- Los murales de Harlem del Este parecen contar la historia de este barrio y mezclarse con su tejido social
NUEVA YORK
Harlem del Este es probablemente el vecindario con el mayor número de murales por metro cuadrado en todo Nueva York, y sus obras reflejan el carácter cosmopolita y cambiante de uno de los barrios con mayor tradición latina de la ciudad.
A diferencia de los murales y grafitis de Bushwick, en el condado de Brooklyn, uno de los vecindarios con mayor número de piezas de arte público en el mundo, los murales de Harlem del Este parecen contar la historia de este barrio y mezclarse con su tejido social.
Tal como las obras de los grandes muralistas mexicanos de mediados del siglo XX, en los murales de Harlem del Este se vislumbra el compromiso político y social de sus creadores.
De las imágenes que evocan una herencia puertorriqueña a murales con temáticas mexicanas, ahora los temas de estas obras de arte público reflejan la mezcla con afroamericanos y anglosajones, que son ya parte integral del vecindario.
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En pocos de los murales el vínculo entre comunidad y arte público es más claro que en la obra El Espíritu de Harlem del Este, creado en 1978 para celebrar la herencia puertorriqueña del barrio y que muestra a una serie de personajes en las calles, varios de ellos jugando dominó.
Elaborado por el artista Hank Prussing, el mural ha sido objeto de varias renovaciones y se ha erigido como el epicentro de Harlem del Este como una galería que se extiende por varias calles, a partir de la 100 hasta la 116, al menos, y desde la tercera avenida hasta Park.
Harlem del Este fue un barrio poblado a finales del siglo XIX por inmigrantes italianos, y décadas más tarde, a partir de 1930, fue ocupado por familias procedentes de Puerto Rico, lo que le ganó el sobrenombre de “El Barrio”, como también se le conoce.
Debido a su claro carácter hispano, su música y su cultura, el vecindario se convirtió desde finales de los 90 en polo de atracción natural de los migrantes mexicanos y es ahora uno de los principales enclaves de la ciudad para los recién llegados de México.
Los murales ahora incluyen a Frida Kahlo, figuras inspiradas en el México prehispánico, aves y animales de los trópicos y personajes de tez oscura o rasgos indígenas. Varias han sido realizados en las últimas décadas, aunque la mayoría son parte de un esfuerzo reciente.
El esfuerzo ha sido impulsado tanto por los residentes del vecindario como por iniciativas de arte público y urbano, como la que encabeza el organismo civil CITYarts, que financia piezas en espacio abiertos.
Asimismo, la restauración y creación de piezas ha sido promovida por el organismo La Respuesta, impulsor de la cultura de Puerto Rico en Nueva York, y de su iniciativa “Los Muros hablan”.
Melissa Mark-Viverito, actual líder del Concejo de Nueva York y residente de Harlem del Este, afirmó en uno de los actos de “Los Muros hablan”, que los murales son ya parte esencial de este vecindario.
“Sin los murales perderíamos lo que hace a el barrio ‘El Barrio'. Nuestros edificios históricamente han servido como lienzo. Son nuestra sangre vital y reflejan cómo contamos nuestra historia”, aseguró Mark-Viverito.