La apertura oficial de La Titería, en Coyoacán, se convirtió ayer en un foro en donde se plantearon exigencias específicas a la autoridad cultural En la Ciudad de México “es más fácil abrir un antro o un pro
“Los pequeños teatros de esta ciudad operan bajo la Ley de Establecimientos Mercantiles que los persigue. ¡Qué lástima que no vinieron los asambleístas de la Comisión de Cultura (que encabeza Abril Trujillo, del Partido Encuentro Social –PES-)! Yo creo que éste es el momento de sacar a los espacios escénicos, menores a 300 butacas, de esa ley y proyectar, al contrario, una ley de protección a estos espacios cuya vida de por sí es complicadísima y que están permanentemente amenazados”, agregó.Ahí estaban escuchando la petición Antonio Crestani, director de Vinculación Cultural, quien asistió en representación del secretario de Cultura, Rafael Tovar; Eduardo Vázquez, secretario de Cultura de la ciudad, y Hugo Barrios, titular de Cultura de la delegación Coyoacán, quienes antes habían aprovechado la ocasión para comprometerse “a seguir apoyando” al naciente espacio, creado por la reconocida compañía Marionetas de la Esquina, a partir de un esfuerzo mayormente independiente. Antes, la dramaturga Berta Hiriart había lamentado en la misma mesa de inauguración que si la cultura en México es de las áreas más golpeadas económicamente, la dedicada a los niños y los jóvenes “está en el último de los lugares”. Pero la crítica estaba enfocada en un problema mayor que han señalado los dueños de espacios culturales y que pocas autoridades han estado dispuestas a resolver. La Ley de Establecimientos Mercantiles dispone en el Artículo 19 de su Capítulo I sobre “los giros de impacto vecinal” que tienen la misma condición “I. Salones de Fiestas; II. Restaurantes; III. Establecimientos de Hospedaje; IV. Clubes Privados; y V. Salas de cine con o sin venta de bebidas alcohólicas, teatros y auditorios.” Según Eduardo Vázquez, quien desconoce el número exacto de espacios independientes que han surgido en la Ciudad de México, la secretaría a su cargo ya trabaja con la Comisión de Cultura de la Asamblea Legislativa “en una iniciativa para reglamentar, por ejemplo, el impuesto al espectáculo y aplicar un subsidio a todos estos espacios con criterios de butacas y del precio de entrada; por lo pronto, desde la Secretaría trabajamos con la Tesorería en apoyar estos espacios para aplicarle el subsidio y por lo menos que no tengan que pagar estos impuesto sobre el espectáculo”. Compromiso La construcción de La Titería. Casa de las Marionetas comenzó en junio de 2012, pero las gestiones iniciaron mucho antes. Lograr el cambio de uso de suelo como centro cultural requirió de seis años; la construcción, sólo dos. La primera fase inició con un apoyo dividido entre cuatro subsidiarios: dos millones 400 mil pesos otorgados por el antiguo Conaculta, hoy Secretaría de Cultura, a través del PAICE (Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados); 800 mil pesos por parte de la Secretaría de Cultura local, un millón de la delegación Coyoacán y 624 mil 467 pesos por parte de la Fundación La Titería. En 2014 inició la segunda fase, en la que ya no se solicitaron recursos a las autoridades de la ciudad sino sólo a las federales, por dos millones de pesos y dos millones más de la Fundación, provenientes sobre todo de donaciones particulares y recursos propios de la compañía. En la inauguración del espacio, tanto Crestani como Vázquez se comprometieron a seguir apoyando el que dijeron será “un lugar de encuentro y un referente para la ciudad”. Si bien las actividades en el espacio ya han iniciado, el trabajo sigue siendo arduo. Lourdes Pérez Gay, quien fundó con Lucio Espíndola hace 42 años Marionetas de la Esquina, dijo que aún hay detalles por mejorar en el primer centro cultural en México dedicado enteramente al teatro de títeres. “En cuanto lleguen las lluvias esto se nos va a mojar, pues no hemos tenido dinero para impermeabilizar; en el taller caminamos aún entre el polvo. El piso falta pintarlo. Bajo el escenario hay una bodega y no debe haberla, pero no tenemos donde guardar. La telonería no es de la mejor calidad, las que tenemos brillan en la oscuridad. Las butacas son viejitas, fueron una donación del INBA, en fin”.