que fueron las elecciones nadie se ha parado por estos rumbos, en campaña sí vinieron los candidatos a pedir el voto y que los apoyáramos, prometieron que iban a regalar láminas, que nos iban a reubicar y buscar la manera de hacer un canal,
meter servicios como agua y luz, bueno, hasta despensas anduvieron repartiendo”
“Así vinieron políticos de todos los partidos, ahorita les marcas y ni siquiera te contestan el teléfono. Ahorita es todo lo contrario, te echan a la policía para tratar de sacarte de dónde vives, en cuanto pasan las votaciones todo se acaba, se olvidan de la necesidad de la gente, así son todos oiga” comentó
Doña Gabriela aceptó que vive con incertidumbre, pues una de las principales preocupaciones no es tener el título de propiedad de su terreno sino las fuertes lluvias que se presentan durante los meses de julio a noviembre, y dicha situación la comparte con otros vecinos.
Sin el servicio de
agua potable, drenaje, recolección de basura y electricidad, hasta ocho personas residen en lo que intentan ser viviendas fabricadas con pedazos de madera, fierro viejo, lonas o cartón. “Pues es mejor esto a no tener nada, humildemente tenemos un techo para dormir y cubrirnos de los rayos del sol, tienes que hacer milagros para que el dinero te alcance mientras que los gobiernos dicen gastar millones de pesos en obras y otras cosas, pero lo cierto es que no ven la verdadera realidad”
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