Una exposición del artista español retoma el episodio ocurrido en la Plaza de las Tres Culturas en 1968 CIUDAD DE MÉXICO. El textil como decodificador de la historia. Ésta es la propuesta de una de las tres o
Artesanos oaxaqueños tejen una alfombra de gran tamaño que reproduce un plano militar que señala la ubicación de los francotiradores y la dirección de sus disparos contra los estudiantes que protestaban aquel 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Esa pequeña hoja, que fue encontrada entre los papeles del general Marcelino García Barragán –entonces secretario de Defensa Nacional– y entregada por su familia al periodista Julio Scherer, se convierte en “una alfombra que se puede pisar”, un textil que “puede viajar para contar esta historia”, comentó el artista. El licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid presenta en la SAPS la muestra Hoy también fue un día soleado que, además del textil que se tejerá in situ durante seis meses, integra la escultura monumental Estudiante y un video de 12 minutos que muestra los pasillos y escaleras del edificio Chihuahua, iluminados con luces de bengala, evocando el momento en que se dio la orden de ataque al Batallón Olimpia. La escultura blanca de 5.16 metros de altura, un centímetro menor que el David de Miguel Ángel, reproduce en resina acrílica, a un estudiante aprehendido durante los sucesos de Tlatelolco, como aparecieron en las fotografías: “humillados, pues eran obligados a bajarse los pantalones para ver que no portaran armas, con las manos juntas y la frente recargadas en la pared. Permanecían así durante horas”, detalló el escultor quien desea exponer el punto de vista de quienes perdieron. “La figura del estudiante que ha sido olvidada. Un ser indefenso, pacífico, que sólo reclamaba libertad. Lo hice de color blanco, porque es el material de los fantasmas, de lo puro”, comentó. El curador invitado Gerardo Mosquera señaló que “la historia es el gran tema de Sánchez Castillo, intenta mostrar cómo ésta es construida desde el poder. Desarrolla, a menudo con humor, una crítica radical del discurso monumentario para desarticular sus operaciones de poder”. El visitante a la exposición podrá apreciar, antes de entrar a la SAPS, las imágenes que pintó el argentino Ramiro Chaves (1979) sobre la fachada del inmueble, como parte de su proyecto Crótalos, que está relacionado a la fenomenología del uso de la X en la arquitectura, el lenguaje y la simbología mexicanas, desde las culturas prehispánicas hasta las contemporáneas. El título proviene de la repetición del término ‘crótalos’ en los textos del escritor y antropólogo yucateco José Díaz Bolio, estudioso de la geometría de los mayas, quien descubre el uso constante de una imagen formada por una X y un diamante. El cineasta y fotógrafo inspira también su mural en las ideas estéticas de otros dos intelectuales: el arquitecto yucateco Manuel Amábilis, que desarrolló un estilo neo-maya en obras de espacios públicos como bibliotecas, y en Adolfo Best Maugard, quien implementó un método de dibujo en las escuelas primarias mexicanas entre 1921 y 1924. “Sus ideas siguen vivas y vigentes en la historia contemporánea del país. La serpiente, la espiral, las figuras un tanto naïf, son vistas a distancia con criterios diferentes”, añadió el artista. Ambas propuestas pueden apreciarse en la SAPS, ubicada en Tres Picos 29, Polanco.El textil como decodificador de la historia. Ésta es la propuesta de una de las tres obras del artista español Fernando Sánchez Castillo (1970), basadas en documentos reales de la matanza estudiantil de 1968, que se exhiben en la Sala de Arte Público Siqueiros (SAPS).