- Fue abierta la librería que lleva el nombre del autor de Oscura palabra, cuya familia advierte que no hay inéditos de su obra
VILLAHERMOSA, Tabasco.
“Un hermano no se olvida”, dice Delfidia Becerra, una de las tres hermanas del poeta tabasqueño José Carlos Becerra (1936-1970), quien les dejó “recuerdos imborrables” en su corta vida: 34 años.
Su familia lo recordamos con mucho cariño. Cada 27 de mayo, día de su fallecimiento, le llevamos flores a su tumba y le mandamos a decir su misa”, cuenta en entrevista vía telefónica desde la pequeña papelería que atiende en el centro de esta ciudad, negocio familiar que le impidió acudir ayer a la inauguración de la Librería José Carlos Becerra.
Ubicada dentro del Centro de Investigaciones de la Cultura Olmeca y Maya, esta librería es la séptima que abre el sello Fondo de Cultura Económica (FCE) en la presente administración y fue el detonante para rehabilitar, con una inversión de casi 14 millones de pesos, este espacio. En una ceremonia presidida por el gobernador de la entidad, Arturo Núñez, y el director del FCE, José Carreño, se cortó el listón del recinto que exhibirá 18 mil 700 títulos y 30 mil ejemplares de más de 200 editoriales.
Era un niño muy alegre, inteligente, inquieto, desde chico le gustaban los libros”, recuerda Delfidia, quien dice que lo único que conserva la familia de José Carlos son las cartas que les enviaba desde Europa. Toda su obra está publicada. Que yo sepa no hay inéditos. Sólo las cartas. No sé cuántas son y por lo pronto no hay planes de publicarlas.”
RECREAN AL BARDO
La fotografía del poeta José Carlos Becerra (1936-1970) luce en uno de los muros de la nueva librería que lleva su nombre, flanqueada por las imágenes de escritores de la talla del Nobel de Literatura Octavio Paz, Rosario Castellanos, Elena Poniatowska y Carlos Fuentes.
“Como unos de los grandes de las letras mexicanas”, así desean sus paisanos ver y recordar al autor de
Oscura palabra, poemario publicado por Juan José Arreola en 1965, y
Relación de los hechos (1967) al bardo fallecido en Brindisi, Italia, en un accidente automovilístico que truncó su carrera literaria.
Aunque no pudo estar presente ayer en la inauguración oficial de la Librería del Fondo José Carlos Becerra, Delfidia Becerra anticipó en entrevista que le da mucho gusto que un recinto cultural lleve el nombre de su hermano mayor, “para que no lo olviden los jóvenes”.
“Fuimos cinco hermanos: tres mujeres que aún vivimos, él, que fue el mayor, y un varón que murió a los seis meses de edad. Una hermana vive en la Ciudad de México, y dos estamos aquí. Todas lo recordamos siempre.
“Desgraciadamente, la casa donde vivió de chico ya no existe. Estaba en la calle Juárez, en el centro de la ciudad. No tenemos un museo en su memoria. Ojalá algún día se pueda crear algo que lo haga más presente en las nuevas generaciones. Por eso esta librería es importante”, agrega.
Al ritmo de la marimba, unas 200 personas presenciaron la apertura del recinto librero que exhibió de manera destacada el título de la antología
El otoño recorre las islas (Era), de Becerra, con prólogo de Octavio Paz, que acaba de ser reeditado.
Y después, los visitantes se perdieron por los estantes, motivados por el descuento de 30 por ciento, en busca de libros. Se encontraron con una temática diversa: narrativa iberoamericana y universal, economía, pedagogía, literatura juvenil, ciencias sociales, ciencia, periodismo y crónica, política y derecho, administración, sociología, género, filosofía, historia, antropología, poesía, arquitectura, interiorismo e historia del arte.
En medio de la librería, momentos antes de su apertura, Jorge Priego, estudioso de la obra del ganador de las becas del Centro Mexicano de Escritores y de la Fundación Guggenheim (1969), evocó que el poeta empezó escribiendo cuentos.
“José Carlos tenía una obsesión con los ahogados, porque le dedicó dos de sus cuentos a este tema. Yo creo que de niño vio uno en el río Grijalva y se quedó impresionado por el color que les queda en la piel. Eso aquí pasa seguido”, comentó.
El director del Archivo Histórico del Poder Ejecutivo de la entidad explicó que, desafortunadamente, nadie se ha dado a la tarea de buscar en los acervos locales los escritos de Becerra.
“Yo tuve la curiosidad de copiar algunos de sus cuentos publicados de manera dispersa, como
El diluvio,
La cicatriz,
¿A dónde vas, Juan Manuel?,
El verano perdido,
La hora decisiva y
El ahogado, además de algunos de sus artículos.
“Nunca tuve gran amistad con él, pero nos conocíamos bien. Era sólo cuatro años mayor que yo. Desafortunadamente, la única vez que platicamos varias horas fue cuando vino antes de irse a Europa. Me dijo que a su regreso me buscaría, pues yo tenía información de cosas de Tabasco que le interesaban. Pero ya no volvió”, señala.
Los recuerdos de Priego fueron interrumpidos cuando tuvo que acudir a la ceremonia a evocar la semblanza del poeta.
En el acto, José Carreño, director del FCE, comentó que esta nueva librería ilustra la idea del sello paraestatal de que estos recintos “tengan vocación de centros culturales y hospitalarios, donde tengan lugar el debate y la creación de las ideas”.
Enfrente de la librería, se inauguró también la cafetería Cafeto que, en alianza con el DIF estatal, se ha propuesto incluir entre su personal de trabajo a jóvenes con síndrome de Down.
“Es un proyecto generoso y noble, de inclusión e igualdad de oportunidades que da un sello especial a la librería”, concluyó Carreño ante un público que portó sus mejores guayaberas y blusas bordadas.