La lingüista Ana Kondik realizó la traducción al tének del libro de Antoine de Saint-Exupéry; se trata de la primera versión a esta lengua CIUDAD DE MÉXICO. Fruto de su esfuerzo e interés personal, así como de
Fruto de su esfuerzo e interés personal, así como de sus casi 10 años de trabajo en comunidades indígenas, la lingüista Ana Kondik realizó la traducción al tének del libro “El Principito”, de Antoine de Saint-Exupéry, la cual presentó anoche.
Dicho idioma, también conocido como huasteco, es una variante de la lengua mayense que permanece viva en ciertas comunidades de San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla y Veracruz, estado último donde la traductora trabajó en la población de San Francisco, del municipio de Chontla. “El Principito” es una obra para todas las edades y géneros, que reafirma valores, habla del entendimiento de los que son diferentes y le da valor a lo importante, no a lo material. En la presentación realizada en la Casa de Francia en México se contó con la participación de la propia especialista, de Javier López Sánchez, director general del Inali, y Montserrat Balcorta Sobrino, del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (Cesmeca) de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach). Los participantes mencionaron que “An Chikam Principe”, en huasteco, que ya se puede comprar en librerías y otros puntos, cuenta con un tiraje de tres mil ejemplares, dos mil de los cuales regalará el Instituto Nacional de las Lenguas Indígenas (Inali) y unas tres decenas serán llevadas por la lingüista a la comunidad donde vivió. Durante su participación, Kondik explicó que decidió la traducción de la obra de origen francés porque le ha gustado desde niña, por el lenguaje simple, pero a la vez de profunda filosofía que utiliza y por su brevedad. La especialista de las universidades de Lyon 2 y de Sidney narró algunas de las situaciones que se presentaron durante la traducción, como el que no existe en tének la palabra que signifique “Príncipe” o que “Zorro” tiene otra acepción en huasteco. También dejó en claro el valor que tuvieron para este trabajo los habitantes de San Francisco Cirila Santos Santiago y Telésforo Amelio Del Ángel Domínguez, por lo que aparecen como co traductores de la obra. También puso en relieve que se trata de la primera traducción a esta lengua originaria de una obra de la literatura universal, si se exceptúa “La Biblia”, y dijo que primero la tradujo para sí misma, luego la consultó a la población y posteriormente la propuso para su publicación al Inali. En su oportunidad, Javier López Sánchez refirió que conforme a los datos disponibles en el país existen 166 mil hablantes del tének de los cuales 13 mil son monolingües, y valoró el poder de la traducción porque permite el diálogo y el encuentro con los otros.