La Paz, Baja California Sur.- En tanto legisladores locales, federales y del mundo se han descerebrado en su intención de establecer leyes presumiblemente “duras”, para proteger y defender el Interés Superior de la Niñez, las autoridades han formulado el establecimiento de Convenciones, Asambleas, Declaraciones y una serie de eventos estatales, nacionales e internacionales para adoptar acuerdos comunes que al parecer, pese a los esfuerzos que presumiblemente realizan, no encuentran la pista de aterrizaje. Aunado a lo anterior, por supuesto que hay que agregar la insigne participación de los clérigos que desde el más alto de los púlpitos se persignan ante las atrocidades que cotidianamente acontecen en contra de estos indefensos seres. Precisamente en un afán de dejar en entredicho el papeleo y palabrería, el análisis de hoy al respecto, hace referencia tácitamente al establecimiento de El Día del Niño y al Trabajo y Explotación Infantil, que según expertos en el tema se calcula que nada más y nada menos 85 millones de niños y niñas en todo el mundo, se exponen a alguna de las peores formas de trabajo infantil. Cuyos trabajos, son considerados mental, física y moralmente peligrosos para su bienestar y que por ende, les impiden, además, disfrutar de su derecho a la educación. Por supuesto que en esta entrega y con motivo de acercarse el “Día del Niño” tampoco se puede soslayar que en lo que corresponde a nuestro país, México, más de 3 millones de niños, niñas y adolescentes entre los 5 y 17 años de edad, también están trabajando y para lo cual, no hay que dejar de anotar que inclusive, ya permea en el ánimo de todos que el 12 de Junio, se considerado como “El Día Mundial Contra el Trabajo Infantil”. Todo lo anterior, sin descartar que “El 30 de Abril, Día del Niño” surgió bajo una sombría historia, toda vez que su origen fue justamente la Primera Guerra Mundial. Y para ello hay que tomar en cuenta los datos que existen en los archivos de México, donde se define que El día del Niño fue instaurado el 8 de mayo de 1916 en la ciudad de Tantoyuca, Veracruz. Sin embargo, el 30 de abril de 1924, tras firmarse la “Declaración de Ginebra”, siendo presidente de la República Álvaro Obregón, se establece el 30 de Abril como la fecha oficial para celebrar el Día del Niño, con lo cual México se sumó a la Convención de Ginebra, para velar por el bienestar de la infancia, el cual se había visto vulnerado tras la Primera Guerra Mundial. Ahora bien, muy a pesar de ello, es decir de que han transcurrido ya más de 90 años de la adopción de estos acuerdos, pareciera que la inocencia de legisladores, autoridades oficiales y jerarcas clericales, ha permeado por encima de la inocencia de los niños cuando ni unos ni otros han puesto en el camino de los hechos su verdadera preocupación por cumplir, o hacer que se cumplan los acuerdos y compromisos adquiridos, respecto a los derechos que les deben ser reconocidos a todos los niños sin excepción alguna, ni distinción o discriminación, por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, y por ende a gozar de una seguridad social. Como tampoco han ponderado la importancia que reviste el hecho tipificado en leyes respecto a que el niño deberá gozar de una protección especial, que dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad, donde se ratifica que la promulgación de estas leyes, es con el único e indeclinable fin de “atender el Interés Superior del Niño”. (Continuará).

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