El grafitero, junto con obra de Andy Warhol, busca robarle público a Rembrandt y a Vincent van Gogh AMSTERDAM. El Museo de Arte Moderno Contemporáneo (MOCO) abrió sus puertas a escasos metros de las dos pinacot
El Museo de Arte Moderno Contemporáneo (MOCO) abrió sus puertas a escasos metros de las dos pinacotecas más conocidas de Ámsterdam, el Rijksmuseum y el Van Gogh, con dos exposiciones dedicadas a Banksy y Warhol, un recorrido por el que ayer acompañó a la prensa su promotora y copropietaria, Kim Logchies.
Por la acera del nuevo museo transitan cada día miles de turistas en busca de exposiciones de arte. Antiguamente era un bufete de abogados y su tamaño, en comparación con las pinacotecas que tiene alrededor, es minúsculo. A falta de espacio, el MOCO utiliza como reclamos dos grandes banderolas con los nombres de sus dos artistas inaugurales: Banksy y Warhol. La leyenda británica del arte callejero y el mayor exponente del arte pop, juntos en un museo.“La gente conoce más a Banksy por sus trabajos en el exterior, pero él también hace piezas de arte para interiores. Obtuvimos sus trabajos a través de seis coleccionistas privados que adquirieron sus piezas en sus shows de Bristol y Los Ángeles”, explica promotora y copropietaria del MOCO, Kim Logchies.Dividido en dos pisos, la planta baja acoge decenas de obras de Banksy. Está por ejemplo la icónica Niña con el globo, en la que una pequeña deja escapar un globo rojo con forma de corazón. “Es poético, dulce y femenino, algo no muy común en el arte callejero, el cual suele ser mayoritariamente masculino”, dice Logchies. Esta pintura comparte sala con Beanfield, la pintura de 3x4 metros en la que cinco policías antidisturbios corren por un campo de margaritas mientras dos de ellos se agarran de la mano. “Banksy manda el mensaje de que no hay que creer que cualquier persona que lleve un uniforme es más seria que tú”, indica la promotora del museo. No sólo de pinturas vive la leyenda del arte callejero. Uno de los trabajos expuestos es El cardenal pecado, una escultura que retrata un busto de un cura con la cara pixelada, una obra-denuncia de los casos de pederastia en la Iglesia. “Banksy aquí dice que los criminales reales son en realidad gente que está a cargo y tiene poder. Lo hace de una manera simple y fuerte, pero a la vez poética”, indica. En la planta baja se pueden disfrutar los trabajos de Warhol, entre los que se encuentran sus icónicos retratos de figuras como Kate Moss, Marilyn Monroe o Mao Tse Tung. Según Logchies, la combinación del promotor del arte pop con Banksy atrae a un público muy variado. “A menudo vienen familias enteras porque los padres tienen interés en ver a Warhol y los hijos prefieren a Banksy, algunos de ellos hasta tienen tatuajes de sus grafitis”, señala Logchies. A finales de julio el MOCO abrirá una exposición dedicada a Salvador Dalí. “Nuestra idea es mezclar siempre un nombre reconocido con un artista joven. Estamos muy abiertos a gente dinámica e innovadora”, explica Logchies. El museo también ofrece la posibilidad de comprar algunas de las obras de Banksy. “Son originales y están a la venta. Algunos de ellos valían 20 o 30 euros hace años, pero hoy cuestan miles de euros. Los jóvenes que vengan puede así invertir en arte y convertirse en colectores privados”, estima Logchies. La promotora rechaza la idea de competir directamente con las pinacotecas más consolidadas y reconocidas de la ciudad. “Si quieres ver a Rembrandt, ve al Rijksmuseum, pero creo que el arte contemporáneo sirve más para sentir y entender lo qué está pasando hoy en el mundo”. Preguntada ante el secreto de triunfar en el arte moderno, Logchies responde tajante: “Tienes que hacer algo único, que nadie haya hecho antes. Puede ser político, reflejar belleza o furia, pero debe ser fuerte y expresarse de una manera que consiga que la gente se adhiera a tu mensaje”.