El artista interviene la casa del arquitecto mexicano con una muestra que no exhibe las obras, sino que las esconde en gavetas, cajones y armarios CIUDAD DE MÉXICO. Una faceta importante de la obra de arte es s
Una faceta importante de la obra de arte es su momento de exhibición, que generalmente sucede dentro de un cubo blanco. Iñaki Bonillas se dio a la tarea de invertir este proceso, guardando las piezas dentro de gavetas, cajones, armarios y otros recovecos para su exposición Secretos, que alberga Casa Barragán, curada por Eugenia Braniff.
La muestra es la segunda entrega del programa Estancia FEMSA, que tiene como propósito que artistas y curadores accedan a la colección FEMSA y trabajen en la casa para mantener un diálogo desde el presente con los presupuestos arquitectónicos y la cosmovisión del arquitecto tapatío. El visitante podrá escoger entre dos formas de hacer el recorrido, una en la que el guía le explica los sitios donde se esconden las obras, y otra en la que transita libremente por el recinto, abriendo a su gusto puertas y cajones para descubrir los objetos ocultos a su propio ritmo. La exposición está compuesta por 50 piezas, desde pinturas monumentales, hasta pequeños objetos. El lugar que ocupan las obras no es arbitrario, ya que mantienen un diálogo directo con el sitio en donde están escondidas; algunas se encuentran en espacios que regularmente no están abiertos al público. En el mapa de los secretos creado por Bonillas se pueden observar objetos usados, los cuales compró en casas de antigüedades de la Ciudad de México. Otras piezas fueron manufacturadas por el propio artista. Conforme el visitante va reconociendo las obras se da cuenta que la exposición tiene un gran número de citas y comentarios a otros artistas como Marcel Broodthaers, Marcel Duchamp, Hans Haacke, Man Ray, Lucio Fontana, entre otros. Bonillas explica que el campo de exploración de Secretos no es la apropiación, aunque ciertamente trabajar con el archivo de Barragán y con sus propias referencias como artista ya es una suerte de colaboración. “Alguna vez un fotógrafo describiendo el trabajo que yo hacía con el archivo fotográfico familiar, lo describía en términos de porcentaje diciendo que mi abuelo había hecho el 90% de la colaboración y que mi trabajo era sólo el 10%, aquí podría suceder lo mismo donde Barragán hizo el 99% y yo sólo el 1%. Respondo de manera literal a lo que sucede en la propia casa, a lo que ya había hecho Barragán, que era jugar con las estrategias del mundo del arte, fue un ladrón profesional que se robó ideas de todos lados”, explica. En la muestra también hay una relación estrecha con la poesía. La hoja de sala no fue escrita por la curadora, como normalmente sucede, en su lugar se colocó el texto A un secreto muy secreto del poeta y dramaturgo del Siglo de Oro español Lope de Vega. “Queríamos un texto que dijera y no dijera lo que queríamos mantener oculto y encontramos este poema que parecería casi como si se lo hubiéramos comisionado. Al final dice Lope de Vega ‘mucho digo y mucho callo, / y ahora solo pretendo / que leaís este papel / para obligaros de nuevo / a que el secreto paséis / desde los labios al pecho; / que de la boca al oído / está a peligro un secreto’. Así que por último dice Lope de Vega que traten de mantener el secreto de esta exposición para que los próximos visitantes se puedan sorprender si es que hay algo de qué sorprenderse”, detalla Bonillas.