• Defienden la polémica escultura de Francisco Villa en Chihuahua, que fue denunciada ante la PGR por el INAH

CIUDAD DE MÉXICO.

“También la construcción de una pirámide de cristal en el Louvre o la creación del Centro Pompidou en París causaron polémica, estas obras siempre están envueltas en la polémica”, dice Carlos Carrera Robles, titular de la Coordinación de Proyectos Especiales del gobierno de Chihuahua, a quien correspondió coordinar el proyecto para erigir una escultura monumental de Francisco Villa en la ciudad de Hidalgo del Parral que terminó destruyendo una casona del siglo XIX, con antecedentes del siglo XVIII.

“Sí, sí soy el coordinador del proyecto, pero no sé quien dio la orden, yo no estuve al frente de esa decisión”, agrega el funcionario para justificar que la decisión de demoler las fincas donde sería levantada la escultura, no salió de su oficina: “evidentemente alguien tomó la decisión, yo no tengo información de cómo sucedió ese acontecimiento, no está en mi área de responsabilidad”. ¿De quién dependen entonces?, “los bienes dependen de la secretaría que tiene los bienes inmuebles”, ¿qué secretaría?, se le insiste, “la Secretaría de Hacienda”, responde. Carrera Robles afirma que la dependencia a cargo de Ramón Herrera Corral, en el gobierno estatal de César Duarte Jáquez, era la encargada del inmueble cuya destrucción ha sido denunciada penalmente ante la Procuraduría General de la República (PGR) por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) contra quien resulte responsable. De acuerdo con la dependencia federal, la destrucción se llevó a cabo “por la madrugada”, el 30 de abril pasado. Casi dos meses después, el 5 de julio pasado, el organismo informó sobre la denuncia presentada y procedió a “suspender” la colocación de la escultura ecuestre de Francisco Villa, una vez que se había realizado la destrucción y prácticamente había sido terminada la construcción del pedestal de 12 por cuatro metros y nueve metros de altura. Nada, dice el funcionario estatal, se realizó en la opacidad y el proyecto “se presentó de manera informal, hará como unos ocho o nueve meses, al INAH cuando se le hicieron algunos ajustes”. Gobierno pide reconstruir El gobierno de Chihuahua buscará hoy obtener los permisos del INAH para colocar la escultura de 14 metros, que junto con su pedestal alcanza los 24 metros de altura. Entre hoy y mañana, presentarán un nuevo proyecto ejecutivo. Carlos Carrera Robles, afirma que la única petición que se les ha hecho es la de reconstruir las casonas derribadas y acoplar entre las fincas restablecidas la efigie de bronce de Francisco  Villa. “Hay una decisión administrativa por parte del INAH y nosotros ya estamos en pláticas con ellos, desde hace mucho tiempo, yo personalmente he estado con la directora (María Teresa Franco) en un par de ocasiones; nos han solicitado una serie de requisitos y los estamos complementando para que finalmente sea aprobado, lo que nos han dicho es que si presentamos el proyecto arquitectónico de la finca que se tiene que reconstruir pues el proyecto puede seguir adelante”, afirma el funcionario estatal. Pero la dependencia federal no sólo ha denunciado la destrucción de las casonas de adobe, ubicadas en la calle de la Purísima, esquina con la Plaza Juárez, a sólo 70 metros de donde fue asesinado Villa, el 20 de julio de 1923, sino que también se opone a la erección de la escultura, debido a que su altura alteraría la visual de la ciudad minera.  “El gobierno del estado tiene que hacer lo que le corresponde hacer, cambiar la escultura no es una decisión que esté en mi responsabilidad, es de un grupo de gente que está impulsando el proyecto, es el gobierno del estado en coordinación con un comité que se formó”, agrega Carrera Robles. La autora de la obra, la escultora chihuahuense Lourdes Trevizo, piensa por su parte que el INAH debe cambiar su postura frente al proyecto. “No son fincas, son casas abandonadas, casas a punto de caerse, de colapsarse, la gente estaba cansada de ver tapias a su alrededor, si el INAH las quiere que las conserve pero que les dé mantenimiento, se trata de que Parral crezca y crezca bien, es una ciudad pequeña pero tiene que crecer, mucha gente piensa que el INAH debería dejar hacer los monumentos y más tratándose de donaciones”. Trevizo, quien cuenta con más de medio centenar de esculturas en diferentes municipios de su estado, dice que el proyecto para erigir la escultura surgió hace cinco años cuando el empresario Mario Vázquez Raña decidió donar la pieza. Ella presentó cinco maquetas y junto con el gobierno estatal decidieron elegir la de Francisco Villa como gobernador, vistiendo un y Sacarof, sobre uno de sus siete caballos favoritos: El Indio. La escultora afirma que nunca se escondió el proyecto y todo se hizo a la luz pública. “A todo mundo causó sensación, el INAH no supo de esto ayer, ni antier, supo desde hace cinco años”. Ella cree que no existe posibilidad de cambiar de lugar la pieza: “es una obra muy grande, Parral es chico, hay mucho alambrado, muchos cables en las calles y levantarlo para llevarlo a otro lado yo lo veo imposible, para ponerla en el pedestal son como 50 o 100 metros y necesitamos cuatro grúas, el caballo pesa 30 toneladas”. Trevizo fundió la escultura en un taller de Oaxtepec, de donde le fueron enviando las piezas a Parral. En total se trata de unos 780 fragmentos que deben ser unidos a manera de un rompecabezas que fueron unidos en unas bodegas contiguas al lugar donde sería colocada. El predio sería remodelado y se uniría a la actual Plaza Juárez, se trata de alrededor de cinco mil metros cuadrados, en los que ahora se buscará reconstruir el casco de las casonas demolidas con maquinaria pesada. La artista entregó la obra al gobierno estatal el mismo día que se suspendió su colocación. Piensa que la efigie puede ser un homenaje para Villa: “en Parral hay mucha gente villista, se realizan las Jornadas Villistas, una cabalgata que viene de Columbus a la que se van juntando todos, llega el 17 de julio, llegan de todos los municipios para darle honor a Francisco Villa, a un escultura que ya hay como de cinco metros, donde yo levanté mi escultura queda a una cuadra de donde mataron al general Villa, era volverlo a honrar, él se sentía parralense, en Durango era Doroteo Arango, en Parral era Francisco Villa”, concluye.