A pesar de que el atentado reportado en Tabachines se trató de un delito de alto impacto, el presunto propietario de la unidad rafagueada, se llevó de la escena del crimen el automóvil como si de un accidente de tránsito se hubiese tratado

La Paz, Baja California Sur.-El pasado domingo la ciudad capital registró diversos reportes de crímenes de alto impacto, los cuales provocaron considerables movilizaciones de elementos de las corporaciones de que integran el Grupo de Coordinación de Seguridad del Estado. Una vez que los agentes realizaron su trabajo, así como los reporteros de la fuente policiaca cumplimos con nuestro deber de acudir al llamado de la noticia, es momento de hacer análisis y cuestionamientos sobre estos acontecimientos. A más de 24 horas de haberse reportado el tiroteo en la colonia Tabachines, quedan algunas interrogantes sobre la mesa. Principalmente el actuar de los elementos que estuvieron en la escena del crimen, puesto que a pesar de que había un vehículo rafagueado, con diversos impactos de bala, el presunto propietario del Sentra color negro, se lo llevó de la escena del crimen, como si de un accidente de tránsito se tratara. En la experiencia que existe en torno a estos acontecimientos de alto impacto, en los que confirma que hubo detonaciones de armas de fuego, las diligencias e investigaciones suelen tomar más tiempo, hasta más de  cuatro horas se han tenido escenas del crimen cercadas con la famosa y clásica cinta amarilla de “precaución”. Unas de las versiones en torno a este atentado apuntan a que el vehículo marca Nissan, línea Sentra, color negro que recibió los impactos de bala en las calles Pichilingue y San José, era propiedad de un ex elemento de la Policía Municipal, y ahora agente de la Secretaría de Salud, llamado Juan Manuel Torres Geraldo. Supuestamente, los agentes del Ministerio Público que acudieron al lugar de los hechos, no levantaron el Informe Policial Homologado, sin embargo, esto no ha sido confirmado por las autoridades de la Procuraduría. Lo que sí es un hecho constatado, es que el vehículo fue retirado de la escena, conducido por el hijo del presunto propietario de la unidad, como si hubiese sido un hecho del fuero común, que no ameritara mayores indagaciones o diligencias de las autoridades correspondientes.

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