Francisco dijo que el Estado no debería obligar a los católicos a celebrar uniones homosexuales si van en contra de sus principios ROMA. Los funcionarios católicos no deberían estar obligados a celebrar uniones
Los funcionarios católicos no deberían estar obligados a celebrar uniones civiles entre personas del mismo sexo, señaló ayer el papa Francisco en su primera reacción sobre una nueva ley aprobada en Italia la semana pasada.
“Una vez que se aprueba una ley, el Estado debería ser respetuoso de las conciencias. La objeción de conciencia debe ser posible en todas las jurisdicciones legales, porque es un derecho humano”, señala el Papa en una entrevista con el periódico católico La Croix. Las declaraciones, que coinciden con el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, que se celebró ayer, se suman a una serie de comentarios que el religioso ha realizado respecto de la homosexualidad. En su visita a Estados Unidos el año pasado, Francisco se reunió con Kim Davis, una funcionaria del Registro Civil de Kentucky que estuvo en la cárcel por negarse a registrar bodas gays debido a sus creencias religiosas. Durante ese mismo viaje recibió también en audiencia a un hombre homosexual y a su pareja. En 2013 generó mucho revuelo la frase que pronunció cuando dijo: “quién soy yo para juzgar” a los homosexuales. Y este año se negó a apoyar públicamente una campaña contra la ley de uniones homosexuales en Italia. Sin embargo, siempre ha defendido que para la Iglesia católica la única familia reconocida es la formada por heterosexuales. Los obispos italianos fueron más claros en su censura a la nueva ley italiana, aprobada por el Parlamento el 11 de mayo después de casi tres años de debates. El cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), dijo en un discurso ayer que “es incomprensible por qué se dedica tanto énfasis y energía” a una causa que no es urgente. Condena a trepadores en la iglesia El Papa también advirtió de la ambición del dinero y el poder, así como la “tentación mundana” de quienes buscan destruir al otro “para trepar”, todas situaciones que “dividen y destruyen” a la Iglesia. Francisco volvió a cargar contra los malos hábitos dentro de las estructuras eclesiásticas, luego de que el lunes pidió ante obispos italianos que los sacerdotes vivan de manera sobria y eviten convertirse en burócratas. “Es algo que todos conocemos, todos. Sucede hoy en toda institución de la Iglesia: parroquias, colegios, otras instituciones, también en los obispados (...) todos. Es lo que quiere el espíritu del mundo, que es espíritu de riqueza, vanidad y orgullo”, agregó. Aseguró que todos están tentados a destruir a los demás para trepar. Pero ese no es “el espíritu de Jesús”, recalcó.